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La sardina ibérica recupera el sello sostenible tras una década de ajustes

La pegatina azul MSC abre la puerta a nuevas exportaciones. La flota del Cantábrico y Portugal espera rentabilizar la etiqueta después de años de restricciones

La sardina ibérica, un pescado emblemático del litoral atlántico de España y Portugal, ha recuperado este mes de julio la certificación del Marine Stewardship Council (MSC), considerado como uno de los estándares de sostenibilidad más exigentes del sector. Las empresas e instituciones involucradas esperan que esto redunde en beneficios después de cinco años de trabajo coordinado entre flotas, científicos, conserveras y autoridades.

La obtención del sello, según los expertos, mejora los precios del pescado en lonja, aumenta la producción al cabo de los años, permite recuperar mercados internacionales y refuerza la posición de las conserveras de Galicia y Portugal en el resto del mundo.

La certificación afecta a 317 embarcaciones ­(185 españolas y 132 portuguesas) que pescan en aguas compartidas en el norte de España y el litoral sur de Portugal con arte de cerco. Esta es una técnica utilizada para capturar grandes bancos de peces: los pesqueros profesionales les rodean con una red en forma de muro flotante y, cuando están dentro, cierran la parte inferior, como si fuera una bolsa, para impedir que los peces escapen por abajo.

El precio del kilo en la lonja portuguesa ha pasado de un euro a una media de 1,20 este ejercicio

“La sardina es una de las especies marinas más importantes para Portugal, es un pescado muy tradicional para nosotros”, cuenta Sergio Faias, presidente del Consejo de Administración de Docapesca, entidad que gestiona las lonjas de pescado de Portugal, durante el acto de entrega del sello MSC en Oporto.

El reconocimiento MSC ya está teniendo un efecto en el precio. En las lonjas portuguesas, el kilo de sardina ha pasado de pagarse a 1,00 euro en 2023 a una media de 1,20 euros este año, asegura Faias. “MSC está ayudando a mejorar el precio de la sardina”, explica Faias durante una visita a la lonja de Matosinhos, en Oporto, mientras los pescadores recogían el pescado y remendaban las redes que habían sufrido desperfectos tras una mañana de faena en el mar.

Las cuotas de captura establecidas para 2025 ascienden a 51.738 toneladas, con un reparto desigual: el 66,5% corresponde a Portugal y el 33,5% a España.

Galicia aspira a negociar esa cuota con Europa tras haber liderado parte del proceso. “Nosotros hemos cumplido nuestra parte. Ahora Bruselas debe aumentar nuestra cuota para que podamos dejar de racanear sardina a los portugueses”, reclama Alberto Castro, director de Acerga (Asociación de Armadores de Cerco de Galicia), en el viaje de prensa organizado por MSC.

Desde 2019, esta organización ha sido la impulsora del diálogo con Portugal y con la organización MSC para recuperar el reconocimiento perdido en 2012 por la flota lusa. “La idea era trabajar juntos para garantizar sostenibilidad y poder exportar, y hoy por fin estamos aquí”, defiende Castro en la presentación.

Destinos

Con el sello azul, la sardina ibérica entra en el grupo de productos aptos para cadenas de distribución que exigen certificaciones sostenibles. Entre los principales destinos señalados por el sector están Estados Unidos, Alemania, Países Bajos o países más al norte como Dinamarca o Noruega. “Hay grandes compradores que ya han adquirido y congelado sardina porque sabían que pronto nos darían el certificado”, cuenta Faias. Para las empresas conserveras, el distintivo es también una palanca comercial.

“Es una distinción muy importante que nos permite diferenciar la calidad de la sardina ibérica del resto”, sostiene Claudio Ribeiro, portavoz de la conservera Pinhais, con sede en Oporto. Su empresa, que vende un 60% de su producto fuera de Portugal, ya ha comenzado a colocar el nuevo sello en los envases.

Estados Unidos, Alemania, Países Bajos, Dinamarca o Noruega son los países previstos para la venta

El proceso no ha sido inmediato ni barato. La certificación ha requerido auditorías técnicas, trazabilidad total y cambios operativos a bordo. En algunos barcos se han rediseñado sistemas de clasificación y almacenaje.

Desde el sector industrial subrayan que la sostenibilidad en los métodos de pesca también sirve para estabilizar el suministro. Alberto Garazo, responsable empresarial de MSC para España y Portugal, asegura que “el sello permite consolidar un modelo de gestión que garantice disponibilidad y que, con el tiempo, permita a los científicos aumentar el TAC (total admisible de captura)”.

Diez años de proceso

Pérdida. La sardina portuguesa obtuvo el certificado MSC en 2010, pero lo perdió solo dos años después. Las auditorías revelaron un deterioro del stock: la biomasa reproductora caía desde 2006 y la mortalidad por pesca aumentaba. La suspensión obligó a retirar la etiqueta de los envases y rompió acuerdos con distribuidores que solo compran producto certificado.

Recuperación. Tras la suspensión, el sector ibérico aplicó nuevas normas: vedas estacionales, horarios limitados de pesca, tallas mínimas y control del esfuerzo pesquero. Las flotas redujeron voluntariamente sus capturas durante varios años, lo que permitió la recuperación del recurso pesquero. El proceso de recertificación comenzó formalmente en 2021. Tras un año de auditorías científicas, la pesquería de sardina ibérica obtuvo de nuevo el sello MSC el 4 de julio de 2025. Por primera vez, reconoce a las flotas de España y Portugal de forma conjunta.

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