Se acabó el verano. ¿Volverá ahora todo el mundo a la oficina?
El fin de las vacaciones trae diversas discusiones sobre las nuevas formas de trabajo. El regreso a la oficina es solo una de las demandas de los colaboradores, atentos a un mejor balance de vida
Configurar la alarma después de un par de semanas de vacaciones marca el fin oficial del verano. La pregunta es si, una vez despiertos, los empleados se limitarán a quedarse en casa o deberán salir de su hogar. A medida que los trabajadores se despiden de la playa y del tiempo libre, algunas de las mayores empresas del mundo, como Google, BNY Mellon y JP Morgan, están haciendo un esfuerzo decidido para que la gente vuelva a la oficina. La cuestión ya no es si habrá un regreso a la presencialidad, sino cómo será y cuáles van a ser las claves del nuevo vínculo entre las firmas y sus colaboradores.
El trabajo desde casa ya no es lo que era, al menos en España. Según refleja la Encuesta de Población Activa, entre abril y junio de 2023, tan solo el 7,3% de las personas ocupadas en el país trabaja más de la mitad de los días desde su domicilio y solo el 13,9% de los empleados teletrabajan al menos un día a la semana.
Sin embargo, pese a la rápida vuelta a la normalidad tras la crisis sanitaria, la demanda por arreglos más flexibles sigue fuerte y la vuelta tras el descanso solo puede hacerla crecer. Un estudio realizado por la firma Infojobs realizado en julio pasado asegura que cuatro de cada diez españoles valoran por encima de todo contar con una situación que tenga en cuenta su bienestar y comodidad, antes que aspectos más clásicos como el tipo de contrato o el ambiente de trabajo.
“En estos dos años hemos asistido a un cambio de modelo. Las reglas han cambiado y las empresas deben saber adaptarse a este nuevo paradigma donde los empleados son más exigentes”, agrega Mónica Pérez, directora de Comunicación y Estudios de Infojobs.
Xavier Fàbregas, especialista en adicciones y salud mental, estima que las condiciones y las relaciones laborales han cambiado con unas condiciones más horizontales y donde “tenemos claro que somos más interdependientes”. Para este experto, todavía vivimos en un contexto de cambio donde empleados y jefes aún están acomodándose a esta nueva realidad. Unos pocos meses de verano es poco tiempo para entender donde terminará esta transformación.
Fórmula mágica
El consenso por parte de las empresas es que la adaptación a las nuevas exigencias requiere de soluciones particulares adaptadas a cada realidad. No existe un balance que aplique a todas las empresas igual, debido a las particularidades de su negocio.
“Cada empresa es única en su cultura, valores y objetivos, por lo que no hay una fórmula mágica universal”, apunta Smara Conde, directora de Recursos Humanos del grupo asegurador Aegon. No se trata entonces de copiar y pegar formulas desarrolladas en otras realidades o por prestigiosas consultoras, sino de “escuchar y entender” lo que piden los colaboradores, añade Conde.
Esther Burges Plasencia, jefa de Cultura y Experiencia de Empleado de Ibercaja comenta que la vuelta a la rutina viene acompañada de demandas por cuestiones más “trascendentes” que van más allá de lo puramente económico, como la diversidad, sostenibilidad y bienestar personal. “Cada organización debe construir su propia fórmula alineada a su cultura corporativa”, resalta.
Conde destaca que el fin de la temporada estival sí puede ser una buena oportunidad para la escucha. “En Aegon invitamos a nuestros empleados a ser parte activa en la definición de nuevas dinámicas laborales”, comenta. Para esto se disponen canales de retroalimentación constantes, encuestas para comprender necesidades y expectativas. De esta manera, han alcanzado un modelo flexible en los horarios de trabajo o incluso la opción de trabajo remoto hasta tres días a la semana. “Así estamos demostrando nuestra confianza en la responsabilidad y el compromiso de nuestros empleados”.
Confianza
La base para entusiasmar e implementar cualquier cambio en el modelo laboral tras el verano es la confianza, coinciden desde las diferentes empresas entrevistadas.
“Un entorno profesional de confianza es clave para el día a día, en ambos sentidos, tanto entre compañeros como con los líderes”, afirma Rita Olmedo, socia directora financiera y de Recursos Humanos de la agencia Evercom.
Sin embargo, Olmedo matiza los riesgos que tiene el proceso de diálogo y la puesta en marcha de algunos cambios en pos de la tan anhelada flexibilidad. “No es prueba y error, hoy aplico unas medidas, pruebo a ver y si no funcionan las elimino. Esto puede agotar a las personas y generar un entorno de desconfianza” reflexiona la líder de esta agencia de comunicación.
La puesta en marcha de los ensayos de nuevos modelos se combina con un mercado más maduro y que aún sigue escuchando de los efectos de la gran dimisión tras la crisis sanitaria. “Hemos vivido unos años donde la precariedad laboral del trabajo hacía que mucha gente aceptase situaciones que no eran tan positivas. Uno no podía levantar la voz y ahora sí, se cuestionan muchas cosas”, asevera Fàbregas.
Desafíos y oportunidades
Un estudio reciente del periódico estadounidense Wall Street Journal destaca que el 93% de los ejecutivos encuestados cree que las empresas deben abandonar la mentalidad de 9 a 5 y que esto repercutirá sobre sus resultados.
“Estos cambios crean un sentido de pertenencia más profundo y una mayor satisfacción entre nuestros empleados, ya que saben que sus voces son escuchadas y sus opiniones tenidas en cuenta” menciona Conde. La ejecutiva del grupo asegurador resalta uno de los primeros resultados tras la implementación de un régimen de trabajo más flexible: el índice de compromiso ha aumentado de 45 a 83 tras los cambios, con una subida significativa también en la eficiencia. “Cuanto más contento vas a trabajar, mejor haces tu trabajo”, resume.
“Se habla de hasta un 90% de correlación entre la experiencia del empleado y la del cliente. Mejorar la satisfacción de los colaboradores es el paso previo para mejorar la satisfacción del cliente”, comenta Burgues Plasencia en referencia a la importancia de mirar este indicador. En el caso de la entidad bancaria, sus últimas mediciones de satisfacción resaltan que las tres medidas más valoradas por la plantilla fueron aquellas relacionadas con la flexibilidad horaria, pero también con las ayudas económicas para la formación y los planes de retribución flexible.
Además de los beneficios para los clientes, también hay puntos positivos directamente para las empresas. Las compañías se benefician de una mayor retención del personal y una reducción de los costes de rotación y de seleccionar nuevo talento. “Volver a un sitio donde no la pasamos mal reduce los pensamientos de querer escapar o alejarnos”, dice entre risas Fàbregas.
Pese a los buenos resultados iniciales, los expertos matizan el impacto, que puede no ser inmediato. “La productividad puede variar, tanto incrementándose en algunos casos como reduciéndose en otros, porque somos personas y muy diferentes unas de otras”, concluye Olmedo.
Muchos son los factores que pueden perjudicar la introducción de nuevas formas de trabajo. El 60% de las compañías españolas consideran que sus valores aún no se han adaptado a los nuevos modelos de trabajo, señala un estudio reciente de Steeple, una herramienta de comunicación interna. La fortaleza de la comunicación presencial, las conversaciones en el despacho y las charlas de café hacen difícil este cambio.
Fàbregas destaca como grupos vulnerables a los jóvenes que, si bien pueden beneficiarse de su conocimiento tecnológico, se ven menos cercanos a la cultura del grupo de trabajo y los conocimientos de colegas más experimentados. Desde Ibercaja también mencionan los riesgos para el trabajo en equipo y la pérdida del sentido de pertenencia.
Las herramientas utilizadas para el día a día en el trabajo también tienen su efecto. Una encuesta llevada a cabo por la Universidad de Valencia y UGT destaca que el 72% de los teletrabajadores manifiestan no haber recibido ningún tipo de formación por parte de su empresa para realizar su labor de esa forma. Además, el 38% de los consultados denuncia que no cuentan con el apoyo técnico necesario en caso de tener problemas técnicos o de conexión.
“No está todo hecho, hemos recién iniciado un camino. Uno de los deberes para el nuevo curso es seguir investigando nuevas formas que provoquen un mayor bienestar en las personas”, resume Burgues Plasencia. La respuesta, ya está claro, no está esta vez solo en manos de los jefes.
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