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La casa de papel

¿Qué pasaría si robasen el oro del Banco de España?

España cuenta con reservas de oro por 13.977 millones, un 1% del PIB

Netflix
El elenco de la serie 'La Casa de Papel'.
Álvaro Bayón

La plaza de Cibeles no solo es una postal de Madrid. Ni tampoco es solo el punto en el que los aficionados del Real Madrid celebran los títulos de su equipo, ni un lugar atestado de turistas, ni siquiera la parada de salida de todos los autobuses nocturnos de la ciudad. Bajo el asfalto, en realidad, se esconde el mayor tesoro de España.

La sede del Banco de España, situada en este céntrico enclave madrileño, alberga en su sótano la cámara acorazada que guarda las reservas de oro de España. Se trata de una habitación de 2.500 metros cuadrados, a 35 metros de profundidad, y protegida por unas excepcionales medidas de seguridad. Se construyó poco antes de la Guerra Civil —cuando, según la leyenda, el Gobierno de la República llevó a Moscú parte de las reservas de oro para que no cayesen en manos del bando nacional— y desde entonces esta gran caja fuerte ha sido inspiración para libros y películas. La última y quizás la más exitosa ha sido la serie española La casa de papel, cuyos capítulos finales ha estrenado recientemente Netflix. Resuelve si la banda de atracadores que protagoniza la ficción es capaz de burlar a la policía para robar el oro del Banco de España y escapar con vida.

En caso de que la ficción se trocase realidad, lo primero que deben conocer los ladrones es que no será tan fácil como cuenta la serie. Tendría que atracar muchas distintas localizaciones al mismo tiempo. Desde el Banco de España confirman que no todas las reservas de oro se sitúan en esa cámara acorazada, sino que están repartidas en distintos puntos. Un enclave elegido por muchos bancos centrales, como la Reserva Federal de EE UU, es la base militar de Fort Knox, ubicada en el Estado de Kentucky.

La cuestión es que si una banda de atracadores consiguiese extraer todas y cada una de las onzas de oro que preserva España tanto en la cámara de seguridad del Banco de España como en distintas ubicaciones, ¿cómo afectaría a la situación económica del país, a los mercados y a la credibilidad de España?

Un metal ya no tan precioso

"Lo cierto es que con el sistema económico actual, las reservas de oro han pasado a ser mayormente algo simbólico, no tienen una utilidad directa en el funcionamiento diario de la economía. Esto es una gran diferencia de cuando el sistema imperante era el del patrón oro, en el que la moneda de un país era respaldada por estas reservas de oro, por lo que si estas fueran robadas la moneda se desplomaría al instante", explica Ángel Talavera, economista en Oxford Economics.

El botín del Banco de España es elevadísimo para la cuenta corriente de cualquier ciudadano, pero no tan alto para las cuentas de un país. Según sus cuentas de 2020, esta institución cuenta con 9,054 millones de onzas troy de oro fino, que están valoradas en 13.977 millones de euros. Esto es, aproximadamente, un 1,55% de los 989.554 millones de euros que tiene de activo total el Banco de España. Y poco más del 1% del PIB del país.

"La importancia de las reservas de oro para los bancos centrales ha ido decayendo desde el fin del patrón oro. Ahora los balances de los bancos centrales los conforman créditos, bonos o deuda", opina el economista Jose Carlos Díez. "Hoy en día los grandes robos no son a cámaras acorazadas, sino que se realizan a través de Internet, con técnicas como el phising", apostilla.

No obstante, el Gobierno que tuviese que afrontar un posible robo debería buscar alternativas para evitar la quiebra del banco central. Se vería obligado a realizar una millonaria provisión contra la cuenta de resultados y el Banco de España registraría unas multimillonarias e históricas pérdidas, que dilapidarían los 1.878 millones de capital que tiene el Banco de España. Una alternativa plausible sería un rescate público, como el realizado a la banca durante la anterior crisis, con fondos procedentes de los Presupuestos Generales del Estado o, eventualmente, de los mecanismos europeos. Esos casi 14.000 millones a los que está valorado el oro español se quedan en nada en comparación con los 64.000 millones que inyectaron España y Europa al sector financiero.

"La riqueza de un país no está basada tanto en su oro, sino en la capacidad del Estado de recaudar impuestos. De hecho, España es uno de los países con menos oro de la Zona euro, debido fundamentalmente al oro que se perdió durante la Guerra Civil y las ventas que se han realizado posteriormente, la última en 2007", señala Eduardo Areilza, sénior director de Alvarez & Marsal.

El papel de Europa y el efecto en los mercados

Europa sería, de hecho, un garante para la estabilidad de la economía española en una tormenta de esa magnitud. Desde la adopción del euro, el oro español no es en puridad propiedad de los españoles, sino de todos los europeos. El Banco de España se integra en el Eurosistema, la autoridad monetaria de la Zona euro, que integra al Banco Central Europeo y todos los bancos centrales nacionales de la Zona euro. El Eurosistema cuenta en su balance con 517.932 millones en oro, a fecha 3 de diciembre, un 6% del balance.

"Un banco central no puede quebrar. Probablemente todo derivaría en un contencioso con Frankfurt. El Banco de España tiene determinadas funciones, pero no es independiente. El BCE tiene el botón de crear el dinero y que aparezcan unos millones más en el balance para compensar esa pérdida del oro. El más interesado en solucionar el problema sería el BCE", asegura el economista Daniel Fuentes. Y lo ejemplifica la provisión que realiza anualmente por el deterioro de monedas y billetes. También cabe la posibilidad de incrementar el efectivo en circulación para compensar las pérdidas derivadas por que el oro se volatilizase.

"El peso del oro español en el balance del Eurosistema es pequeño. Un robo sería un pequeño problema en España, pero mínimo para el Eurosistema", sostiene Areilza. Otra cosa sería el punto en el que quedase la credibilidad de España para sus socios europeos, las exigencias que estos pedirían para sacar a España del atolladero y cómo se tomarían todo esto los mercados financieros.

"El impacto mediático sería de tal calibre que quizás podríamos ver algunas turbulencias en los mercados, no tanto por un impacto económico directo, pero más por el golpe que supondría a la reputación del país", pronostica Talavera. Fuentes también ve que este aspecto dañaría la marca del país, pondría en cuestión su seguridad, su capacidad de financiación y la inversión extranjera. "Un robo de las reservas de oro necesita tal infraestructura que solo sería posible ante una guerra o una invasión del país. En mi opinión, el contexto en el que se realizaría ese robo sería más grave que el robo en sí", sostiene.

"Previsiblemente esto provocaría un alza de la prima de riesgo, dado que el país no tendría reservas para respaldar algún impago. También dañaría al euro en el corto plazo por el menoscabo en la imagen de una de las principales economías de la zona euro y, en Bolsa, provocaría caídas en los bancos y en las empresas de seguridad", señala Araceli de Frutos, la socia directora de la EAF 107 y del fondo Alhaja Inversiones.

Este escenario guardaría bastantes similitudes con la crisis de deuda de 2010 que afectó a países del sur de Europa como Grecia, Portugal, Italia o España. En ese momento, los inversores empezaron a vislumbrar una posible quiebra de estos países en caso de que no obtuviesen el respaldo de la UE. Como entonces, un robo del oro español alentaría a inversores especuladores a apostar contra España, dispararía el coste de los seguros de quiebra (CDS) y elevaría el precio que exigen los inversores internacionales a España para financiarse. Con una deuda que actualmente excede el 100% del PIB, el país quedaría en una posición extremadamente delicada no solo para evitar la quiebra del Banco de España, sino también para sufragar el gasto corriente, como el pago de las pensiones o de los sueldos de los funcionarios.

Sobre la firma

Álvaro Bayón
Redactor de la sección de empresas especializado en operaciones corporativas, banca de inversión y capital riesgo. Graduado en Estudios Hispánicos por la Universidad Autónoma de Madrid y Máster en Periodismo UAM-El País, ha desarrollado toda su carrera en Cinco Días, donde trabaja desde 2016.

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