Así son todos los abogados del Presidente Trump
Han abandonado la práctica jurídica en sus respectivos despachos Son reputados abogados relacionados con el Partido Republicano
En muchos países, a la hora de formar gobierno, el presidente o primer ministro desea contar en sus filas con profesionales de alto nivel para que ocupen cargos políticos de mayor o menor importancia. En Estados Unidos esta situación no es diferente, y el presidente Donald Trump ha decidido que entre estos profesionales se encuentren algunos de los abogados más importantes del entorno de Washington, designados para puestos de diferente índole dentro de su administración.
Provenientes de despachos de tamaño considerable, comparten la posesión de cuentas bancarias bastante abultadas, además de haber prestado servicios legales a clientes que están posicionados como reputados miembros del entorno republicano americano, como la Asociación del Rifle (NRA por sus siglas en inglés) o el mismísimo Comité del Partido, junto con políticos republicanos en la carrera por un puesto en el aparato legislativo americano. Son los abogados de Trump y del partido, ahora consejeros, jefes de departamentos o asesores en la Casa Blanca.
-Jason Greenblatt: Sin duda, el abogado más cercano a Trump, llevaba 20 años trabajando en su compañía hasta que en enero de 2017 fue nombrado por el presidente representante especial para las negociaciones internacionales. Y es que el director jurídico de la organización empresarial de Trump ha colaborado estrechamente en la campaña hacia la Casa Blanca como asesor sobre las relaciones entre Estados Unidos e Israel, algo un poco alejado de su especialidad en derecho inmobiliario. Con un salario de más de un millón de dólares en 2016 (890.000 euros), este licenciado en Derecho por la Universidad de Nueva York, trabajó para la firma Fried, Frank, Harris, Shriver & Jacobson antes de ser el abogado de los Trump, ya que ha llevado casos a toda la familia tanto en Estados Unidos como en el extranjero.
- Gregory Katsas: Solo el año pasado, antes de ser nombrado consejero adjunto del presidente, ingresó casi 3,9 millones de dólares (3,5 millones de euros) por su trabajo como asociado en Jones Day, donde llevaba cuentas de clientes como la petrolera Chevron o Procter & Gamble. Dentro de esa cantidad se encuentra el paquete de salida del bufete, que no se ha concretado. Otra de las grandes ventajas económicas es “la pensión” que recibe del despacho, que le pagará 28.000 dólares al año (algo más de 25.000 euros), además de los beneficios como socio. Proveniente de Harvard y Princeton, su carrera le ha llevado ante todos los tribunales del país, convirtiéndole en un reputado y famoso fiscal y abogado, cuyo trabajo fue reconocido en 2009 con el premio Edward Randolph, el mayor que el Departamento de Justicia concede a un fiscal.
- Donald McGahn: De entre todos, es el más relacionado con el partido republicano. El ahora consejero del presidente en la Casa Blanca, fue jefe del consejo del Comité Nacional Republicano para el Congreso entre 1999 y 2008. Tras esto, fue nombrado por George Bush miembro de la Comisión Electoral Federal, donde estuvo hasta finales de 2013, pasando a formar parte de la firma de abogados Jones Day el año siguiente. De este último trabajo obtuvo el año pasado 2,4 millones de dólares (2,15 millones de euros), mientras compaginaba su labor de abogado con el apoyo como consejero de campaña de Trump. De entre sus clientes, destacan la Asociación Nacional del Rifle, todas las agrupaciones afines a la victoria de Trump y un congresista llamado Aaron Schock, acusado de desviar fondos públicos que tuvo que dimitir en 2015.
- William McGinley: Reconocido como uno de los abogados más importantes del Partido Republicano, fue contratado por Trump en la campaña electoral como asesor para la elección de delegados en la Convención Republicana de 2016. Perteneciente también a la firma Jones Day, dejó su puesto como socio con el que ganó el año pasado 1,5 millones de dólares (1,3 millones de euros) como secretario de gabinete en la administración. Declara haber recibido compensaciones económicas por sus servicios legales superiores a 5.000 dólares (4.477 euros) de 15 candidatos republicanos a distintos cargos en el Senado y en el Congreso, entre los que se encuentra la campaña del presidente Trump.
-Stefan Passantino: Este abogado, actualmente asesor adjunto de Donald Trump en asuntos éticos, ganó 600.000 dólares (537.000 euros) durante 2016, en la firma jurídica Dentons, una de las más importantes de Washington. Sin ningún vínculo con la campaña, este letrado, experto en asesoría jurídica en el ámbito político, declaró haber prestado servicios legales a más de 73 clientes el año pasado, además del trabajo en su bufete. Considerado un experto en cuestiones éticas, se graduó en la facultad de Derecho de la Universidad de Emory, una de las mejores del país. Fue protagonista hace unos meses en el escándalo de la consejera del presidente Trump, Kellyanne Conway, a la que no reprimió ni sancionó por saltarse las normas éticas cuando invitó a los espectadores de la cadena Fox a comprar la ropa de la marca de Ivanka Trump.
- Makan Delrahim: con unos beneficios en 2016 de alrededor de 870.000 dólares (778.000 euros) provenientes de su participación como abogado y socio en la firma Brownstein Hyatt Farber Schreck, el ahora consejero en la Casa Blanca destaca por su nominación como asistente del Fiscal General en Defensa de la Competencia, aun no resuelta en el Senado. Tras graduarse en quinesiología en la Universidad de California, obtuvo el doctorado en Derecho en la Universidad George Washington, tras lo cual comenzó a ejercer. Experto lobista, consiguió el año pasado para el bufete más de 2 millones de dólares (1,8 millones de euros) provenientes de la empresa de juego en quiebra Caesars Entertaiment.
- John Eisenberg: Graduado en la Universidad de Yale, este abogado se ha convertido en consejero legal del Consejo de Seguridad Nacional y consejero adjunto en asuntos de seguridad nacional del gobierno de Trump. No ha empezado su nuevo trabajo con buen pie, ya que fue acusado en marzo de filtrar información confidencial al Comité de Inteligencia de la Casa Blanca. En la firma en la que trabajaba anteriormente, Kirkland & Ellis, cobró un millón de dólares (900.000 euros) en concepto de salario, por su labor defendiendo a 18 clientes entre los que se encuentra la filial americana de BP, American Airlines o General Motors.
- James Burnham: proveniente también de Jones Day, este abogado declaró haber recibido en 2016 por parte del despacho, entre salario y bonus, 810.000 dólares (720.000 euros). Participo y ganó en la defensa del político republicano Robert McDonell, que fue acusado de corrupción cuando era gobernador de Virginia. También tiene en su cartera de clientes al Comité Nacional Republicano y a la tabacalera R.J Reynolds.
También hay mujeres, pero pocas
La escasez de mujeres entre los altos cargos de la administración de Trump es evidente. Esto se refleja en la falta de abogadas que han pasado a ocupar algún puesto en el gobierno. Una de ellas es Kellyanne Conway, la directora de campaña del presidente y hoy consejera presidencial, pero hay más:
-Ann Donaldson: El salario de esta abogada de quinto año de Jones Day durante 2016 ascendió a 266.000 dólares (236.000 euros), lo normal en la firma para alguien de su categoría. Proveniente de la firma americana, donde trabajaba codo con codo con el también abogado de la administración Trump, Donald McGahn, esta graduada de la Universidad de Harvard ha trabajado en numerosas campañas políticas y, en su tiempo libre, escribe junto a su marido (también abogado), novelas de terror.
-Kellyanne Conway: Aunque no ejerce como abogada, se graduó por el Trinity College de Washington y comenzó su carrera en Derecho como secretaria de un juez en dicha ciudad. Aunque ya no se dedique a ello, realiza trabajos esporádicos de asesoría para grandes despachos. El año pasado, fue el despacho Duane Morris el que pagó por sus servicios una cantidad no especificada. También está unida por amor a la abogacía, ya que su marido, George Conway, que ha sido nombrado por Donald Trump director de la sección de civil del Departamento de Justicia, era abogado antes de asumir el cargo público. El año pasado, este último cobró más de un millón de dólares (900.000 euros) de la firma de la que es socio, Wachtell, Lipton, Rosen & Katz.