Ingenieros y matemáticos, los nuevos fichajes estrella de los bufetes
Los despachos necesitan perfiles técnicos para dar un mejor servicio al cliente
La crisis desatada por el Covid-19 ha impulsado la transformación digital de muchas empresas, también de los despachos de abogados. Las firmas más punteras están apostando por reforzar su equipo con perfiles técnicos y expertos en datos e inteligencia artificial (IA). Este es el caso de Ambar Partners, que anunciaba a principios de mes el fichaje del ingeniero informático y especialista en decision engineering y data mining Enrique Sánchez-Bayuela como director de tecnología o CTO (chief technology officer).
La principal misión de este profesional es la de reforzar la estrategia del despacho en materia de tecnología e innovación, ayudando a mejorar sus propuestas de servicios legales y soluciones digitales avanzadas. Para conseguirlo, Sánchez-Bayuela lidera un equipo de informáticos y matemáticos, “muy similar al que trabaja, por ejemplo, en Cabify, de donde vengo”.
Como explica, se trata de diseñar herramientas que permiten, por un lado, liberar al abogado de tareas mecánicas para que “solo desempeñe labores de valor para el cliente”; y por otro, dotan a la organización de una estructura “más flexible y ligera, sin apenas costes operativos”. Aunque por su formación y experiencia Sánchez-Bayuela no pensó nunca en recalar en una firma legal, el proyecto de Ambar Partners le atrajo por su modelo disruptivo. “Creo que aporto una visión diferente a la tradicional de un bufete, y mi objetivo es que todas las decisiones estén guiadas por datos”. En su opinión, el sector legal tiene aún mucho recorrido en esta transformación, aunque en la firma “el componente tecnológico está en su ADN desde antes de la pandemia”.
Retos
Los despachos se están dando cuenta de que para prestar un mejor servicio al cliente necesitan perfiles técnicos. En el caso de Deloitte Legal, el rol de CTO ya tenía recorrido en la firma antes de que Alberto Galán, ingeniero en telecomunicaciones con una amplia trayectoria en el mundo jurídico, asumiera el cargo en abril del año pasado. Galán está convencido de que la contratación de perfiles técnicos es una tendencia en el sector, como “profesionales híbridos capaces de entender ambos mundos”. Él mismo dirige un equipo de ingenieros y abogados, cuya responsabilidad consiste en coordinar el proceso de creación, gestión y desarrollo de las iniciativas digitales del bufete, cuya inversión se gestiona “como si de una cartera de activos digitales se tratase”.
Como CTO, cree que el reto está en “conocer la función legal y fiscal como la palma de mi mano; entender sus puntos de dolor para aplicar la tecnología adecuada que cubra las necesidades presentes y futuras de cada servicio”. Un desafío que afronta con confianza al combinar formación técnica y jurídica: “Al terminar la carrera cursé un máster en Derecho de las Telecomunicaciones y desde ese momento ya no me he separado de los abogados”, revela Galán.
La colaboración con los letrados es también básica en el proyecto que lidera Manuel Esteban, licenciado en matemáticas y especialista en IA, como responsable del departamento de legaltech y soluciones de management services en Samaniego Law. De hecho, su incorporación al proyecto de Javier Fernández-Samaniego, hace cuatro años, surgió de una experiencia conjunta en un caso de implantación de la normativa de protección de datos. Su trabajo consiste en analizar las necesidades del cliente y recomendar, si es necesario, la herramienta jurídica más adecuada.
Para sortear la tradicional resistencia al cambio del sector, Esteban confía en la demostración de que el uso de la tecnología ayuda a obtener mejores resultados con menos costes. Su gran apuesta es ayudar a tomar decisiones estratégicas basadas en datos, convirtiendo la ingente cantidad de documentación en una información útil. Como profesional que aúna experiencia en el negocio y formación técnica, está convencido de que el modelo de servicios jurídicos que ofrecen va a triunfar. “Ahora mismo, no utilizar IA en el mundo legal es algo que no nos podemos permitir”, afirma.
Trabajar codo a codo
Los tecnólogos entrevistados coinciden en que trabajar con juristas les enriquece. “Nunca se para de aprender”, señala Galán. Sin embargo, hay ciertos rasgos del sector que les hacen un poco más difícil la adaptación. Lo peor para este ingeniero es “la enorme exigencia y capacidad de trabajo que tienen, lo que no permite relajarte ni un minuto”.
Por su parte, Sánchez-Bayuela apunta que los letrados “son duros negociando, pero trabajar con ellos es sencillo”. En este sentido, y para ganarse su confianza, Esteban reconoce que acude a las reuniones con los clientes con sus colegas abogados.
Otros perfiles
Investigadores. El área de patentes de Elzaburu reúne a técnicos especialistas con formación como Agentes Europeos de Patentes o Agentes Españoles de Propiedad Industrial, pero no son abogados. Estos expertos colaboran en los litigios y en la preparación de informes periciales. Es el caso de Patricia Salama, licenciada en Ciencias Biológicas y Bioquímica, que se incorporó a la firma tras diez años de experiencia en investigación y que, ahora, asesora desde el campo de la biotecnología. “Es muy diferente de trabajar en un laboratorio, pero muy enriquecedor; además, tenemos en común las largas jornadas laborales”, resume.
Geólogos y químicos. G-advisory, filial de Garrigues, cuenta con un equipo formado por ingenieros industriales, de caminos, de minas y otros perfiles como químicos, geólogos, ciencias ambientales, etc. De esta forma, pueden ofrecer asesoramiento técnico, además de legal, en proyectos de energía y ESG (medioambientales, sociales y de gobierno corporativo, por sus siglas en inglés). Otro ejemplo, es Agiliz@, una iniciativa interna de transformación tecnológica del despacho mediante la automatización, robotización e implantación de IA. En este proyecto, los abogados trabajan de manera conjunta con desarrolladores, programadores, gestores documentales y economistas. Gracias a ello, aprenden a detectar e identificar las oportunidades de mejora de su trabajo con los clientes.