¿Cómo puede golpear a la economía europea una nueva victoria electoral de Donald Trump?

Los expertos advierten de que con un posible segundo gobierno del expresidente republicano probablemente se incrementarían los aranceles a los productos europeos, lo que afectaría a las exportaciones del Viejo Continente y en particular a la industria

El candidato presidencial republicano y expresidente Donald Trump en un acto de campaña en el Mullett Arena, el jueves 24 de octubre de 2024, en Tempe, ArizonaAssociated Press/LaPresse (Associated Press/LaPresse)

Europa tiene la mirada puesta sobre las elecciones de Estados Unidos. Tanto las empresas como los políticos del Viejo Continente están al borde del asiento ante un posible segundo mandato del expresidente Donald Trump, que podría reavivar las tensiones comerciales y desincentivar la inversión en la región. Así, los expertos advierten de que una posible vuelta a la Casa Blanca del candidato republicano puede suponer un golpe crítico para la industria europea, en particular para Alemania y otros países que dependen de las exportaciones al gigante norteamericano.

“En el caso de una victoria de Trump, el impacto en los mercados dependerá del control del Congreso y del estilo de gobierno que decida adoptar. Hay varias versiones potenciales de su presidencia, dependiendo del resultado y de su estilo de gobernar. Sin embargo, lo más importante es que gran parte de la agenda comercial de Trump puede aprobarse con decretos ejecutivos”, explica Álvaro Antón, jefe de Abrdn para Iberia a CincoDías.

En esta línea, una medida anticipada por todos los expertos consultados sería la imposición de aranceles. En concreto, Trump ha propuesto una subida generalizada del 10% a las importaciones de bienes provenientes de todo el mundo “Los aranceles son el centro de la política económica de Trump. A diferencia de su primer mandato, cuando estas medidas se utilizaban a menudo como táctica de negociación, esta vez se consideran una cura para la mayoría de los males económicos. El objetivo principal es acabar con los déficits comerciales de Estados Unidos y, en segundo lugar, generar ingresos fiscales para el Gobierno”, alega David Ross, CFA, gestor de fondos internacional de La Financière de l’Echiquier (LFDE).

Dicho esto, los expertos consideran que los países europeos más golpeados serán los que más dependen de las exportaciones al país norteamericano. “Naciones como Alemania, Italia y España deberían encontrar nuevos mercados para sus productos. En particular, la industria manufacturera europea tiene un carácter netamente exportador, siendo además una importante fuente de creación de empleo, lo que la convierte en un objetivo particularmente vulnerable, con carácter genérico”, asegura Pedro del Pozo, director de inversiones financieras de Mutualidad, a CincoDías.

En concreto, los analistas coinciden en que las economías germana e italiana pueden ser de las más golpeadas. “Es probable que la disposición de Trump a imponer aranceles represente un nuevo desafío para el modelo alemán, centrado en el sector industrial, lo que, en última instancia, podría aumentar la brecha entre Alemania y la periferia de Europa, menos dependiente de las exportaciones. Asimismo, podría acentuar el creciente distanciamiento entre los sectores industrial y de servicios a medida que estos efectos se materialicen, lo que aumentaría las divergencias dentro de la zona euro. El sector industrial actuaría como un lastre constante para el crecimiento, creando una economía de dos velocidades”, comenta Supriya Menon, responsable de estrategias multiactivos para EMEA de Wellington Management.

El efecto de estas medidas, no obstante, no impactaría en la economía europea de forma tan inmediata. Paolo Zanghieri, economista sénior de Generali AM, opina que una victoria de Trump en las elecciones estadounidenses de noviembre frenaría las perspectivas de crecimiento, pero más a medio plazo. “Según nuestras simulaciones, la plena aplicación de las medidas comerciales propuestas no comenzaría hasta finales de 2025 y reduciría al menos 0,4 puntos porcentuales el crecimiento acumulado de la zona euro en el periodo 2025-29″, indica el experto a este periódico.

Duro revés

Las exportaciones de la UE a EE UU representaron algo más del 2,5% del PIB de la Unión, mientras que las exportaciones de EE UU a la UE solo equivalieron al 1,5% de su PIB. Por otra parte, la inversión de empresas americanas estuvo cerca de 3 billones de dólares en Europa, siendo el primer destino de las multinacionales americanas. En este contexto, Rodrigo Cebrián, director de inversiones de Edmond de Rothschild Banca Privada (EdR), avisa de que la dependencia asimétrica pone a Europa en una posición más vulnerable frente a las políticas proteccionistas de Trump.

“Más allá de que la imposición de aranceles por parte de EE UU a la Unión Europea pueda conllevar represalias de tipo similar, por parte de la Unión, uno de los objetivos que se persigue por parte estadounidense es precisamente favorecer el retorno de inversiones de EE UU en el extranjero a su propio país. En ese sentido, es de esperar una menor fluidez en el comercio mundial, algo que no beneficia a la economías más abiertas, de carácter esencialmente exportador, como son las europeas”, señala Pedro del Pozo.

Cebrián añade que una Administración de Trump con políticas comerciales agresivas también podría reducir drásticamente la inversión extranjera directa de EE UU en Europa. “Las tensiones comerciales y los mayores aranceles incrementarían el riesgo e incertidumbre para las empresas americanas que operan en Europa, especialmente en sectores como autos, tecnológico y farmacéutico”, dice el experto.

¿Qué sectores serán los más afectados? En opinión de David Ross, serán todos, empezando por la banca. “Trump regulará con un toque más ligero, dando a los bancos estadounidenses una ventaja regulatoria sobre los bancos europeos. Los fabricantes de automóviles y los proveedores de piezas de automóviles que fabrican fuera de Esttados Unidos verán sus exportaciones más costosas. Peor aún, cualquier empresa que también venda a China probablemente no solo verá aumentados los aranceles a EE UU, sino también restricciones sobre lo que se les permite exportar a China, como los equipos de fabricación de semiconductores”, adelanta Ross a CincoDías.

En una línea similar, Cebrián cree que los sectores más vulnerables a una victoria de Trump serían aquellos que dependan en gran medida de exportaciones a Estados Unidos. “El sector autos, en particular, si consideramos que las exportaciones de este sector alcanzan un valor al año de más de 60.000 millones de euros. Si se impone un arancel del 25% sobre vehículos, esto podría reducir significativamente la competitividad de fabricantes europeos como Volkswagen, BMW y Mercedes en el mercado americano, afectando tanto a ventas como márgenes de beneficio. Porsche, que fabrica principalmente en Alemania, podría verse aún más afectada”, augura el experto de EdR

Por su parte, Cebrián apunta que el sector de consumo discrecional también se vería afectado. “Europa exporta lujo y bienes de consumo por valor muy relevante; empresas como Louis Vuitton o Gucci podrían enfrentarse a una menor demanda debido al aumento de precios en el mercado americano”, aventura el ejecutivo.

“Igualmente, las empresas que dependen de cadenas de suministro globales, como Apple, podrían enfrentarse a aranceles en componentes europeos y chinos, lo que pondría en peligro la rentabilidad de sus operaciones en Europa. Además, el sector de energías renovables también podría sufrir bajo la Administración de Trump. Empresas como Siemens o Schneider Electric, que están fuertemente invertidas en energías limpias y electrificación, podrían verse perjudicadas si EE UU reduce su apoyo a las energías renovables en favor de los combustibles fósiles. Esto afectaría al impulso global hacia la transición energética, particularmente en Europa, donde los esfuerzos por combatir el cambio climático han estado en los primeros puntos de las políticas gubernamentales”, asevera Cebrián a este periódico.

En suma, los expertos consultados evalúan que cualquier escenario en el que Trump gane sería un agravante para la delicada situación regional. Esto, sumado a la posible inestabilidad política, podría implicar un punto de quiebre para la región. “Varias industrias europeas que ya se encuentran en una situación tumultuosa enfrentarían una mayor competencia de los productores chinos, lo que aumentaría las expectativas de una intervención de la UE con sus propios aranceles. Sin embargo, la actual negociación sobre los aranceles a los vehículos eléctricos chinos ha revelado desafíos en este camino. Alcanzar una mayoría en la UE es complejo, ya que los intereses de cada país difieren. Además, la estabilidad política en la eurozona se ha erosionado significativamente desde el primer mandato de Trump y se avecinan elecciones clave en Alemania (2025), Italia (2026) y Francia (2027 a más tardar)”, sostienen los analistas Axa en un análisis reciente.

¿Golpe a los mercados?

Más allá del impacto sobre las distintas industrias, una victoria de Trump también podría causar inestabilidad en otros campos de la economía. “Desde el punto de vista de la deuda, es de esperar que el mayor déficit estadounidense que derivaría de una bajada de impuestos manteniendo el gasto tenga un efecto negativo sobre la inflación y, por ello, sobre las curvas de deuda estadounidenses. Este movimiento podría contagiarse también a Europa, acompañado de volatilidad en el tipo de cambio euro-dólar”, agrega Pedro del Pozo.

Por otra parte, Ross piensa que probablemente los mercados de renta variable europeos vean negativamente una victoria de Trump, ya que se considerará que la combinación de aranceles y restricciones a la exportación a China limitará el crecimiento futuro de los beneficios. “El régimen arancelario estadounidense debería conducir a un dólar más fuerte y, por tanto, a una moneda europea más débil, lo que provocará una mayor inflación. La acción recíproca de Europa en materia de aranceles aumentará los precios de las importaciones, también inflacionistas. Por lo tanto, cabe esperar tipos de interés más altos debido a la mayor inflación. Un menor crecimiento, unos tipos de interés más altos y una mayor inflación no son positivos para los activos financieros”, señala el gestor de LFDE.

Esta inestabilidad también podría afectar al mercado de divisas. Desde la firma J. Safra Sarasin Sustainable AM (JSS) añaden que, en el caso de una victoria de Trump, el dólar se vería reforzado con su política para los aranceles y con su política monetaria. Sin embargo, ponderan que el dólar también podría debilitarse por sus políticas de sostenibilidad fiscal. “Además, sería improbable que Jay Powell fuera reelegido, lo que ocasionaría un riesgo de presión política sobre la Fed y también podría debilitar el dólar”, concluyen los analistas de JSS.

Finalmente, otro factor que podría verse afectado por un gobierno republicano sería la inflación, que podría incrementarse debido a los mayores costes de importación y a una combinación de expectativas más elevadas y una demanda aún fuerte. “A pesar de la ralentización de la actividad, la Reserva Federal podría verse obligada a bajar los tipos a un ritmo más lento. Fuera de EE UU, el golpe al PIB sería mayor y más duradero, y la redistribución de los ingresos proporcionaría un respiro limitado. En la zona euro, los grandes exportadores se verían más perjudicados. El impacto inflacionista debería ser mínimo, y el BCE respondería acelerando la relajación”, advierten desde Generali.

“Una política fiscal más expansiva implicaría un aumento en el tipo real y la inflación de equilibrio, lo que podría traducirse en un incremento en los rendimientos de los bonos del Tesoro a diez años. Además, es probable que la curva de tipos se acentúe. El dólar estadounidense suele fluctuar en función de los cambios en el impulso relativo del crecimiento y en los diferenciales de tipos de interés a favor de Estados Unidos. El impacto para los inversores europeos podría ser doble: por un lado, podría limitar la capacidad de los bancos centrales europeos para distanciarse de las políticas de EE UU; por el otro, podría ser una fuente adicional de tensiones, ya que un nuevo fortalecimiento del dólar podría impulsar las exportaciones europeas a EE UU, al mismo tiempo que atraería el ahorro europeo hacia los mercados de capitales estadounidenses”, indican desde Wellington Management.

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