El comercio entre España y el Líbano resiste (por ahora) a la guerra entre Israel y Hezbolá
Las exportaciones españolas al país levantino crecen un 20,8% hasta julio pese al conflicto armado. Pero se está aún lejos del nivel prepandémico, cuando rondaba los 500 millones
En la década de 1960, al Líbano se le conocía como la Suiza de Oriente Medio por su modelo de convivencia entre múltiples culturas y religiones, y por la pujanza de su sector financiero, que por entonces atraía inversiones de todas partes del mundo. Pero la guerra civil que desgarró al país entre 1975 y 1990 lo sumió en un declive económico del que nunca ha conseguido reponerse del todo. Ahora, en medio de una nueva incursión del ejército israelí en su territorio, la esperanza de que pueda recuperar su esplendor pasado parece exigua. Pero ¿qué supone esto para las relaciones comerciales con España?
Según datos del Icex, el valor de las exportaciones españolas al Líbano en 2023 fue de 284 millones de euros, un monto que representa un descenso de 64 millones en comparación con los 348 millones de euros registrados en 2022. “Aunque se ha experimentado una ligera recuperación en nuestra cifra de negocios respecto a los mínimos de 2020 (cuando solo se alcanzaron los 261 millones de euros), todavía estamos lejos de los niveles precrisis económica en los que se había consolidado una cifra de exportaciones de en torno a los 500 millones”, señalan fuentes de la Oficina Económica y Comercial de España en Beirut.
La crisis a la que hace alusión el organismo fue el desplome de la libra libanesa a finales de 2019, la cual ha experimentado desde entonces una depreciación superior al 90%. Como consecuencia, esto ha generado el empeoramiento de la ya de por sí complicada situación económica del país y ha dificultado el acceso a divisas, lo que explica en gran medida el descenso brusco de las exportaciones provenientes de España en los últimos cinco años. A esto hay que sumarle la inestabilidad política y social, la pandemia o la explosión del puerto de Beirut en 2020, que causó gran destrucción en la capital libanesa y provocó la muerte de 218 personas.
“Dejamos de exportar cuando se produjo la explosión. Nuestro distribuidor estaba ahí y lo perdió todo”, comenta un portavoz de Basmar, una pyme con sede en Madrid que diseña y fabrica prendas de baño. No obstante, un total de 1.976 empresas españolas –muchas de ellas pymes– exportaron sus productos o servicios a ese país en 2023, según datos de la Secretaría de Estado de Comercio de España.
Además, apuntan desde la Oficina Económica y Comercial, “la guerra entre Israel y Hezbolá iniciada en octubre de 2023 no ha impedido que, hasta julio de 2024, nuestras exportaciones hayan crecido un 20,8% frente al mismo período del año anterior, hasta alcanzar los 178,9 millones”.
Los envíos a la nación de Oriente Próximo suponen apenas un 0,07% de todos los intercambios
Una de las compañías españolas que mantiene su actividad con el Líbano es Casteller, una firma de calzados ubicada en Caravaca de la Cruz, en Murcia. Una portavoz de esta pyme, que lleva ya unos años exportando al país levantino, comenta a este diario que, de momento, no han tenido problemas para enviar y vender allí sus productos, y que tienen previsto seguir haciéndolo. Sin embargo, visto en contexto, la realidad es que la balanza comercial entre las dos naciones es marginal. “Suponen un 0,07% del total las exportaciones españolas”, afirma Antonio Bonet, presidente del Club de Exportadores e Inversores Españoles. Las inversiones del Líbano a España son incluso inferiores: “Representan un 0,01% del total (sumaron 63 millones de euros en 2023)”, añade.
Más allá de su relevancia macroeconómica para España, Bonet advierte de que si el conflicto bélico escala, tanto las importaciones como las exportaciones podrían verse interrumpidas, lo cual –además del drama humano que supondría para los libaneses– tendría un coste directo para miles de empresas y familias españolas. “El debilitamiento de Hezbolá, que es un Estado dentro del Estado, y la erradicación de su cúpula por parte de Israel, puede generar un vacío de poder que desemboque en una nueva guerra civil, lo que tendría consecuencias económicas desastrosas”, apunta Frédéric Mertens, profesor de relaciones internacionales de la Universidad Europea de Valencia.
Un total de 1.976 empresas, muchas de ellas pymes, venden sus productos y servicios a Beirut
En conjunto, el sector que más exporta al Líbano es el de las semimanufacturas, seguido por el de la alimentación, y después el del petróleo y derivados, recoge el Icex. Por productos, los combustibles supusieron el 16,1% del total de los envíos en 2023; el ganado bovino, el 12,9%; pavimento y revestimientos cerámicos, el 10,50%; los farmaquímicos, el 3,9%; y las prendas textiles, el 3,3%. Desde el Líbano, a su vez, el área que más importó fue el de las semimanufacturas, especialmente los metales no ferrosos.
“Es un país con muy pocos recursos. Una de sus principales actividades es la agricultura y tampoco tiene tantas zonas fértiles. El peso económico del país estaba en su capacidad financiera, y eso ha desaparecido”, asevera Sergio Castaño Riaño, profesor del Grado en Relaciones Internacionales de la Universidad Internacional de La Rioja (UNIR). En cuanto a las empresas españolas que operan allí (unas 14, de acuerdo con el Icex), no hay grandes nombres. “Algunas textiles, pero ninguna energética ni ningún banco importante”, agrega.
El peligro de una escalada regional
Riesgos. La intensificación del conflicto en Medio Oriente amenaza el comercio más allá del Líbano. El lanzamiento de mísiles de los hutíes de Yemen a los barcos cargueros como represalia por la ofensiva israelí en Gaza ha provocado que el grueso del tráfico marítimo del canal de Suez se haya desviado al cono sur de África. “Eso supone 15 días más para todas las mercancías que van de Europa a Asia y viceversa, con un alza considerable de los fletes y un encarecimiento de los productos”, dice Antonio Bonet, presidente del Club de Exportadores. Desde la Oficina Económica y Comercial de España en Beirut explican que la mayor peligrosidad está en las rutas marítimas en las zonas próximas a las costas de Israel y Líbano, ya que el conflicto “ha supuesto un alza en las primas de seguro, encareciendo los precios de importación”. Por ello, recomiendan revisar que las navieras continúan realizando un servicio regular con Líbano y verificar que en las cláusulas de seguro se cubran contingencias derivadas de enfrentamiento armado.