Vectem: el laboratorio que lleva el rigor científico al cuidado de la piel
Nacida del oficio farmacéutico, la compañía catalana lleva seis décadas desarrollando productos de dermocosmética. En 2025 prevé facturar cerca de 12 millones


La dermocosmética es un terreno feroz en el que imperan la hiperactividad comercial y la hegemonía de unas pocas multinacionales. Si sobrevivir como empresa independiente en este ecosistema es una rareza, mantenerse con principios firmes e identidad propia supone toda una excepción. Ese es el logro de Vectem, un laboratorio catalán que lleva seis décadas fabricando productos para el cuidado de la piel con rigor científico y una firme convicción ética. “No somos una marca que decide, sino un laboratorio que formula y actuamos como tal”, resume Néstor Garriga, director general de la compañía.
La ciencia ha conformado su espíritu a lo largo de toda su historia. La empresa nació en 1965 tras el descubrimiento de Josep María Comelles Calatayud, visitador médico. “Tuvo la intuición de que el uso de las lipoproteínas para crear jabones terapéuticos era muy interesante y no se había probado”, cuenta Garriga. Durante años trabajaron bajo prescripción médica, hasta que en los años ochenta se decantaron por la dermocosmética.
Desde su sede en Rubí (Barcelona), Vectem elabora y envasa toda su producción. Dispone de laboratorio propio, equipo de I+D y un control de calidad que cumple con la normativa europea. La empresa ha crecido con paso firme: desde 2013 exporta a diversos mercados como Francia, Italia, Portugal, México, Chile, Taiwán, Corea y China. En 2025 prevé facturar entre 11 y 12 millones de euros, con una plantilla de 59 personas. “Hemos ganado en eficiencia sin aumentar el equipo. Lo importante es cómo se trabaja”, señala Garriga.
Publicidad inesperada
Su popularidad dio un salto en 2008, cuando se difundió el rumor de que Isabel Preysler utilizaba su crema Xhekpon. El fenómeno se repitió en 2013 en Asia, según Garriga. “Una celebridad habló de la crema. No hicimos nada para provocar esa visibilidad, ni publicidad, ni mención”, recuerda. Pero el boca a boca catapultó su fama. “Al ser un producto eficaz, generó confianza y las ventas se dispararon”, apunta Garriga.
Más allá de estas anécdotas, la estrategia de la empresa se basa en una idea poco convencional: eficacia antes que visibilidad. “Nuestro marketing es el producto”, afirma Amel Tahar, directora de Estrategia de Mercado y Producto. La firma no paga por reseñas ni lanza productos cada temporada. Su innovación es deliberada, basada en ingredientes probados, como el colágeno hidrolizado, la urea o los prebióticos, y siempre con un propósito clínico.

Esta filosofía es el reflejo de una convicción que acompaña a Vectem desde su origen, tal y como resumía su fundador, Comelles Calatayud, décadas atrás: “Ser un buen vendedor pasa por saber ofrecer el mejor producto que puede favorecer al cliente. Esto se traduce en un mejor bienestar para el conjunto de la sociedad, que adquiere lo que le hace falta, no lo que le entra por los ojos con campañas agresivas de publicidad que llevan muy a menudo a la decepción”.
Falsificaciones
Aunque la compañía ha logrado mantener su esencia, no está exenta de los desafíos que afronta el sector, como la falsificación de productos. La proliferación de copias en la industria cosmética es una tendencia al alza que supone una pérdida de 3.000 millones de euros a la industria cosmética europea, lo que supone un 4,8% de las ventas totales, según EUIPO (Oficina de la Propiedad Intelectual de la Unión Europea).
Los productos de Vectem han sido replicados, especialmente en Asia. “Más que el daño económico, nos preocupa la seguridad del consumidor”, subraya Tahar. Mientras que la compañía dispone de un sistema de control y se rige por el marco regulatorio europeo, las versiones falsas carecen de seguridad y pueden implicar riesgos en la salud de los usuarios. “No es lo mismo copiar un bolso que una crema para la piel”, puntualiza Tahar. La firma actúa contra las falsificaciones que detecta, sobre todo en España.
Frente a los riesgos del sector, la empresa avanza con un plan de transformación iniciado en 2021, con hasta 12 millones de euros de inversión y una meta clara: modernizarse sin perder su esencia. “Es una mezcla entre ponerse al día y seguir siendo una empresa familiar, tomando tiempo de hacer las cosas”, resume Tahar. “La intención es que más personas nos conozcan, no porque prometemos, sino porque damos resultados”, concluye Garriga.
El matrimonio fundador: la intuición científica y la mente gestora
El origen de Vectem solo puede entenderse junto a la historia de su fundador. Josep María Comelles Calatayud vivió una juventud marcada por la muerte de su padre en un campo de concentración francés durante la Segunda Guerra Mundial. Aquel golpe lo obligó a trabajar desde muy joven para sostener a su familia, encadenando diversos empleos hasta que un día, casi por intuición, aceptó un puesto como visitador médico.
“Su dedicación al laboratorio fue absolutamente fruto del azar”, apunta Néstor Garriga, director general de la compañía. Ese entorno laboral favoreció el descubrimiento de su verdadera vocación: la formulación y la ciencia al servicio de la salud. Tras confirmar las beneficiosas propiedades tensoactivas de las lipoproteínas para la piel, llegó el proyecto.
Pero si él fue el impulso, su esposa, Rosario Pilar Esteban Miguel, fue la estructura. Mientras él se dedicaba a la formulación y la venta, ella gestionaba las finanzas y el día a día de la empresa. “El señor Comelles nunca se preocupó por el dinero. Sabía que estaba en buenas manos”, explica Garriga. Ese equilibrio entre visión comercial y gestión sólida fue clave para que Vectem no solo sobreviviera, sino que prosperara.
Durante más de medio siglo, Esteban Miguel llevó las riendas de la compañía hasta que en 2021 se retiró como directora general con 96 años. Hoy, con 100, sigue siendo la propietaria del 95% de la compañía.
“Gran parte de lo que hacemos hoy viene de lo que ellos construyeron. Su espíritu sigue aquí”, señala Garriga.

En busca de una sostenibilidad responsable
Greenwashing. Vectem asume la sostenibilidad como una forma de actuar, no como una herramienta de marketing, no caen en el ecopostureo. “Si hacemos algo es porque así lo creemos. Sabemos que hay impacto, pero lo reducimos al mínimo”, dice Amel Tahar, directora de Estrategia de Mercado y Producto. Sus decisiones se basan siempre en criterios técnicos, no estéticos.
Envases. La firma ha rediseñado su packaging con criterios sostenibles: se han sustituido los prospectos en papel por códigos QR; se usan materiales reciclados y se priorizan formatos que optimizan la logística. “Lo que no es útil, lo quitamos”, apunta.

