Las Big Four, ¿verdugos de los grandes despachos de abogados?
Los bufetes líderes reconocen en su mayoría, que las ramas legales de las 'Big Four' les suponen una gran amenaza
Hace ya casi dos décadas que se destapó el escándalo de Enron Corporation –en aquél entonces, séptima mayor compañía de EEUU-, en el que Arthur Andersen actuó como su auditora. Arthur Andersen fue declarada culpable, como detalló el New York Times en "A chronology of Enron Corp." y, como consecuencia, casi desaparece por completo. De la noche a la mañana, pasó de tener la friolera de 28.000 empleados en su departamento a poco más de 200 y básicamente con una misión: resolver sus asuntos procesales-. Este suceso dejó a las conocidas hasta la fecha como 'Big Five' –Arthur Andersen, Deloitte, EY, KPMG y PwC- en –solo- las 'Big Four'.
Antes de esta cuasi muerte anunciada, las cinco grandes auditoras se habían expandido agresivamente desde sus tradicionales negocios de auditoría añadiendo unos poderosos brazos legales que empezaban a plantar cara a las grandes firmas de abogados. Pese a sus exitosos comienzos, escándalos como el citado de Enron frustraron dicho avance por los evidentes conflictos de interés que vaticinaba la peligrosa mezcla en la misma coctelera de los servicios de auditoría y de servicios legales.
Pero, como era previsible, las ambiciosas 'Big Four' no iban a cejar en su empeño por conquistar los mercados mundiales (el mercado de servicios legales globales, en 2016, fue estimado en 600.000 millones de dólares, el de la contabilidad en 450.000 millones y el de consultoría en 271.000 millones) y desde lo alto de su cuádruple trono, trazaron un nuevo plan para reinventarse. Y así llegamos a la última década, testigo de la penúltima y kafkiana de sus metamorfosis. La crisis, por supuesto, disminuyó el negocio de la auditoría y la consultoría. A este 'ligero' y catalizador contratiempo, se sumaron, por un lado, la Ley de Auditoría -que endurece incompatibilidades- y, por otro, la evolución de los servicios que demandaba el cliente, que ahora se decantaba, entre otras novedades, por abogados más internacionales. ¿El resultado? Deloitte, EY, KPMG y PwC empezaron a presentarse ante el sacrosanto mercado también como firmas legales. Eso sí, no en todos los mercados han podido entrar con las mismas facilidades ya que han tenido que encontrar las ventanas regulatorias necesarias para su arranque –como sucedió hace unos años en el Reino Unido-. Por otro lado, un factor importante que dio tracción a esta nueva tarjeta de visita fue las relaciones que ya mantenían desde hace muchos años con un gran número de clientes internacionales y su facilidad –respetando las restricciones de la Ley de Auditoría- para el denominado cross selling o venta cruzada entre los distintos brazos de los cuatro gigantes.
Y ahora, ¿en qué punto estamos? El sector legal vive la era de la fiebre de las fusiones entre firmas de abogados y muchos apuntan a que las cifras record de concentraciones que estamos observando, mucho tiene que ver con el crecimiento de las 'Big Four'.
Pensemos que, ya en la recta final de 2017, las firmas de la Liga Oro del ranking mundial de firmas legales por número de abogados, teniendo en cuenta los datos de The American Lawyer, quedaría formada por:
1. Dentons -7.500 abogados-,
2. Yingke -6.278-,
3. Baker McKenzie -4.719-,
4. DLA Piper -3.616-,
5. Norton Rose Fulbright -3.505-,
6. CMS -2.719-,
7. Hogan Lovells -2.609-,
8. Jones Day -2.523-,
9. Clifford Chance -2.466- y
10. King & Wood Mallesons -2.397-.
Pues bien, actualmente las 'Big Four' cuentan cada una, de media, con nada menos que 2.200 abogados, repartidos en 72 países. Estas cifras, ponen a Deloitte, EY, KPMG y PwC muy cerca de la cabeza de esta llamada Liga Oro de la abogacía de los negocios mundial.
Un reciente estudio de la neoyorquina ALM Intelligence, realizado a firmas de abogados líderes, aporta dos interesantes elementos de reflexión sobre cómo se percibe este imparable avance desde el otro lado de la barrera. El primero es que 7 de cada 10 de las firmas encuestadas reconocieron que su gran amenaza son las ramas legales de las 'Big Four'. Y es que no es para menos. La chequera legal de las 'Big Four' está echando humo, invirtiendo con especial fuerza y creciendo rápidamente en mercados emergentes. Por citar un ejemplo, podemos hablar de la integración que EY hará en Centroamérica, que se hará efectiva el 1 de enero y que atañe a una importante firma -fundada hace 78 años- como es Pacheco Coto. Con esta operación, EY pasará a contar con un equipo de 155 abogados y más de 280 profesionales en una región donde áreas como infraestructuras y energía se encuentran en pleno apogeo. Y es que los grandes clientes corporativos exigen soluciones que van más allá del territorio nacional. Mientras varias firmas españolas importantes iniciaron hace pocos años su expansión internacional, las 'Big Four' tienen su modelo ya totalmente consolidado y piensan ya en regiones más "secundarias", ya que en los grandes mercados emergentes hace años que vienen trabajando. Así, según el mencionado estudio y por aportar otro dato relevante, un 76% de sus contrataciones laterales en la industria legal, desde el comienzo de 2016, ha sido en Asia o Latinoamérica.
El segundo elemento aportado a la reflexión estratégica sobre el tablero global de la abogacía de los negocios, se refiere a los niveles de rentabilidad. En el año 2013, se contabilizó una media de un margen de beneficio de entre un 20 y 25% en las 'Big Four', mientras que dicho margen se sitúa en el 37% en las 100 principales firmas de abogados. Alguna de ellas ha llegado a incluso a lograr márgenes de un 66%. Este indicador nos dice que todavía tienen margen de crecimiento y que en muchos mercados se sigue teniendo una percepción de las 'Big Four' como auditoras y firmas contables, en detrimento del reconocimiento de sus áreas legales. Todavía en muchos países los brazos legales no están llegando a las operaciones o transacciones de mayor número de ceros, que sí se están llevando las firmas tradicionales, pero esto ya está empezando a cambiar.
Y hablando justamente de márgenes de crecimiento, cabe señalar que las firmas tradicionales en España tienen sus modelos muy consolidados y están altamente profesionalizadas. Sin embargo, las Cuatro Grandes vienen incrementando su facturación, de media, en un 8,4%, frente al 1,1% de Garrigues o al 1,3% de Cuatrecasas, las dos firmas de mayor facturación en el territorio nacional. Es decir, las 'Big Four' van ganando terreno.
Por último, se antoja necesario subrayar que los modelos de negocio de las 'Big Four' son más sofisticados que los de las firmas tradicionales. No se han limitado a las prácticas habituales del sector legal, como la integración de firmas, sino que además han hecho una apuesta fortísima –económicamente hablando- por la tecnología, por equipos de desarrollo de negocio o inteligencia de mercados que les están informando de forma continuada sobre la evolución de los mercados. Eso, sin mencionar la integración de consultoras innovadoras que permiten brindar mayor valor a sus clientes.
En resumen, el viento –y parece que también el tiempo- juegan a favor de las 'Big Four'. De momento, van a seguir aumentando su cuota de mercado, copando el middle market y comiéndose así una nada despreciable porción del pastel global de la facturación de servicios legales. Pero, ¿qué sucederá cuando hayan conquistado el middle market? Parece evidente que una vez conquistado ese territorio, deberán hacer frente a su enemigo natural, el Big Law, que afronta uno de los mayores asaltos al poder de su historia. La lucha entre ambos contendientes será encarnizada y ya hemos visto a algunas firmas muy importantes emular el modelo de generación de valor de las 'Big Four', pero ese esperado duelo solo llegará si el fantasma de Enron lo permite, mateniéndose esta vez al margen de la contienda.
Marc Gericó, Socio Director de Gericó Associates