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Así cambia la seguridad del juguete en Europa: claves del nuevo reglamento

El año pasado se registraron más de 4.000 alertas de productos peligrosos, la cifra más alta desde que el sistema existe en 2003

Juguetes sexistas Navidad

El comercio electrónico ha transformado la forma en que compramos juguetes. También ha abierto una vía de entrada masiva de productos que no cumplen las normas europeas de seguridad. Según el informe anual de Safety Gate publicado por la Comisión Europea en abril de 2025, el año pasado se registraron más de 4.000 alertas de productos peligrosos, la cifra más alta desde que el sistema existe en 2003. Los juguetes ocupan el segundo lugar entre las categorías más notificadas, con un 15% de las alertas, solo por detrás de los cosméticos.

Es en este contexto donde debe leerse el nuevo reglamento europeo sobre seguridad de los juguetes, que sustituye a la Directiva 2009/48/CE y que supone un avance decisivo en la protección de los menores. Esta norma, de aplicación directa y uniforme en toda la UE, elimina las diferencias nacionales entre los estados miembros y refuerza la vigilancia sobre la venta de juguetes, especialmente en plataformas online gestionadas por vendedores fuera de la UE.

Para la industria española, el nuevo marco supone revisar materiales, actualizar procesos de fabricación y digitalizar la trazabilidad de sus productos. Pero antes de valorar el impacto, conviene examinar qué cambia exactamente con esta norma.

Uno de los ejes centrales del reglamento es el endurecimiento de las restricciones sobre sustancias químicas en los juguetes. El nuevo marco prohíbe automáticamente cualquier sustancia que sea clasificada como peligrosa, extendiendo el veto a las sustancias especialmente dañinas para la salud infantil. Entre ellas, se incluyen las que pueden afectar al desarrollo, al equilibrio hormonal, a la respiración o compuestos como los PFAS y los bisfenoles.

El reglamento también introduce obligaciones sin precedentes en seguridad digital y protección de datos. Los juguetes conectados a internet o radiocontrolados deberán cumplir estrictos requisitos de ciberseguridad y privacidad. Además, se exige que la evaluación de seguridad contemple el impacto en la salud mental de los niños. Del mismo modo, los juguetes que incorporen sistemas de inteligencia artificial como elementos de seguridad serán considerados “sistemas de alto riesgo”, según el Reglamento de Inteligencia Artificial de la UE.

Otro avance significativo es la inclusión de juguetes adaptados para menores con discapacidad física o cognitiva. La norma garantiza que estos juguetes modificados cumplan con los mismos altos estándares de seguridad.

Para hacer frente a los riesgos del comercio online, el reglamento incorpora dos mecanismos clave.

El primero es el Pasaporte Digital de Producto (DPP, por sus siglas en inglés), que centraliza toda la información relevante del juguete facilitando la trazabilidad y el acceso directo de las autoridades a los datos para agilizar controles y retiradas del mercado. El segundo es el refuerzo de la transparencia en las ventas online. Las plataformas deberán mostrar de forma visible la identidad del vendedor, el marcado CE, las advertencias y el enlace al pasaporte digital del producto.

El reglamento fue adoptado oficialmente el 13 de octubre de 2025 y entrará en vigor tras su publicación en el Diario Oficial de la UE. Las empresas dispondrán de un periodo transitorio de 54 meses para adaptar sus procesos. A partir de la fecha de aplicación, el cumplimiento será obligatorio para todos los operadores —fabricantes, importadores, distribuidores y plataformas online— que comercialicen juguetes en la Unión Europea. La adaptación exigirá revisar materiales, actualizar procesos y digitalizar la trazabilidad mediante el nuevo Pasaporte Digital de Producto, lo que implicará inversiones en tecnología y formación. La norma exige, además, que todo juguete cuente con un operador económico responsable en territorio comunitario, lo que nivela las condiciones frente a importaciones que hasta ahora eludían los controles.

El reglamento sienta las bases para un mercado más seguro y transparente que puede impulsar la innovación en el sector, favoreciendo el desarrollo de juguetes más seguros, conectados y adaptados a las necesidades de los consumidores. Las empresas que inviertan en tecnología y cumplan con la normativa podrán diferenciarse y acceder a nuevos mercados, reforzando la confianza de los consumidores.

Ahora bien, que este potencial se concrete dependerá de una aplicación coordinada entre autoridades europeas y nacionales, especialmente en la vigilancia del comercio electrónico transfronterizo. Solo así se garantizará que el esfuerzo en seguridad y transparencia realmente proteja a los menores y a las empresas que cumplen la ley.

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