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El Banco de España abre sus puertas con varios ‘goyas’ pero sin rastro del oro

La sede de la institución ofrece visitas guiadas gratuitas los fines de semana y muestra una sala recién restaurada

Imponente en el centro de Madrid, la sede del Banco de España tiene cierto aire de fortaleza, con sus muros gruesos y la permanente vigilancia. Ahora, siguiendo con una política de transparencia iniciada hace unos años, la institución ha decidido abrirse más a los ciudadanos y mostrar los tesoros que guarda en su interior este edificio inaugurado en 1891 y de 100.000 metros cuadrados. Para ello, a partir del 4 de octubre comenzarán a ofrecer visitas guiadas gratuitas al público general los fines de semana desde el viernes por la tarde, en una iniciativa bautizada como Puertas abiertas. Hasta ahora, se recibían visitantes, unos 4.000 anuales, pero solo de determinados colectivos como grupos educativos o asociaciones. La institución también dispone de una sala de exposiciones por la que pasan cada año entre 46.000 y 50.000 personas.

Los ciudadanos que deseen realizar la visita guiada, de unos 90 minutos de duración, tendrán que reservar su plaza a través de la página web del Banco de España. Los grupos estarán compuestos por un máximo de 30 personas. En principio, el programa estará hasta junio, a modo de prueba para comprobar su acogida, y si esta es buena, lo más que probable es que se extienda en el tiempo hasta que en 2030, si todo marcha según lo previsto, se abra el museo de la entidad. A las pocas horas de estar disponibles las entradas, ya están llenos todos los fines de semana de octubre y casi todos los sábados de noviembre.

“Este nuevo programa de visitas guiadas nos va a permitir compartir el lado artístico e histórico del Banco de España”, ha explicado el gobernador, José Luis Escrivá, durante la presentación de la iniciativa. Del mismo modo, ha recalcado que Puertas abiertas va en la línea de una apuesta por la apertura y transparencia de la institución financiera, para que se conozcan mejor las funciones del regulador.

Una advertencia. Los visitantes que acudan esperando ver lingotes de oro se van a llevar una decepción. Los únicos visibles son los que se pueden observar en varias fotografías expuestas en uno de los largos pasillos del edificio. La cámara del oro, esa que tantas leyendas acumula, no se podrá visitar hasta 2028, como ha asegurado la jefa de la División de Patrimonio y Colecciones de la institución, Yolanda Romero.

La joya del programa de visitas está al final del recorrido, en la sala Goya, donde se encuentran ocho retratos que pintó el genio aragonés, que fue accionista de la entidad, de “personalidades que fueron fundamentales en la creación del antiguo Banco Nacional de San Carlos [antecesor del Banco de España] en 1782”, ha explicado Romero. De los ocho lienzos, seis fueron encargos y dos se compraron en el siglo XX por el banco. Entre ellos destaca el del conde de Floridablanca (1783), en el que Goya se autorretrató de lado junto al protagonista del cuadro, un símbolo de su autoafirmación como artista. También el del conde de Cabarrús (1788), impulsor del banco, “amigo de Goya y representante de la burguesía ascendente”, ha añadido Romero, que, sin embargo, tras su auge tuvo una dramática caída al pasar cinco años en prisión.

En la misma sala puede contemplarse el retrato del conde de Altamira, “que era muy bajito y al que por eso Goya representó sentado y en una postura de poderío”. Y el del rey Carlos III, impulsor del banco, a solo un año de su fallecimiento. “Es un retrato realista, con las arrugas en el rostro, que aparece casi quemado por su afición a salir de caza, en contraste con la frente blanca, que protegía del sol su sombrero”.

Otros retratos son los que hay en la Sala del Consejo de Gobierno, entre los que sobresalen los dos que tomó la afamada fotógrafa estadounidense Annie Leibovitz a los reyes de España, Felipe y Letizia, presentados en noviembre de 2024. Un encargo del banco a propósito para este espacio, “para que puedan dialogar con los otros retratos de la sala”. Romero ha agregado que la iluminación de este lugar, presidida por una lámpara de una mesa de billar del palacio del marqués de Salamanca, “será sustituida por otra más específica”, que seguro permitirá que se vean mejor las fotografías de Leibovitz.

Además, los visitantes podrán pasear por el recién recuperado Salón de cobradores, que vuelve a su aspecto casi original. Esta sala llegó a tabicarse para su uso como almacén de libros de la biblioteca. Tras décadas oculto, ahora muestra sus azulejos y el hierro fundido de su estructura que, como ha dicho Ignacio García Pedrosa, del estudio Paredes Pedrosa, encargado de la restauración de este espacio, “evoca lo oriental en combinación con la arquitectura industrial”.

En la visita a este edificio, diseñado por los arquitectos Eduardo de Adaro y Severiano Sainz de la Lastra, hay que doblar el cuello unas cuantas veces para admirar sus vidrieras, como la del Patio de operaciones, espacio que pertenece a la ampliación del edificio de finales de los años veinte del pasado siglo. Esta vidriera, de la célebre Casa Maumejean de Madrid, “es la mejor de Europa en su estilo, art déco”, en palabras de Romero, y entre otros motivos se representan las diferentes ocupaciones (la agricultura, la industria…) y los nuevos medios de locomoción de entonces, como el tren o el transatlántico.

Otra vidriera más sencilla cubre la biblioteca, un espacio ejemplo de arquitectura de hierro y cristal, en la que hay una mínima parte de los 500.000 volúmenes de la colección, de los que 16.000 son de entre los siglos XV al XIX. Además, está la vidriera que puede verse sobre la Escalera imperial, realizada esta con mármol de Carrara.

También hay que mirar para arriba en una pequeña sala que se usó como comedor y en la que destaca una pintura de techo de Joaquín Sorolla, restaurada recientemente, que muestra a Voltaire contando un cuento a varias personas.

Romero ha explicado que el Banco de España está trabajando para poner en marcha en el edificio un museo, que tendrá unos 14.000 metros cuadrados en tres plantas y que se espera esté listo para 2030, lo que permitirá dar salida a parte de las 4.000 obras de arte, desde el siglo XV hasta arte contemporáneo, que atesora el banco. Y ha recordado que la entidad destina anualmente unos 150.000 euros para adquirir nuevas obras, fundamentalmente de arte contemporáneo.

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