El ICAM se prepara para unas elecciones de alto voltaje, sin voto electrónico y con la sombra de la baja participación
Será importante con quién se posiciona AJA, sobre todo de rivalizar Alonso y Ospina, y si sacan músculo discursos como el de Ahora Abogacía
El Colegio de la Abogacía de Madrid (ICAM) desempolvará las urnas el próximo mes de diciembre para elegir a la persona que representará a los abogados de la capital durante los próximos cinco años. Aunque todavía no hay ninguna candidatura oficial, las fichas ya están moviéndose por debajo del tablero. Se trata de una partida soterrada que, por el momento, cuenta con cuatro posibles aspirantes, aunque es previsible que afloren más en los próximos meses.
Como informó Cinco Días, se trata de José María Alonso, el actual decano; el abogado Juan Gonzalo Ospina, diputado quinto de la actual Junta de Gobierno que lidera Alonso; y Nicolás González-Cuéllar, catedrático de Derecho Procesal de la Universidad de Castilla La Mancha (UCLM), que ya concurrió a los comicios de 2017. No obstante, los tres insisten en que todavía es pronto para desvelar públicamente sus intenciones definitivas. Sí lo ha hecho Raúl Ochoa, diputado octavo de la Junta de Gobierno del ICAM, que fue removido de su cargo como responsable de Formación de la institución el mes pasado. Entonces confirmó a este medio su voluntad de presentarse.
Pese al interés mediático que han suscitado tradicionalmente los comicios del ICAM, casi siempre en sentido negativo, con agresiones físicas y verbales entre personas de diferentes candidaturas o acusaciones de pucherazo, lo cierto es que a la hora de votar no generan tanto interés entre los propios colegiados, si bien la institución cuenta con un presupuesto que asciende a más de 25 millones de euros. De hecho, en los últimos tiempos los datos de participación han sido muy bajos.
Los datos
Como se publicó en prensa en su momento, y ha intentado cotejar este medio con el ICAM, en 2017, cuando ganó las elecciones José María Alonso, cerca de 77.000 abogados madrileños estaban llamados a las urnas, pero solo votaron 5.924 personas, lo que supuso el 7,29% del censo. En 2012, año en el que resultó vencedora la letrada Sonia Gumpert, la participación registró uno de sus picos históricos, situándose en el 13,9%. Votaron entonces cerca de 9.000 colegiados. Y en 2007, cuando ganó el ya fallecido Antonio Hernández-Gil Álvarez-Cienfuegos, fueron 5.071 los abogados que ejercieron su derecho de sufragio.
Todos estos procesos electorales tuvieron la peculiaridad de que el voto de los abogados colegiados ejercientes valía el doble que el de los no ejercientes. Y, en caso de empate, se consideraba vencedor al candidato que más votos hubiese obtenido entre los colegiados ejercientes, según dispone el artículo 30 de los Estatutos del ICAM aún vigentes.
Entre las causas de esta baja participación, diferentes letrados apuntan, de un lado, “al embrollo que supone acudir a votar a Madrid cuando vives en las afueras o en ciudades dormitorio y eres autónomo o tienes personas a cargo, como hijos o padres”; y, de otro, “a la desafección” con el colegio. “Pagamos las cuotas, pero muchos no sentimos que hablen de nuestros problemas ni que nos representen”, señala una abogada de 46 años con despacho propio. “Al final, votan, sobre todo, quienes de forma directa o indirecta tienen interés en los resultados”, continúa.
Y es que, a diferencia de lo que sucede en otras instituciones profesionales, como en el Colegio de la Abogacía de Barcelona (ICAB), en Madrid el proceso electoral suele desarrollarse en un solo día y en un mismo lugar. En la Ciudad Condal el año pasado, por ejemplo, los letrados pudieron votar de forma anticipada durante dos días y se constituyeron delegaciones en diferentes juzgados durante la jornada electoral, el 3 de junio. El índice de participación en estos comicios, en los que resultó elegida decana María Eugènia Gay, que dejó el cargo en enero tras ser nombrada delegada del Gobierno en Cataluña, fue del 23,07%, superando el 19,83% registrado en 2017.
Voto electrónico
Precisamente, una de las promesas de la actual junta directiva del ICAM era implantar el voto por medios electrónicos, telemáticos o informáticos, que podría fomentar la participación. Sin embargo, según confirman desde el colegio a Cinco Días, en estas elecciones los abogados tampoco contarán con la posibilidad de ejercer su derecho de sufragio de esta forma.
No obstante, según explican, el voto electrónico “sí se prevé en los nuevos estatutos del colegio, elaborados por un grupo de trabajo constituido ad hoc, ya aprobados por la Junta de Gobierno, sometidos a trámite de audiencia colegial y pendientes de aprobación por la Junta General Extraordinaria y posteriores trámites legales”.
A falta de voto electrónico, en estas elecciones, como en otras anteriores, los abogados sí podrán ejercer su derecho de sufragio por correo tradicional, como prevé el artículo 33 de los estatutos vigentes, aunque el procedimiento puede resultar tedioso. Por ejemplo, en los comicios de 2017 había que solicitarlo primero de forma presencial, por correo postal con acuse de recibo o a través de la web del colegio, y una vez hecha la remisión a la institución y practicada la correspondiente anotación, había que enviar al ICAM un sobre por correo certificado urgente, en el cual se debía introducir otro sobre con el voto, acompañando el primero de la certificación de inclusión en el censo electoral, fotocopia del carnet de colegiado, DNI, pasaporte o tarjeta de residencia.
Abogados jóvenes
Con este telón de fondo, la cuestión que sobrevuela es a quiénes apelarán los posibles candidatos para captar su voto. Con un total de 24.321 abogados menores de 40 años (el 61% ejercientes y el 39% no ejercientes) de un total de 75.500, según datos de la institución, uno de los segmentos colegiales que mayor interés suscita lo constituyen los llamados “abogados jóvenes”, pues representan el 32,21% del total de colegiados.
De ellos, cerca de 6.000 forman parte de la Agrupación de Abogados Jóvenes de Madrid (AJA-Madrid). Según su presidente, Alberto Cabello, “la abogacía joven es fundamental” para decantar la balanza porque “está unida”. Votará a “personas que hayan participado del colegio en los últimos seis años, ya sea en órganos, asambleas generales… Los candidatos que sean paracaidistas u outsider (un competidor al margen de la vida del ICAM) no están legitimados moralmente para participar. Sería insensato votar a quien no conoce la institución”, subraya.
En su opinión, los candidatos electorales deberán ofrecer un “proyecto transformador, regenerador, que haga que el colegio sea útil y defienda los intereses tanto de los estudiantes como de los abogados que llevan 10 o 15 años en la profesión”. En las anteriores elecciones, AJA-Madrid apoyó públicamente al actual decano, José María Alonso, que llevaba en sus filas a dos de los compañeros de Cabello en la agrupación, los diputados Juan Gonzalo Ospina y Esther Montalvá. Ahora, con una posible candidatura de Ospina que rivalice con otra probable de Alonso, los interrogantes se ciernen sobre AJA-Madrid. “Hasta que no haya candidatos no voy a posicionarme”, responde Cabello. “Alonso no ha podido desarrollar todos los puntos del programa debido a la pandemia”, pero “los cambios digitales son tan rápidos que no podemos estar pensando de cinco años en cinco años”.
Grandes despachos
Otros de los segmentos a los que tradicionalmente se ha apelado en las elecciones del ICAM ha sido el de los abogados de los grandes despachos. Sin embargo, este colectivo no está unificado, como sí ocurre con la agrupación de abogados jóvenes, y los socios directores no tienen fuerza legal para dar instrucciones a sus profesionales sobre a quién tienen que votar. De hecho, sería una ilegalidad, aunque las acusaciones en este sentido han sobrevolado en alguna ocasión.
Según explica Juan Cardona, fundador de la consultora de comunicación X21, en estas elecciones “se va a hablar de cómo conseguir un colegio para todos y no solo para los grandes despachos. Hay muchos abogados en Madrid que no están en el Barrio de Salamanca, sino fuera de la M-30. Hay que ser capaces de crear un proyecto más inclusivo”. Precisamente, el analista colabora con el movimiento Ahora Abogacía, que se presentó el 30 de marzo en Madrid para poner en valor “la dignidad” de los abogados y conectar la profesión “con el siglo XXI”. Aunque en una convocatoria de prensa reciente uno de los miembros de la junta directiva, el abogado Borja Luján, no desveló si la agrupación se presentaría a los comicios, sí dijo que consultaría a sus bases, hablaría con los candidatos y vería “qué es lo que más interesa”.
En opinión de Cardona, estos comicios van a estar marcados por la “transformación” que vive el sector, especialmente tras la irrupción de la pandemia, con la aparición de nuevas formas de trabajo, la digitalización en auge o el desarrollo de temas sociales, como la igualdad de género. Además, se deberá hacer una “propuesta de valor de servicio más potente” de cara a los colegiados.
Aunque todavía queda tiempo, el ICAM se prepara para unas elecciones que probablemente serán de alto voltaje. Habrá que estar pendientes de las redes sociales, especialmente de LinkedIn o Twitter, para ver cómo se van colocando las fichas por el tablero. Las arenas son movedizas.