La entrada de dinero en los planes de pensiones colectivos no basta para taponar la sangría de los individuales
El sistema de pensiones registra en 2024 salidas de dinero por cuarto año consecutivo, 616 millones, pese a que los planes de empleo registran su primer ejercicio en positivo en 13 años
Los planes de pensiones siguen averiados. El vehículo de inversión que debería ser la piedra angular para crear un patrimonio que complemente la pensión pública de jubilación lleva varios años desangrándose. En 2024, las gestoras de planes registraron 616 millones de euros más de salidas de dinero, que de nuevas aportaciones, el cuarto año de pérdidas patrimoniales. Los dueños de los planes se van jubilando y rescatando sus ahorros, las limitaciones legales restringen la entrada de dinero en los planes individuales y los esfuerzos del Gobierno por fomentar los planes de empleo, creando los planes de pensiones simplificados y los planes de promoción pública, no compensan
De acuerdo con los datos divulgados hoy por Inverco, la asociación de las gestoras de activos, en España había al cierre de 2024 casi 132.000 millones de euros acumulados en las diferentes modalidades de planes de pensiones. La cifra es un 7% mayor a la de hace un año, pero el incremento no se explica por la llegada de dinero nuevo, sino por la revalorización de los activos en los que invierten los planes ya constituidos. En concreto, los dueños de planes han tenido de media un incremento en sus inversiones del 8,8%, gracias al buen año bursátil y a que los tipos de interés siguen relativamente altos.
Ahora bien, en cuanto a suscripciones netas se trata del cuarto año consecutivo en que en los planes de pensiones sale más dinero del que entra, aunque la sangría se reduce casi la mitad desde los 1.100 millones de 2023. La principal explicación es legal: el Gobierno decidió en 2020 (con efectos en 2021) modificar el sistema de incentivos fiscales para promover los planes colectivos (aquellos que constituye una empresa para su plantilla, o que contratan autónomos) en detrimento de los individuales. Así, en estos últimos, el tope de aportación anual quedó en 1.500 euros, mientras que en los planes de empleo se puede llegar a 8.500 euros al año.
En los planes de pensiones (de todo tipo), las aportaciones se pueden descontar de la base imponible del Impuesto de la Renta. Ello provoca que el beneficio fiscal sea mayor cuanto más alto sea el tipo impositivo, que va ligado a la renta: alguien que ponga 1.000 euros en su plan y tenga un tipo marginal en el IRPF del 25%, se ahorrará 250 euros en su factura fiscal, pero si su tipo marginal es del 40%, se ahorra 400. Hasta 2021 los contribuyentes podían aportar hasta 8.000 euros al año que se deducían de la base imponible, pero el Ejecutivo consideraba que estos planes tenían un componente regresivo y que eran utilizados por altos patrimonios para aligerar la declaración de la renta. Ahora bien, el cambio normativo secó las aportaciones.
En paralelo, y para tratar de fomentar más los planes colectivos, el ministerio de Seguridad Social creó la figura de los planes de pensiones simplificados, que se están distribuyendo básicamente entre trabajadores autónomos y entre los empleados del sector de la construcción. También se creó una figura híbrida, los planes de promoción pública, en cuya comisión de control está representada la Administración, pero este formato no ha llegado a arrancar. Gracias al nuevo impulso de los mencionados planes simplificados, o planes para autónomos, el conjunto de planes de empleo ha vuelto a registrar aportaciones netas, por primera vez en 13 años. Ahora bien, la cifra es todavía escasa, apenas 167 millones de euros. Desde el sector confían en que esa cifra pueda ir mejorando, si se extienden los planes simplificados a nuevos sectores.
En los planes de pensiones individuales, al estar capada la aportación a 1.500 euros, se han registrado 783 millones de reembolsos netos (es decir, los desembolsos a inversores ya jubilados superan a las nuevas aportaciones), por lo que la cifra del conjunto de planes queda en 616 millones de salidas netas de dinero. El año pasado esa cifra fue de 1.100 millones de euros. El número de cuentas partícipes se ha situado en 10.190.500 a diciembre de 2024, lo que supone un incremento de 731.400 partícipes durante el año. La principal fuente de llegada de nuevos dueños de planes es el sector de la construcción, donde hay más de un millón de trabajadores. El número de partícipes estimado se sitúa en torno a ocho millones, al existir partícipes con más de un plan.
En los planes de pensiones individuales, el patrimonio acumulado a finales de año se situó en 92.242 millones de euros, lo que supone un incremento del 8,7% respecto a diciembre de 2023. En los planes colectivos hay 38.800 millones de euros. El buen ejercicio en términos de rentabilidades ha hecho que se maquillen ligeramente los retornos en plazos más largos, aunque aún así no bastan para el objetivo mínimo de batir a la inflación. Así, el rendimiento medio de los planes para un periodo de 10 años ha sido del 3,1%, de acuerdo con los datos divulgados por Inverco. Mientras que a 25 años, la rentabilidad media anual es del 2,3%. Las gestoras de fondos alegan que esos retornos están muy condicionados por un perfil muy conservador de los ahorradores españoles, que hace que inviertan poco en Bolsa a través de sus planes.