Los retos de una sociedad envejecida
Las personas mayores necesitan instrumentos jurídicos de protección, pero siempre partiendo del reconocimiento de su plena autonomía funcional y legal
Uno de los muchos inconvenientes de una vida política permanentemente alborotada por la anécdota de cada día, es que las grandes transformaciones sociales de fondo pasan casi desapercibidas y, por eso mismo, reciben escasa atención por parte de los gestores públicos. Es una gran paradoja, sin duda, pero también una característica inmemorial del régimen de partidos. Si pese a ello las democracias han demostrado sobrada capacidad para afrontar este tipo de retos, es porque la libertad que amparan suele generar sociedades civiles potentes, que abordan espontáneamente, ya sea por interés, filantropía, o simple instinto de conservación, lo que tantas veces descuida el profesional de la política.
Universidades, academias, asociaciones, fundaciones y colegios profesionales abren caminos por la simple inercia de su actividad cotidiana, cada uno en su propio ámbito, generando una ingente cantidad de información y de experiencia acumulada. El diagnóstico de los problemas que abordan suele ser certero, o por lo menos más del que resulta de la alternativa representada por las burocracias autoritarias. No obstante, no resulta sencillo poner en contacto a todos esos actores, provocar sinergias y, a la postre, intimar a los poderes públicos para que lideren el proceso. Para ello se necesita paciencia y perseverancia. Pero cuando el reto adquiere las dimensiones que tiene hoy en día el fenómeno del envejecimiento social, entonces el esfuerzo vale la pena.
El 19,2 % de la población española es mayor de 65 años. Según las proyecciones del INE, este porcentaje se elevará hasta el 25,2 % en 2033. Para entonces la población centenaria pasará de las 11.248 personas actuales a más de 46.000. Pero el incremento no va a pararse ahí. España es el país más longevo de Europa y la tendencia es que en unos años lo sea del mundo. La mayoría de los niños que nacen hoy en nuestro país vivirán más de cien años.
Sin duda alguna se trata de una verdadera bendición, pero lo que la convierte en reto son las muchas implicaciones que tal fenómeno conlleva. En el ámbito público, para la sostenibilidad de nuestro Estado del Bienestar. Según los informes de la ONU y de la OCDE, en 2035 habrá cincuenta millones menos de europeos trabajando. Se prevé que para el 2050 España perderá más de la cuarta parte de su fuerza laboral, en cuyo momento por cada pensionista de más de 65 años solo habrá dos españoles cotizando, con un gasto sanitario y de pensiones tres puntos superior al actual. En un panorama como el descrito, las decisiones fiscales y de gasto no serán el campo de batalla de la lucha de clases, sino de la lucha de generaciones.
En el ámbito privado los retos también son múltiples. En primer lugar, una previsible vida centenaria exige una reformulación radical de la tradicional partición de las fases de la vida en formación, trabajo y jubilación. La actividad de generación de recursos no puede finalizar a una edad tan temprana como la actual, lo que obligará a mantener un esfuerzo de formación continua en aras a una vida laboral mucho más variada. Pero, en segundo lugar, una vida prolongada en el tiempo, frecuentemente no en la mejor de las condiciones (pese o gracias a los avances de la medicina), planteará un agudo conflicto entre vulnerabilidad y dignidad. Las personas mayores necesitan instrumentos jurídicos de protección, pero siempre partiendo del reconocimiento de su plena autonomía funcional y legal, sin que las supuestas salvaguardias en beneficio de su seguridad personal o patrimonial puedan servir de coartada para el abuso o para la discriminación por razón de edad.
La sociedad civil española lleva mucho tiempo formulando propuestas y posibles soluciones a muchas de las cuestiones derivadas de este completo cambio de paradigma. También los notarios, que, como asesores de los ciudadanos en las más íntimas cuestiones de su vida patrimonial, hemos sido testigos de primera mano de esta evolución y de todos los problemas que conlleva. Pero esta privilegiada posición nos ha hecho también conscientes de la estrecha vinculación existente en este asunto entre Derecho, medicina, sociología, economía y política.
Por eso mismo, el próximo Congreso Notarial Español a celebrar en Málaga los días 7 y 8 de mayo de este año, tiene como tema de debate el envejecimiento de la sociedad analizado desde una triple perspectiva: Respeto a la dignidad versus protección de la vulnerabilidad, la vida centenaria y su previsión individual, y la vida centenaria y su previsión social y política. Más de sesenta ponentes, profesionales de las más variadas disciplinas, van a debatir en un foro con la finalidad de poner en común su experiencia y conocimiento sobre la materia. Con esta iniciativa el Notariado pretende simplemente ayudar a afrontar, como un actor más de la sociedad civil, lo que sin duda va a constituir el principal desafío de este siglo.
Rodrigo Tena, notario. Coordinador General del XII Congreso Notarial Español: El envejecimiento de la sociedad: principal desafío del siglo.