Europa blinda su industria siderúrgica ante la sobreproducción global
Bruselas ha planteado una serie de medidas que buscan reducir el influjo de acero barato o subsidiado desde países extracomunitarios. El dominio de Asia en este sector seguirá creciendo en las próximas décadas, potenciado por China e India, según los expertos


Europa continúa su campaña para blindar industrias estratégicas. Recientemente, la Comisión presentó una propuesta para proteger al sector siderúrgico de la UE frente a los “efectos desleales del exceso de capacidad global”, aludiendo claramente a la ola de dumping que afecta al sector. En principio, esta propuesta plantea la limitación del volumen de importaciones libres de aranceles a 18,3 millones de toneladas anuales (una reducción del 47% en comparación con las cuotas de acero de 2024). Asimismo, contempla una duplicación del arancel aplicado a las importaciones fuera de cuota hasta el 50% (en comparación con el 25% vigente en la medida de salvaguardia). Finalmente, sugiere el refuerzo de la trazabilidad en los mercados del acero, con el fin de evitar la elusión de las medidas.
Actualmente, el sector es dominado por China, donde se origina alrededor del 54,6% del acero global. El segundo puesto es ocupado por India, que produce el 8,1%, seguida de la UE, que fabrica el 7%, y Japón, que alcanza solo un 4,6%. Estados Unidos, por su parte, solo produce un 4,3%. Las importaciones de la UE, en concreto, provienen principalmente de Turquía, Corea del Sur e India.
En este contexto, la Comisión Europea ha calificado la propuesta, como un “paso vital para garantizar la viabilidad a largo plazo de una industria estratégica crucial”, aunque dice que respetará el comercio abierto y buscará mayor cooperación con sus socios globales. La propuesta responde a una inquietud planteada por varios Gobiernos, patronales y sindicatos de los Estados miembros. Sin embargo, se reconoce que el asunto trasciende las fronteras comunitarias y se necesita una actuación colectiva mundial.
“El exceso de capacidad en la producción de acero es un problema global que requiere una actuación decidida, conjunta y auténtica de todos los socios”, indica un documento oficial del Ejecutivo comunitario. Dicho esto, cabe mencionar que, por su estrecha integración en el mercado interior de la UE a través del Acuerdo del Espacio Económico Europeo, las exportaciones procedentes de Noruega, Islandia y Liechtenstein no estarán sujetas a las cuotas propuestas.
Industria en crisis
La industria siderúrgica de la UE es la tercera más grande del mundo y emplea directamente a unas 300.000 personas, además de sostener indirectamente unos 2,5 millones de puestos de trabajo, con centros de producción en más de 20 Estados miembros. Este peso, sumado a su importancia para la transición energética, la tecnología, la construcción y la defensa, asigna al sector una importancia crucial para la región.
Sin embargo, fuentes oficiales del Ejecutivo comunitario revelan que, en la actualidad, la industria siderúrgica europea enfrenta “niveles insostenibles de exceso de capacidad global”, que superan en más de cinco veces el consumo anual de acero de la UE (620 millones de toneladas, y se prevé que alcance los 721 millones en 2027).
Este exceso de capacidad, el incremento de importaciones y el cierre de mercados de terceros países se suman a otros retos. Por ejemplo, se reporta un aumento de medidas comerciales restrictivas por parte de terceros países (incluyendo las estadounidenses, planteadas por Donald Trump). Asimismo, los altos costes energéticos e industriales dentro de la UE y una menor demanda nacional empeoran la situación actual.
“A pesar de que la industria de la Unión Europea demostró ser bastante resiliente a lo largo de 2023, la producción en los sectores que utilizan acero en la UE se contrajo en 2024, principalmente debido a las caídas en los sectores de la construcción y la automoción. Las perspectivas para 2025 y 2026 siguen ensombrecidas por una combinación cada vez más compleja: una elevada incertidumbre arancelaria, condiciones precarias en los sectores manufactureros, graves tensiones geopolíticas y desafíos económicos más amplios. Incluso tras las reiteradas medidas de flexibilización monetaria en la eurozona, los efectos sobre el ciclo económico no serán visibles a corto plazo”, apuntalan desde la patronal siderúrgica europea, Eurofer.
Estos desafíos debilitan la competitividad del sector en el mercado mundial. La industria siderúrgica de la Unión Europea es la única de una gran región que ha perdido alrededor de 65 millones de toneladas de capacidad desde 2007. En 2024, el índice de utilización de la capacidad fue del 67%, cuando niveles saludables rondan el 80%; y se estima que se han perdido entre 9.000 y 100.000 empleos desde 2007. El sector registró pérdidas récord en 2024, según datos recientes de la Comisión Europea.
Algunos analistas, no obstante, mantienen perspectivas relativamente positivas. “La industria siderúrgica europea se enfrenta a un panorama complejo, marcado por los altos costes energéticos, la intensa competencia global y el lento crecimiento económico. Sin embargo, también se encuentra a punto de alcanzar un crecimiento prometedor impulsado por el gasto en defensa, las inversiones en infraestructura, los proyectos de energía renovable y la transición hacia la producción de acero ecológico”, señala un informe de Oliver Wyman.
Desde la firma, aseguran que, si bien la rentabilidad sigue bajo presión y persisten riesgos como los aranceles y el exceso de capacidad, los productores de acero pueden sortear la crisis reorientando estratégicamente su base de clientes, optimizando la eficiencia operativa y empleando mecanismos financieros para preservar la liquidez y la confianza de los inversores. “Al adoptar estas medidas específicas y aprovechar las oportunidades emergentes, la industria siderúrgica europea puede posicionarse para un crecimiento sostenible hasta 2030 y más allá”, defienden en un informe.
Problema global
A nivel mundial, el sector vive una situación difícil. Ya en mayo, la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) advertía de que la industria siderúrgica mundial se enfrenta actualmente a desafíos persistentes que “probablemente se intensificarán” a lo largo de todo 2025 y en los años posteriores. La entidad anticipa aumentos sustanciales de la capacidad de producción de acero de hasta un 6,7% a nivel mundial entre 2025 y 2027, lo que, de concretarse, agravará el exceso de capacidad global.
Por otra parte, las prácticas anticompetitivas complican el escenario y aumentan la presión. De acuerdo a la organización, las subvenciones siguen “distorsionando la competencia” y han contribuido significativamente al exceso de capacidad en economías no pertenecientes a la OCDE.
Por ejemplo, la tasa de subvenciones de China es diez veces superior a la de los países de la OCDE. Además de préstamos por debajo del precio del mercado, estos apoyos anticompetitivos incluyen precios energéticos subvencionados, subvenciones directas y un trato fiscal preferencial. “Las medidas de apoyo distorsionan la competencia al proporcionar ayudas a instalaciones que, de otro modo, podrían cerrarse, e incentivos para inversiones que, de otro modo, podrían resultar comercialmente injustificadas”, indican desde la organización.
Igualmente, la presión que las exportaciones a bajo precio han ejercido sobre los países ha provocado un aumento repentino de nuevos casos antidumping. Durante 2024, 19 Gobiernos iniciaron 81 investigaciones antidumping relacionadas con productos de acero, lo que supone un alza de cinco veces con respecto al nivel de 2023 y se acerca al nivel de la crisis del acero de 2016. Según la OCDE, casi el 80% de los casos se iniciaron contra productores asiáticos, y China por sí sola representó más de un tercio del total.
“Además de los casos de dumping por producto, un número creciente de países han introducido medidas más amplias para proteger a sus industrias siderúrgicas mediante incrementos generales de los aranceles al acero en todo el sector. Este aumento de las medidas comerciales, tanto por producto como en general, refleja los efectos directos e indirectos que las fuentes de exceso de capacidad tienen en los flujos comerciales internacionales del acero”, revela el documento.
Dicho esto, cabe mencionar que la industria de metales y acero también se enfrenta en general un periodo de transición y cambios estructurales, con obstáculos de diversa índole. Entre ellos, resalta la transición a energías limpias, que puede implicar costosas inversiones de capital para sustituir los hornos de coque y carbón por hornos de arco eléctrico.
En suma, las previsiones globales apuntan a una desaceleración de la producción en todos los subsectores durante los próximos dos años. “Nuestros analistas predicen un crecimiento de los metales básicos de tan solo el 2,2% este año, que se reducirá a un escaso 0,7% en 2026”, adelantan los analistas de Atradius en su pronóstico para 2025 y 2026.

