La realidad sobre la Bolsa emergente
La región es muy diversa y existen enormes divergencias en las rentabilidades y las valoraciones entre los diferentes países

Actualmente se dan dos hechos que apuntarían a la conveniencia de aumentar las inversiones en renta variable emergente. El primero es su persistente peor comportamiento promedio en los últimos 5, 10, 15 y hasta 20 años que el de las Bolsas de países desarrollados, particularmente la de Estados Unidos. Aquí sabemos que las Bolsas son cíclicas y el llamado efecto de “reversión a la media” suele conducir a que tras periodos prolongados de digamos 15-20 años de mal desempeño de un estilo, área geográfica o sector las probabilidades de que pasen a tener un buen compartimiento absoluto y relativo aumentan muy significativamente.
El segundo es que los resultados corporativos de bastantes compañías quizás no hayan sido tan elevados como esperaba el mercado, pero no han sido en promedio nada malos. La consecuencia es que las valoraciones en ciertos mercados como el más grande de todos, el chino, o en el mercado coreano, parecen atractivas.
Resulta clave señalar que las valoraciones, como por ejemplo la ratio PER precio/beneficios, no tienen en general valor predictivo a corto ni incluso a medio plazo. Sin embargo, a largo plazo sí se observa que son una medida útil para dirigir las inversiones hacia aquellos mercados donde las valoraciones se encuentran deprimidas y su potencial teórico de rentabilidad (dada su baratura) es en consecuencia más elevado. Ello sí puede requerir de paciencia, ya que pueden tener que pasar en ocasiones 10 años o más para que las mejores rentabilidades se materialicen.
Algunos de los guarismos parecen muy interesantes, ya que, por ejemplo, la rentabilidad anualizada media del índice MSCI Emerging Market en los últimos 20 años ha sido de alrededor del 5%, mientras que la del S&P 500 ronda el 11%. Una enorme diferencia de rentabilidad anual del 6% que en los últimos años incluso se ha intensificado aún más.
Sin embargo, es necesario señalar que la región emergente es muy diversa y existen enormes divergencias en las rentabilidades y las valoraciones entre diferentes países. Nos encontramos en un extremo mercados como el indi, que ha tenido un desempeño comparable al del estadounidense, pero también con unas valoraciones o carestía actuales muy delicadas. No obstante, existen gestores y analistas que lo siguen recomendando por sus vientos de cola estructurales como crecimiento, pirámide poblacional favorable o factores geopolíticos. En el otro, mercados como el chino, pero donde sus valoraciones deprimidas pueden estar justificadas por la inseguridad jurídica, la intervención del mercado o una economía con importantes retos por delante.
Terminamos con un listado de aquellos mercados que por una combinación de valoraciones atractivas y factores estructurales pueden ser interesantes: Europa del Este (ex Rusia), México, en Asia Indonesia o Filipinas, y para los más atrevidos, Argentina puede merecer al menos ser monitorizado.
Juan Manuel Vicente Casadevall es consejero de Smart Bolsa