La evolución de los salarios en España: más allá de las medias
Es muy probable que los trabajadores españoles podrán disfrutar en los próximos trimestres de una recuperación del poder adquisitivo

La evolución de los salarios en España ha sido motivo de debate en múltiples niveles. Uno de ellos, sin duda alguna, ha sido el microeconómico, es decir, a nivel de la ciudadanía. En general, tras el paso del episodio de inflación más severo que hemos experimentado en las últimas cuatro décadas, la sensación generalizada es que los salarios no se han recuperado y, hoy, un euro de nuestra nómina no da para lo mismo que hace unos años. En segundo lugar, otro nivel es el macroeconómico, donde las razones que han hecho que los salarios no hayan crecido como se esperaba han sido explicadas por grandes tendencias y eventos económicos tanto internos del país como, sobre todo, externos.
Para aportar a un debate que por su naturaleza es muy sesgado por la miopía propia de nuestro día a día, lo primero que debemos hacer es tratar de entender qué ha pasado con los salarios reales que ingresamos cada mes y por qué estos parecen haber perdido poder adquisitivo, al menos, en estos últimos tres años. La primera figura que acompaña a este texto nos cuenta una historia interesante.

La tasa de crecimiento del salario por trabajador cada trimestre en tasas interanuales viene representada por la línea de la figura primera, y que es el saldo de los componentes representados por las columnas. Así, en el primer trimestre de 2025 el salario real del trabajador creció un 1,1% interanual, lo que no es poco. Este crecimiento es ligeramente inferior a los dos trimestres anteriores, 1,8% y 1,4%. Así pues, actualmente, los salarios reales crecen a ritmos que podríamos considerar como moderadamente positivos, por lo que desde el primer trimestre de 2023 estos recuperan poder adquisitivo después de la pérdida de 2021 y 2022.
Al descomponer la evolución del salario real nos informamos de ciertas dinámicas que explican esta. Así, lo que nos indican los datos es que los trabajadores perdieron poder adquisitivo entre 2021 y 2023, obviamente por la fuerte subida de los precios, una escasa subida de los salarios nominales —lo que es llamativo dada la situación coyuntural del momento— y un mayor impulso de las horas trabajadas para recuperar parte del poder adquisitivo perdido. Gracias a una mayor intensificación de la mano de obra, la pérdida fue menor.
No cabe duda, como siempre trato de explicar, que un país dependiente de la importación de energía se “empobrece” ante shocks externos de precios de ciertos productos asociados a este mercado, y la evolución de los salarios reales entre 2021 y 2023 es un claro ejemplo de esta cuestión. Sin embargo, y como he avanzado, desde 2023 observamos una recuperación sostenida del salario real, dado que los salarios nominales crecen por encima de la inflación a pesar de una menor acumulación de horas, que desde entonces restan, aunque poco, al crecimiento al salario medio.
Esta descripción es interesante, ya que nos ofrece una pintura agregada que cuenta mucho a nivel macroeconómico y también ayuda a explicar a los ciudadanos por qué sienten que aun sus salarios no pueden comprar lo mismo que hace años. Sin embargo, y este es el interés de esta columna, es un error tratar de explicarlo todo atendiendo solo a los valores medios de una variable macroeconómica que engloba en su seno multitud de experiencias muy diferentes.
En la segunda figura se muestra el crecimiento de los salarios por hora en términos reales acumulados desde 2019 y la evolución del empleo en el mismo periodo a nivel de divisiones CNAE. El tamaño de la burbuja representa el volumen de empleo en cada sector, siendo así las burbujas mayores las que muestran un mayor peso sectorial, mientras que las menores nos muestran sectores más “anecdóticos” de la economía española.
La primera idea que trasciende es que hablar de salarios en España y su evolución, sin considerar que existe una enorme heterogeneidad a nivel sectorial, dice poco. Los salarios medios pueden evolucionar no solo por tendencias que definen la participación de los trabajadores españoles en la generación de rentas, sino por tendencias en los cambios sectoriales o por dónde se está creando o destruyendo más empleo.
Así, por ejemplo, en un sector como servicios de información (el punto más alejado a la derecha y arriba de la figura) ha experimentado un aumento superior al 30% en los salarios reales de sus trabajadores, mientras su peso en la economía, medido como número de trabajadores, ha experimentado a su vez un aumento significativo. Sin embargo, su influencia en la evolución de los salarios medios españoles es muy pequeña, dado que aún solo el 0,1% de los trabajadores españoles están en ese sector.
En sectores como este, o en el de los veterinarios, las agencias de viaje, la publicidad, los servicios personales o los de programación, en aquellos donde abundan los científicos, los investigadores, o en el de trabajadores de algunas industrias como la química, los salarios reales han experimentado aumentos muy significativos en el último lustro. Digamos que su experiencia es muy diferente a la del resto de trabajadores. El 44,3% de los trabajadores han experimentado una subida del salario real superior al raquítico mostrado por el conjunto de la economía. El 7% de los trabajadores han experimentado una subida superior al 7%.
En el lado contrario, la caída de los salarios reales en otros sectores ha llegado a ser importante. Por ejemplo, en telecomunicaciones (sorprende y habrá que ver las razones), la caída ha sido del 9,3%. Le siguen investigación y desarrollo, algunas actividades industriales, sobre todo las asociadas con los derivados del petróleo, financieros y artes gráficas (¿IA?). Llama también la atención los salarios en el sector de la construcción, con una caída real del 4%, y que podría estar asociada a la reducción de márgenes provocada por la fuerte subida de los costes de producción, a pesar de la subida de precios que, sin embargo, es un factor más reciente dado el período que se está considerando.
Por lo tanto, y para finalizar, la evolución de los salarios en España ha sido relativamente decepcionante en estos años. A pesar de la clara recuperación en los últimos dos años, factores como las horas trabajadas y la existencia de tendencias y evoluciones significativamente negativas en algunos sectores, así como una especialización hacia sectores con menores salarios, pueden explicar, en parte, por qué los salarios han crecido menos de lo esperado.
No obstante, y dada la evolución tanto de la productividad como de la ocupación en estos últimos años, es muy probable que si no experimentamos una recesión en los próximos trimestres u otro shock energético, los trabajadores españoles podrán disfrutar de una recuperación definitiva del poder adquisitivo perdido en los años posteriores a la pandemia. Veremos.

