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En colaboración conLa Ley

¿Titulitis en la abogacía? Los másteres ‘top’ se encarecen

Las escuelas privadas suben el precio de sus programas de posgrado; los estudiantes dudan de si merece realmente la pena gastar 30.000 euros por esta formación complementaria

Masteres de lujo Abogacía
Belén Trincado Aznar

Un jugoso negocio florece en el nicho de la educación de posgrado para futuros abogados. Hay varios factores que lo evidencia: para empezar, los precios. Hay cursos que superan holgadamente el umbral de los 30.000 euros de matrícula. Incluso se ofertan programas online por un importe que sobrepasa los 20.000 euros. En segundo término, la creciente oferta: cada vez son más las instituciones, colegios profesionales y escuelas interesadas en este mercado. Por ejemplo, el Ilustre Colegio de Abogados de Madrid, sin ir más lejos, ha anunciado recientemente su intención de empezar a funcionar como un órgano universitario.

Las escuelas privadas buscan convencer a los alumnos para que contraten sus programas. El abanico es variado. Existen packs, la opción más premium, que combina el máster habilitante para la abogacía y la procura – el que la ley exige para ejercer en el gremio – con una especialización en alguna materia (los llamados doble máster). Estos cursos ofrecen atractivos reclamos para atraer a los potenciales alumnos, desde estancias en Nueva York hasta la posibilidad de hacer prácticas en bufetes de élite; o, incluso, recibir clases de los abogados estrella del sector. La pregunta que se realizan muchos estudiantes es si merece la pena pagar estos precios, muy abultados para la cartera de la gran mayoría de recién graduados, o cursar solo el máster habilitante, – sin importar cuál – pues lo decisivo es conseguir el título que permite ejercer la profesión.

Esta indecisión de cursar uno u otro máster incide en la curva de precios que presentan los programas de las distintas universidades, en el que se refleja que estos no bajan, sino que año tras año suben – lo que, también, denota que levantan interés–. En concreto, en este curso, las escuelas de negocio y universidades privadas elevaron de media los precios de sus programas un 3,34% en los cursos con especialización; y un 2,7% los títulos habilitantes sin especialidad, según los datos recabados por CincoDías.

En el caso de estudiar en un centro público, la diferencia de coste es muy notorio. Por ejemplo, estudiar el máster de acceso a la abogacía en las universidades de Galicia puede costar cerca de los 900 euros; en las universidades de Cataluña (la región más cara) ronda los 1.600 euros.

Doble máster, ¿sí o no?

La pregunta que se hacen los estudiantes es ¿el camino para triunfar en la abogacía pasa por tener una especialización bajo el brazo? No es del todo necesario. El código deontológico solo exige contar con el título habilitante para arrancar la andadura profesional, pero nada dice sobre la obligación de cursar una especialización antes de empezar a trabajar en un área concreta. Solo los letrados que quieran apuntarse al turno de oficio deben realizar una formación específica para el tipo de asuntos para los que serán llamados. Por contra, el Supremo falló recientemente a favor de los procuradores; ahora, si quieren ejercer como abogados, ya no tendrán que realizar un curso de capacitación profesional adicional para entrar en el gremio.

Pese a que las especializaciones no sean formaciones obligatorias, hay que tener en cuenta que no se puede aceptar trabajos para los que no se está preparado. Desde el Consejo General de la Abogacía Española (CGAE) advierten sobre las consecuencias de decir sí a un caso sin tener la formación o destreza necesaria para realizar el trabajo. “El código deontológico establece que no debe aceptarse ningún asunto si no se es apto para dirigirlo, a menos que se colabore con alguien que sí lo sea y se haya informado al cliente con carácter previo sobre ello”, señala Manuel Mata, presidente de la comisión de deontología del CGAE. Además, en caso de ser denunciado, el letrado podría incurrir “en una falta grave castigada con una sanción de entre 16 días y un año de suspensión del ejercicio profesional”, añade Mata.

Esta exigencia deontológica no implica que, para adquirir la destreza necesaria, haya que cursar un programa especializado. En muchos casos, la experiencia profesional adquirida en un bufete cualificado también vale. Es decir, si un letrado se ha dedicado durante varios años a una rama jurídica concreta – como puede ser laboral, civil o mercantil – estará capacitado para llevar litigios vinculados a esa área: no necesita un título de especialista para demostrar su experiencia.

Fiebre por los títulos

Según los expertos consultados, en el mercado de la abogacía de los negocios, contar con un doble máster no es un requisito necesario para entrar en un bufete, pero sí recomendable. Una especialización es un plus añadido al curriculum académico, además de un buen reclamo para colarse entre los procesos de selección. “La abogacía es una profesión regulada, y es lógico que la titulación sea un factor importante, y que los despachos y profesionales quieran seguir teniendo una raíz académica”, apunta Miguel Ángel Pérez de la Manga, socio de la consultora legal black.swan. Los títulos académicos que incluyen especialidades “no son un requisito para ejercer, pero pueden ayudar a formar y seleccionar profesionales”, confirma el experto.

Hay quien piensa que, cuanta más formación académica tenga el estudiante, más destacará por encima del resto y más fácil le resultará entrar en nómina en algún despacho. Pero ojo, otros piensan que no siempre es mejor. Para Javier Moreno, cazatalentos del sector legal y socio fundador de Iuris Talent, lo más recomendable es ir a por el título habilitante. “En los últimos años hay una moda de cursar el máster de acceso con alguna especialización, fruto de esta obsesión por la diferenciación y titulitis. A mí me parece un error, yo aconsejo a los jóvenes concentrarse en sacar buenas notas, cursar un máster generalista (la especialización ya llegará) y acreditar un buen nivel de inglés”.

No ocurre lo mismo con los dobles grados, respecto de los que el experto sí detecta que las exigencias de los bufetes se han endurecido. “Una doble titulación, sobre todo en ADE (administración de empresas) o económicas, te da una preparación y versatilidad enorme y ya hay firmas que solo contratan a jóvenes con doble grado”, señala Moreno. Para el experto, es mejor cursar una carrera que complemente a la de Derecho ya que, de cara al mercado, acompañar el máster habitualmente con una especialidad es una alternativa “más accesoria si no se lleva un buen expediente del grado”.

En cualquier caso, los analistas del sector sí reconocen áreas donde contar con formación complementaria está siendo necesario. Por ejemplo, si un letrado quiere sumergirse en el nicho de la asesoría fiscal, contar con un título especializado sí suele ser un requisito. La razón es que en el grado de derecho esta materia se toca de forma más superficial. En otros campos, como el derecho de empresa o el derecho digital, también se está demandando esta formación extra.

Acceder a un máster ‘top’

Los másteres de las universidades privadas no son exclusivos únicamente por el precio. Acceder a estos cursos puede resultar difícil, pues algunos centros exigen ciertos requisitos como tener un buen expediente en la carrera de derecho (algunos piden una nota mínima de un ocho para tener opciones de entrar); superar una prueba de acceso (previo pago de una tasa para participar); entrevistas personales para evaluar el perfil o contar con experiencia profesional dentro del sector.

Paralelamente, conocedoras de que sus precios no son asequibles para todos los bolsillos, las universidades ofrecen algunas fórmulas de financiación cuando el dinero es un impedimento para estudiar el curso. La mayoría de los centros privados permiten pagar la matrícula a plazos. Otra fórmula común para facilitar el acceso es la dar la oportunidad de obtener una beca que rebaje las tarifas. Si bien, en ocasiones, la regulación del acceso a estas becas es más bien difuso, ya que no queda del todo claro cuál es el criterio de selección para elegir a un estudiante por encima de otro.

Además, los centros privados también ofrecen a los estudiantes la posibilidad de obtener una rebaja por vinculación, esto es, por trabajar en alguna empresa relacionada con la universidad, por ser familiar cercano de un abogado que trabaja en un bufete que da el máster o por ser becario en algún despacho colaborador del máster.

La oferta de los colegios

El Ilustre Colegio de la Abogacía de Madrid (ICAM) anunció su intención de convertirse en un centro universitario y convertirse en institución de enseñanza jurídica de referencia, lo que evidencia el creciente interés de la abogacía institucional por abarcar el nicho educativo. Los datos así lo reflejan. La institución ha cerrado 2024 con una cifra récord de alumnos matriculados e ingresos, a lo largo del curso: 33.339 alumnos han pasado por las aulas del ICAM, lo que supone un incremento del 49% con respecto a 2023. En cuanto a ingresos, el colegio ha cerrado el curso con 1.600.000 de euros en ingresos, un 31% más que el año anterior.

El caso de Madrid no es especial, otros, como el Ilustre Colegio de Abogados de Valencia o el Ilustre Colegio de Abogados de Ciudad Real cuentan con un máster de acceso a la profesión. Además, colegios como el de Barcelona ofertan un abanico de cursos especializados –como el máster en derecho fiscal o derecho urbanístico– para aquellos estudiantes que decidan dar un paso más en su formación académica.

¿Qué ofrecen los doble másteres más ‘top’? 

IE-Universidad Instituto de Empresa. 15 meses de curso. La escuela ofrece un doble programa con especialización a elegir y una formación en gestión empresarial, además en formación en MBA y en legaltech El programa está impartido por profesores y conferenciantes de los principales bufetes y consultoras. Idioma español o bilingüe. Precio: 36.500 euros.

Universidad Pontificia Comillas. 15 meses de duración, la universidad ofrece el máster de acceso a la abogacía junto con otras especialidades, como fiscal o internacional. Además, también cuenta con un taller específico para la preparación del examen oficial de acceso a la abogacía y a la procura. Los precios de los másteres de acceso de esta universidad abarcan una horquilla que va desde los 20.200 euros hasta los 35.794 euros.

Universidad de Navarra. 15 meses de curso (diez de clases y cinco de prácticas). El programa de acceso a la abogacía incluye la Internacional Legal Week, una semana en el que los estudiantes conocerán de primera mano la abogacía norteamericana en la universidad IESE Business School de Nueva York. Los precios de los másteres de acceso de esta universidad se mueven entre los 34.200 euros a los 35.290 euros.

Centro de Estudios Garrigues. El colegio de Garrigues ofrece una formación académica con profesionales de primer nivel de los principales bufetes del sector, ofrece el máster simple o títulos con especialidades. Según su programa, el 100% de sus alumnos superan el examen de acceso a la abogacía. Los precios de los másteres de acceso de esta universidad abarcan una horquilla que va desde los 32.200 euros hasta los 33.700 euros.

Esade. Programa desarrollado en Barcelona, la universidad permite complementar el título de acceso con un abanico de especialidades. Según la información de sus másters, los universitarios tienen altas probabilidades de firmar un contrato en firmas como A&O Shearman, Cuatrecasas o Garrigues, entre otras. Todos los másteres de acceso a la abogacía que ofrece este centro tienen un precio de 32.800 euros.

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