Recortes de la Fed: ¿oportunidad o riesgo para los inversores?
Los ciclos de recorte de tasas tienen implicaciones muy diferentes si ocurren durante recesiones o en un aterrizaje suave.

La Reserva Federal de Estados Unidos está, una vez más, en el centro de los mercados financieros globales. Los mercados de futuros actualmente anticipan que la Fed comenzará a recortar las tasas de interés en septiembre con un movimiento de 25 puntos básicos, seguido por otro recorte en diciembre y hasta tres reducciones adicionales en 2026. Para finales de 2026, las tasas de política monetaria implícitas rondan el 3,1%, por debajo del rango actual de 4,25–4,5%.
Los inversores se preguntan con razón: ¿qué significará esto para sus carteras? La Historia sugiere que los ciclos de recorte de tasas tienen implicaciones muy diferentes dependiendo de si ocurren durante recesiones, o en el contexto de un aterrizaje suave.
La situación actual también supone una complicación adicional: la política. El presidente Trump ha sido inusualmente insistente en su presión sobre el banco central para que recorte más agresivamente, una práctica raramente perseguida por administraciones modernas. El mandatario ya ha nominado a un nuevo gobernador tras la renuncia de un miembro en funciones, y el mandato del presidente de la Fed Jerome Powell expira en 2026. Los mercados esperan que Trump reemplace a Powell con un presidente más comprensivo con las prioridades políticas.
En conjunto, las perspectivas sugieren tanto oportunidad como riesgo. Los inversores necesitan pensar cuidadosamente sobre acciones, bonos, divisas y el contexto político más amplio para posicionar las carteras eficientemente.
¿Una Fed Política?
La independencia de la Reserva Federal ha sido durante décadas una piedra angular de la política económica estadounidense. Sin embargo, en meses recientes, esa independencia ha sido puesta a prueba. Las peticiones demandas del presidente Trump por una política más laxa se hacen eco de estrategias más típicas de los mercados emergentes, donde los gobiernos a menudo buscan influencia directa sobre las autoridades monetarias. Aunque la Fed ha mantenido hasta ahora una postura cautelosa, la nominación de un nuevo gobernador subraya cómo el equilibrio de opiniones dentro del Comité Federal de Mercado Abierto (FOMC) podría cambiar.
El evento más importante está por venir. El mandato del presidente Jerome Powell termina en 2026. Se espera que Trump nomine un sucesor que favorezca una política monetaria más laxa, particularmente si la inflación continúa tendiendo a la baja. Tal cambio en la cúpula podría acelerar el ritmo de recortes más allá de lo que los mercados actualmente descuentan, agregando una capa de incertidumbre política a las decisiones de inversión.
Bonos: una señal mixta
Los mercados de renta fija suelen recibir bien los recortes de tasas. Las menores tasas de corto plazo reducen los rendimientos a lo largo de la curva, elevando los precios de los bonos. Durante décadas, éste fue un patrón fiable.
Sin embargo, la experiencia de 2024 rompió el molde. En lugar de caer, el rendimiento del Tesoro a 10 años subió sustancialmente después de los primeros recortes de la Fed. Los inversores —los llamados “vigilantes de bonos”— se preocuparon de que una política monetaria más laxa alimentara la inflación y exacerbara los riesgos fiscales. Con las necesidades de endeudamiento del gobierno estadounidense ya elevadas, demandaron una prima de riesgo más alta, empujando los rendimientos al alza y, paradójicamente, endureciendo las condiciones financieras incluso mientras la Fed las relajaba.
La pregunta para el próximo ciclo es si este patrón se repetirá. Para los inversores, esto significa cautela. El riesgo de duración puede no comportarse como se espera, y un enfoque equilibrado puede resultar más acertado que una apuesta unilateral a rendimientos en caída.
Acciones: montando el aterrizaje suave
Si la narrativa del aterrizaje suave se mantiene, las acciones pueden continuar beneficiándose. Un abaratamiento del precio del dinero reduce la tasa de descuento aplicada a ganancias futuras, mientras que los costes de endeudamiento de consumidores y empresas se alivian. Los mercados emergentes en particular están en posición de ganar con un dólar más débil, que reduce la carga de la deuda denominada en dólares y atrae flujos de capital.
El repunte de las acciones en Indonesia y Corea en meses recientes refleja esta lógica. Ambos mercados se habían marchitado en medio de la fortaleza del dólar, y de las preocupaciones comerciales globales, pero la perspectiva de una política más laxa de la Fed ha cambiado el sentimiento.
Aun así, los inversores deberían continuar siendo realistas. Si la economía estadounidense se desacelera más marcadamente de lo esperado, las revisiones de ganancias podrían volverse negativas. En ese caso, el patrón histórico —recortes de tasas coincidiendo con acciones más débiles— se reafirmaría. Los inversores en acciones deben por tanto equilibrar la exposición a sectores de crecimiento con asignaciones defensivas que puedan resistir una desaceleración económica.
El dólar y los mercados emergentes
La trayectoria del dólar es otra variable clave. Tradicionalmente, los recortes de tipos en EE UU debilitan la divisa al reducir los diferenciales de tasas de interés. Un dólar más suave apoya las materias primas, las acciones de mercados emergentes y los flujos comerciales globales.
Sin embargo, como se demostró en 2024, la Historia no siempre es lineal. El dólar se fortaleció después de los recortes iniciales, mientras el mercado descontaba recortes adicionales en las tasas y los rendimientos de bonos subían. Una repetición de esa dinámica podría templar los beneficios para los mercados emergentes, al menos en el corto plazo.
Aranceles: el comodín de la inflación
Ninguna discusión de las perspectivas estaría completa sin los aranceles. Hasta la fecha, los costos de los nuevos aranceles han sido en gran medida absorbidos por las empresas a través de la compresión de márgenes, ajustes en la cadena de suministros, y gestión de inventarios. Pero esos amortiguadores son limitados. Durante el resto de 2025, se espera que muchas compañías trasladen la subida de costes directamente a los consumidores.
Esto plantea el riesgo de un shock inflacionario puntual. Si la inflación general se dispara, incluso temporalmente, la Fed podría ver restringida su intención de recortar tasas tan rápidamente como los mercados esperan. Eso desafiaría la narrativa prevaleciente del aterrizaje suave, y potencialmente agitaría los activos de riesgo.
Los inversores deberían por lo tanto mantener la vista cercana a los datos de inflación, particularmente a las cifras subyacentes o básicos que excluyen los precios volátiles de alimentos y energía. Un repunte impulsado por los aranceles podría complicar la senda de esta política, y forzar a los mercados a revaluar expectativas.
La perspectiva de recortes de tasas de la Fed supone tanto una promesa como un peligro. Los mercados actualmente apuestan por un ciclo de relajación benigno que apoye a las acciones, debilite el dólar y restaure el equilibrio a la economía global. Pero la Historia aconseja cautela: los recortes de tasas a menudo acompañan el estrés económico, y los inversores en bonos han mostrado su disposición a resistir cuando aparecen los riesgos fiscales y de inflación
Si a ello se añade la presión política de la administración de Trump, el nombramiento pendiente de un nuevo presidente de la Fed, el impacto incierto de los aranceles, el panorama se vuelve más complejo. Para los inversores, el mensaje es claro: no traten los recortes de tasas como una luz verde automática para activos de riesgo. En cambio, manténganse diversificados, permanezcan vigilantes, y preparen sus carteras para un rango amplio de resultados: desde el esperado aterrizaje suave hasta la posibilidad de una caída más dura.
John Tidd es director de inversiones en Hamco AM, gestor delegado del fondo Hamco Global Value Fund

