La Unión Europea acelera la integración energética con 235 nuevos proyectos transfronterizos
El Viejo Continente busca integrar el mercado para poder aumentar la resiliencia y la seguridad del suministro. Los expertos ponderan que el financiamiento, la burocracia y las complejidades de la regulación son los principales factores que dificultan la unificación comunitaria y la conclusión de la unión energética


Bruselas acelera la integración de sus redes para lograr la independencia energética. En consonancia con su búsqueda de la autonomía estratégica, la Comisión Europea comunicó recientemente que ha otorgado a 235 proyectos energéticos transfronterizos la categoría de proyectos de interés común (PCI) y proyectos de interés mutuo (PMI), la segunda iniciativa de este tipo desde 2023. De acuerdo al Ejecutivo comunitario, los proyectos seleccionados podrán solicitar financiación de la UE a través del mecanismo Connecting Europe (CEF, por sus siglas en inglés) y se beneficiarán de procesos de autorización y reglamentación acelerados para una rápida ejecución y entrega.
Tras décadas de adicción al gas ruso, el Viejo Continente sigue luchando por reconfigurar su matriz energética. En este contexto, la nueva infraestructura se presenta como una necesidad para abastecer a los países que eran más dependientes de los combustibles de Moscú, pero también como una oportunidad para reducir la dependencia de las exportaciones. “Una mejor interconectividad en toda la UE impulsará la eficiencia del mercado, reducirá la volatilidad de los precios, contribuirá a la integración de más energías renovables y también a garantizar la seguridad del suministro”, explica una portavoz de la CE a CincoDías.
En este contexto, Bruselas defiende que los proyectos interfronterizos fortalecerán al continente y lo acercarán a la culminación de la unión de la energía. En concreto, se espera que este mercado común con precios más competitivos favorezca a sectores intensivos en el uso de energía como la industria pesada, el automotriz, el químico y la siderurgia, todos ellos estratégicos para la región (y en particular para Alemania, Francia, Italia y España).
“Al permitir interconexiones vitales en toda la UE y con los países vecinos, estos proyectos pueden desempeñar un papel estratégico en el aumento de la competitividad de la Unión, la descarbonización y la mejora de la seguridad e independencia energéticas de Europa”, indica una publicación oficial del Ejecutivo comunitario.
Dicho esto, cabe mencionar que un estudio reciente realizado por la firma Artelys para la Comisión Europea mostró que las inversiones en infraestructura energética no se distribuyen equitativamente en toda la UE, ya que Alemania, Francia y los Países Bajos representan conjuntamente el 53% de las inversiones totales hasta 2040.
Como dato, el CEF ha destinado 8.000 millones de euros a proyectos emblemáticos desde 2014. Un ejemplo destacado de programas emblemáticos transfronterizos es la sincronización del Báltico, gracias a la cual los Estados de esta región recuperaron su independencia de la red eléctrica rusa, integrándose plenamente en el sistema energético de la UE. En el contexto del Marco Financiero Plurianual 2028-2034, la Comisión propuso quintuplicar el presupuesto del CEF, pasando de 5.840 millones de euros a 29.910 millones.
¿Por qué es necesario?
Un mercado europeo donde la energía fluya libremente es beneficioso por distintos motivos, pero la seguridad de suministro es uno de los más importantes. A este respecto, Norbert Rücker, director de economía e investigación de próxima generación de Julius Baer, destaca que un ejemplo de esto es el efecto que tuvo la diversificación durante los meses iniciales de la invasión a Ucrania.
“La crisis energética de 2022 fue ejemplar. Debido a la capacidad de importación de gas natural ya disponible y a la sólida red de gasoductos, Europa pudo compensar por completo el déficit ruso. Gracias a las interconexiones con sus vecinos, Francia pudo capear los apagones nucleares masivos con importaciones de electricidad. Por cierto, España jugó un papel clave en ambos casos. El gas natural llegó a las costas españolas y se exportó por gasoductos a Francia. Los flujos de electricidad se invirtieron y las centrales eléctricas españolas exportaron a Francia”, detalla el experto de Julius Baer a este diario.
Por otro lado, esta infraestructura ayudará a compensar la creciente demanda que proviene de la electrificación de la industria, el transporte y los edificios. “El posible aumento de la demanda eléctrica derivado de la IA sugiere que la capacidad de la red y la generación flexible deberán crecer en paralelo. Mejorar la conectividad energética entre los Estados miembros de la UE es fundamental para esta transformación. Unas interconexiones más sólidas permiten a Europa equilibrar la generación renovable intermitente entre países y ofrecer apoyo mutuo durante interrupciones del suministro”, sostiene Tom Levering, gestor de carteras de Wellington Management.
Levering recalca que el reciente apagón ibérico expone la urgencia de la integración. “El corte en España y Portugal mostró cómo un fallo local puede tener efectos en cascada y por qué son deseables interconexiones más robustas y refuerzo de la red. Proyectos a gran escala como la interconexión por el golfo de Vizcaya entre España y Francia, los hubs eólicos marinos del mar del Norte y las mejoras en la transmisión báltica son ejemplos de cómo Europa está invirtiendo para fortalecer su infraestructura común, todo ello crítico para construir una red moderna y respaldar la energía renovable a gran escala”, explica el experto a CincoDías.
Nuevos proyectos
Según un estudio reciente de la Comisión, las necesidades de inversión en infraestructura energética europea (redes de electricidad, hidrógeno y CO2) se aproximarán a los 1,5 billones de euros entre 2024 y 2040. En detalle, la lista de PCI y PMI seleccionados incluye: 113 proyectos de electricidad, redes eléctricas marinas e inteligentes y 100 proyectos de hidrógeno y electrolizadores. Por otra parte, presentan 17 proyectos de infraestructura de transporte de carbono, 3 proyectos de redes de gas inteligentes y 2 proyectos que conectan Malta y Chipre con la red de gas continental.
“La cartera prioritaria de la UE incluye más de 200 proyectos de electricidad, hidrógeno y CO2, entre ellos, los interconectores Nautilus y TritonLink, el corredor de hidrógeno BarMar que conectará España y Francia y la red Northern Lights de transporte y almacenamiento de CO2 que da servicio a varios Estados miembros”, asegura Chris Deves, socio y responsable de relaciones con inversores de Sosteneo a este diario. “Los anuncios más recientes incluyen una convocatoria récord del programa CEF Energy de más de 1.200 millones de euros para 41 proyectos transfronterizos, el tratamiento acelerado de más de 200 iniciativas y nuevas medidas vinculadas al próximo European Grids Package”, agrega el especialista.
Compleja ejecución
Bruselas defiende que apoyará la ejecución de estos proyectos mediante una “mayor coordinación política” con los Estados miembros interesados. En esta línea, una portavoz de la Comisión Europea ha confirmado a este periódico que el Cjecutivo comunitario presentará en los próximos días un “paquete de redes europeas” para seguir acelerando el desarrollo de la infraestructura energética necesaria. Asimismo, un comunicado oficial indica que se profundizará en la iniciativa “autopistas de la energía”, que abordará urgentemente los cuellos de botella en el sector a nivel regional.
No obstante, los expertos concuerdan en que los esfuerzos por fortalecer la interconexión energética se enfrentan a una combinación de obstáculos políticos y económicos. A pesar de contar con un mercado eléctrico ampliamente integrado, los sistemas energéticos siguen siendo regulados a nivel nacional, lo que genera divergencias regulatorias y complica la coordinación transfronteriza.
“Estos desafíos se ven agravados por las importantes diferencias en los niveles de interconexión entre Estados miembros, muchas veces derivadas de factores geográficos. Los niveles de conexión son mayores en los países nórdicos y en los Estados bálticos, y significativamente menores en el suroeste de Europa”, apunta Dario Bertagna, director general sénior y corresponsable de energía limpia de Capital Dynamics.
Permisos
La concesión de permisos también sigue siendo el principal cuello de botella, agravado por marcos de planificación y regulación inconsistentes entre los Estados miembros. “El problema no es la falta de capital, sino la dificultad de llevar los proyectos a una fase invertible cuando los procesos están fragmentados y los plazos son poco claros. Las normas que regulan la participación privada también varían, lo que limita la base de financiación. Se necesita una mayor alineación regulatoria y vías de aprobación más claras para acelerar la ejecución”, afirma Chris Deves, de Sosteneo.
Asimismo, financiar esta transición sigue siendo un reto económico. De hecho, Tom Levering subraya que gran parte de la infraestructura de transmisión y distribución de Europa está envejecida y necesita inversiones de capital importantes y a largo plazo. “Conscientes de esta realidad, los reguladores de muchos países europeos, incluidos España y Alemania, están aumentando las rentabilidades permitidas para incentivar la inversión por parte de las compañías eléctricas”, asegura el gestor, para después agregar que las recientes entradas de capital privado han ayudado a las empresas públicas a acelerar el desarrollo.
Norbert Rücker otorga más peso a los factores externos que a la financiación. “El gran desafío reside en los propios proyectos a gran escala: burocracia, oposición y cualquier otro elemento que añada complejidad, tiempo y, por ende, costes”, sentencia. Desde su perspectiva, el reto no es tanto el financiamiento, sino los incentivos económicos. “Con la rápida innovación en campos como el almacenamiento en baterías, existen hoy en día soluciones que permiten una operación más eficiente de la red existente. Sin embargo, la regulación actual garantiza la rentabilidad de las inversiones y no siempre ofrece incentivos para optar por la solución más eficiente”, observa el experto de Julius Baer.
El entorno macroeconómico también se ha vuelto considerablemente más complejo y esto afecta al esfuerzo europeo. “Las disrupciones en las cadenas de suministro, el aumento de los costes de equipos y energía, y los tipos de interés elevados han incrementado los requerimientos de inversión de capital y han puesto presión sobre la financiación de proyectos y los retornos a largo plazo. Este contexto eleva el nivel de exigencia para los proyectos de interconexión, que son muy intensivos en capital y suelen depender de financiación de la UE”, comenta Dario Bertagna a CincoDías.

