Nueva directiva sobre los daños de productos defectuosos: ¿impacto en las pólizas?
Para mitigar estos riesgos, las aseguradoras podrán optar por endurecer las condiciones de sus coberturas, exigiendo a los fabricantes la justificación de un mayor control de calidad

La reciente aprobación el pasado 12 de marzo de 2024 de la Directiva sobre responsabilidad por los daños causados por productos defectuosos supone un cambio significativo en el marco normativo que regula la responsabilidad de los fabricantes en la Unión Europea. Esta nueva regulación, que actualiza la directiva anterior vigente desde 1985, responde a la evolución tecnológica y al impacto de la inteligencia artificial en los productos de consumo, generando nuevos desafíos para todos los operadores del mercado, incidiendo expresamente en fabricantes y aseguradoras.
Uno de los cambios más relevantes es la definición del término “defectuosidad” del producto. Sin perjuicio de que se mantiene la descripción clásica, el artículo 7 introduce nuevas circunstancias que hay que tener en cuenta para determinar que un producto puede ser defectuoso; como el uso previsible del producto, su capacidad para seguir evolucionando tras su puesta en circulación en el mercado o los requisitos de ciberseguridad. Esto amplía el margen de interpretación y, en consecuencia, las eventuales reclamaciones contra los fabricantes.
Otro aspecto clave es la modificación en la carga de la prueba. La nueva directiva establece presunciones sobre el carácter defectuoso del producto cuando el demandado no facilite pruebas relevantes, si el producto no cumple con los requisitos de seguridad o si su mal funcionamiento es evidente en condiciones normales de uso. Además, se presume el nexo causal entre el defecto y el daño cuando el producto sea declarado defectuoso y el daño sea compatible con dicho defecto. Esta medida refuerza la protección de los consumidores, pero también podría traducirse en un incremento de litigios y en una mayor carga para los fabricantes.
Asimismo, la ampliación del plazo de prescripción de 10 a 25 años en casos de daños latentes supone un reto para las aseguradoras, que podrían incidir en las coberturas y primas de las pólizas de responsabilidad civil por producto. Algunos de estos cambios pueden generar inseguridad jurídica y problemas prácticos en su aplicación; y van a tener, desde luego, un claro impacto en las pólizas de “RC Producto”.
Las aseguradoras deberán adaptarse a este nuevo escenario reevaluando los riesgos y modificando las condiciones de sus pólizas. El incremento del riesgo derivado de la carga probatoria y la ampliación del plazo de responsabilidad podría traducirse en primas más elevadas o de exclusiones específicas, como los daños resultantes de la retirada de productos del mercado, ya se trata de una retirada exigida por la autoridad competente o voluntaria por la propia entidad fabricante.
Para mitigar estos riesgos, las aseguradoras podrán optar por endurecer las condiciones de sus coberturas, exigiendo a los fabricantes la justificación de un mayor control de calidad y cumplimiento normativo para poder cubrir determinados supuestos. Asimismo, podrían implementar nuevas cláusulas de exclusión o sublímites en coberturas para productos con tecnologías emergentes, como los basados en inteligencia artificial o softwares, que puedan evolucionar tras su comercialización.
Además, la extensión del plazo de responsabilidad podría obligar a las aseguradoras a limitar la cobertura temporal, restringiéndola a daños ocurridos estrictamente durante la vigencia del contrato para evitar la cobertura indefinida de reclamaciones sin límite. Esto podría derivar en un aumento de pólizas renovables anualmente o con períodos de vigencia más cortos para evitar exposiciones prolongadas.
La nueva directiva impone un cambio de paradigma en la regulación de la responsabilidad por productos defectuosos. Fabricantes y aseguradoras deberán reforzar sus estrategias de gestión del riesgo y reforzar el cumplimiento normativo, por unas, y adaptar sus coberturas, por otras, para hacer frente a este nuevo entorno. En definitiva, el impacto en las pólizas de RC Producto será inminente y podría derivar en una reformulación importante de las condiciones de aseguramiento en el sector.