Fernando Jesús Santiago (Gestores Administrativos): “Hemos sustituido la ‘burrocracia’ en papel por la ‘burrocracia’ digital”
El presidente de los gestores admnistrativos carga contra la cita previa: “Es una patada hacia adelante y una falacia; hay que poner gente suficiente para atender al ciudadano”

Fernando Jesús Santiago (Madrid, 1966) lleva una década al frente del Consejo General de Colegios de Gestores Administrativos de España y 15 años al timón del Colegio Oficial de Gestores Administrativos de Madrid (Icogam). Heredó la vocación de su padre, aunque no el despacho, que acabó en otras manos. “Hubo que empezar de cero para sacar a la familia adelante; desde entonces soy muy intransigente con el intrusismo”, confiesa Santiago en esta entrevista con CincoDías desde su gestoría Sarot, un despacho levantado a pulso en el que se siente el eco de aquel primer esfuerzo.
Fernando Santiago nos recibe en su despacho entre llamada y llamada, en un espacio que parece más un gabinete de curiosidades que una simple oficina. Allí conviven decenas de fotografías, una toga de la abogacía cubana, un capote del torero Morante de la Puebla y un busto solemne de Felipe VI. Cada objeto cuenta una historia y componen la personalidad de un hombre inquieto. Le apasiona su profesión. Disfruta ayudando a otros a levantar sus negocios y sostenerlos. Asesora a ciudadanos, autónomos y pymes con la misma dedicación, ya sea en el laberinto de trámites ante las distintas administraciones como en el desarrollo de sus actividades. Acumula 36 años de oficio y es puro nervio: duerme apenas tres horas al día. Los proyectos, asegura, los piensa siempre a largo plazo, “para que los termine otro”.
El presidente de los gestores dispara contra lo que considera “la burrocracia” que lastra a la Administración pública. Está convencido de que la nueva facturación electrónica, a través del sistema verifactu, servirá para sacar del tablero a más de un “golfo” del mercado. Ya lo advirtió en reciente encuentro organizado por TeamSystem, una compañía experta en digitalización de pymes y autónomos, en la que alertó sobre el impacto de las prácticas opacas. Con la nueva normativa, confía en que el mercado comience a expulsar por fin a los “piratas” que todavía navegan sin control.
Pregunta (P). Lidiar a diario con la Administración debe forjar el carácter. ¿Recuerda alguna anécdota que lo ilustre?
Respuesta (R). Año 1995-96. Llegué a la una y media a sellar unas cartas de pago por un asunto de transmisiones patrimoniales: vencía el plazo y estaban en juego varios millones de una multinacional hotelera que, por cierto, aún sigue en activo. A las dos dijeron que ya no atendían. Vino la Guardia Civil, los de seguridad... y acabaron sellándome el impreso. Ya empezaba por entonces a fallar la Administración. Esta sería solo una de las muchas anécdotas que he vivido después de 36 años...
P. Desde su experiencia, ¿cuáles son hoy los principales desafíos para un gestor administrativo?
R. Lo mismo de siempre, la burrocracia. Seguimos teniendo una burrocracia, con dos erres, brutal. Hemos sustituido la burrocracia en papel por la digital, que es peor, porque ahora hay brecha digital.
P. La pandemia por el covid institucionalizó la cita previa. ¿Qué impacto ha tenido en la ciudadanía y en el trabajo del gestor?
R. La cita previa es una patada hacia adelante y una falacia. El problema es que no hay funcionarios suficientes. Si solo puedo atender 100 expedientes diarios y me están entrando 200, tengo que poner gente para 200, porque si doy cita previa, ¿qué consigo?: acumular la cola en otro lugar, donde no se ve, se siente ni se padece y donde no se puede protestar. La cita previa es la vergüenza de la Administración pública española. En los ochenta se hicieron unos cambios de cercanía con el administrado que eran maravillosos. Había que esperar, pero no se protestaba. Ahora es que simplemente no atienden. Están colapsados.
Los funcionarios están desmotivados y, de los que no lo están, algunos te tratan mal. Los que intentan tratarte bien, no tienen capacidad. Están saturados y no llegan.
A nosotros nos trae trabajo, pero no nos viene bien. Porque cuando trabajas con alguien que querría haberlo solucionado en ventanilla y tiene que pagarte por tus servicios, acabas teniendo problemas.
Con la cita previa hay auténticas mafias; crean bots que las acaparan en cuestión de minutos y después las revenden
P. ¿Han detectado redes organizadas en torno al sistema de citas previas, como apuntan algunas denuncias?
R. Hay auténticas mafias. Algunos aprovechan el sistema creando bots informáticos que acaparan todas las citas disponibles en cuestión de minutos. Luego las revenden a un precio más alto que el de la propia gestión.
P. El próximo 1 de enero entrará en vigor Verifactu, el nuevo sistema de facturación electrónica. Muchos autónomos y micropymes (el 69% de autónomos y el 45% de micropymes, según un informe de TeamSystem) siguen utilizando papel y boli o Excel. ¿Cómo están acompañando los gestores esta transición digital?
R. En enero todavía va a haber gente que no esté obligada. Cuando se estableció este sistema en la Ley Crea y Crece, ya advertí de que acabarían prorrogando el plazo, como ha sucedido. Desde el punto de vista de ciudadano, algunas cosas me parecen una barbaridad.
Piensa en el pescadero que se levanta a las cuatro de la mañana y se va al Mercamadrid... Después de todo el día no le puedes pedir que haga un Verifactu. Pero desde el punto de vista profesional, como experto en fiscalidad, creo que al menos va a limpiar el mercado de mucho golfo, porque pasamos de una era pos-IVA a una era pre-IVA. Algunos les dicen a los clientes: “Tírate por la Castellana a 200 Km/hora y no te preocupes”. Y la multa no llega de inmediato, pero a los dos, tres o cuatro años, la Administración te va a encontrar y el asesor se habrá esfumado. Con este sistema ya no vale dar bajonazos y se va a acabar con el pirateo. También va a estabilizar los precios. Si se sabe aprovechar, viene una época dorada del asesor.
El sistema verifactu va a limpiar de mucho golfo el mercado; pasamos de una era pos-IVA a una era pre-IVA

P. ¿Qué nota pondría a la digitalización de la Administración española?
R. En cuanto a la posibilidad de presentar y tramitar telemáticamente, le pongo un diez. En cambio, a los procesos internos digitales, le pongo un cero. Las comunidades autónomas aprueban con un notable alto y los ayuntamientos suspenden en muchos casos. No están preparados, a muchos de ellos han tenido que sustituirles las diputaciones.
La Administración española saca un diez en cuanto a la telematización de los trámites, pero un cero en los procesos internos digitales
P. Tras adaptarse al salto digital, los gestores encaran ahora un nuevo reto: la inteligencia artificial. ¿Cómo la están integrando en su día a día? ¿Somos la envidia de Europa en este terreno?
R. Fuimos los primeros en digitalizarnos. En Europa, somos la envidia. Hemos ido tres veces ya a enseñar cómo se matricula un coche en 30 segundos... En las plantillas de nuestros colegios hay más informáticos que gestores. La inteligencia artificial es el medio perfecto para el profesional perfecto, una herramienta ideal que convierte a un generalista en especialista, pero no al revés. Por ejemplo, si tienes conocimientos de fiscalidad y te toca hacer una herencia de un piso, si haces bien el reparto, puedes liberar en más de un cuarenta por ciento los impuestos de una forma legal. Luego le puedes preguntar si quieres a la IA sobre la transmisión. Pero la inteligencia artificial no te va a dar pautas si no eres capaz de hacer un diágnostico de la situación. Muchas veces, el peligro para los clientes no está en lo que no conocen, sino en lo que creen conocer. Vienen con una idea preconcebida de algo que le han dicho en el bar de la esquina y que no era correcto. El buen gestor ofrece una atención personalizada. Además, la IA no es capaz del tener feeling. No puede reír o llorar con el cliente cuando tiene un problema. Y eso es muy importante.
La IA es una buena herramienta para el profesional perfecto, pero no puede llorar con el cliente cuando este tiene un problema
P. Los gestores tocan muchos palos, ¿qué formación se les exige?
R. Si perteneces a las antiguas licenciaturas o tienes un máster, lo que se denomina técnicamente Meces 3, puedes entrar por un examen que convocamos con el Ministerio de Transformación Digital. Los actuales grados pueden entrar directamente con un máster de gestión administrativa homologado por el Consejo General.
P. ¿Qué objetivos se ha marcado a corto o medio plazo con la profesión?
R. Yo trabajo a largo plazo, nunca a corto. Todos los proyectos están pensados y montados para que no los vea terminar como presidente. Lo que pasa es que luego mi renovación se alarga y acabo viéndolos. Los políticos de este país trabajan a corto y así nos va. Hay que trabajar en equipo, hay que dejar para que el que venga pueda continuar.
P. Desde la presidencia del Consejo y del Colegio de Madrid, ¿cómo lograr que la figura del gestor administrativo gane visibilidad?
R. Moviéndose, llamando a todos los sitios. Que nunca te valga un no por respuesta. Creo que soy un buen comercial y tengo un muy buen producto. Somos 6.500 profesionales en toda España y hay relevo generacional.
P. Están peleando porque se les admita en determinados procesos laborales en los juzgados...
R. Somos la profesión que más nóminas, contratos y seguros hace de España. Deberíamos poder acudir a la vía laboral de forma profesional, como abogados que muchos somos.
P. ¿A qué puertas le ha resultado más difícil llamar?
R. Todo lo relacionado con Ministerio del Interior es muy complicado. La policía es muy desconfiada. Menos con la Dirección General de Tráfico (DGT), pero este es un organismo autónomo. De las actuales, la que me resulta más complicada Madrid Digital.
P. Su forma de vestir es inconfundible. ¿Diría que ese estilo forma parte de su marca personal?
R. Me viste Félix Ramiro, un diseñador de moda del que soy muy amigo. Pienso que el presidente lo es las 24 horas del día. No hay que tener vergüenza en este mundo y hay que saber defender todo. ¿Por qué no se puede llevar un traje amarillo, un traje verde, un traje azul o un traje rosa?
P. He leído que es piloto de drones y patrón de embarcaciones, ¿qué le han enseñado estas aficiones para aplicar en su día a día?
R. Piloto de drones me hice durante la pandemia. Soy puro nervio y, en los momentos de tensión, necesito tranquilidad. Estudiar el funcionamiento y el manejo de un dron me ha servido para asentarme más todavía en los momentos de tranquilidad. Un piloto tiene que ir tranquilo en todo momento. El tema del barco es diferente. Me escapo a navegar porque duermo poquito, unas tres horas al día, y, curiosamente, cuando monto en barco y fondeo, puedo dormir ocho horas.