Parlamentarias europeas: ¿un cambio de paradigma económico en la región?
A un mes de las votaciones, el Partido Popular Europeo parece ser el claro ganador. No obstante, el aumento de la presencia de representantes de la extrema derecha abre la posibilidad a que estas facciones tengan mayor influencia sobre las políticas comunitarias
Los ciudadanos de los 27 miembros de la Unión Europea (alrededor de unos 200 millones de personas) tendrán la opción de acercarse a las urnas entre el 6 y el 9 de junio para elegir a sus representantes en el Parlamento Europeo. Del cuerpo de legisladores que resulte de estas elecciones surgirán el presidente de la Comisión Europea y los 26 comisionados: el Ejecutivo comunitario que moldeará la política regional durante los próximos cinco años. En este contexto, los vencedores también tendrán influencia sobre cómo se gestionarán los fondos restantes de los 2,018 billones de euros del presupuesto europeo destinados al periodo 2021-2027, así como otros posibles estímulos económicos y la amortización de la deuda de la pandemia.
A tan solo un mes de esta fecha, las encuestas anticipan una victoria del Partido Popular Europeo, al que pertenece la actual presidenta de la CE, Ursula von der Leyen (que busca ser reelegida). Sin embargo, un cambio en la composición del legislativo podría reconfigurar el rumbo de las políticas comunitarias. Ante el aumento de la popularidad de partidos ultranacionalistas, las formaciones de izquierda temen que la derecha moderada ceda en campos como los estímulos públicos y las políticas verdes.
“Está en juego el devenir de la Unión en un momento crítico, donde el juego internacional de poderes se está revisando. Con una guerra en la propia frontera de la Unión. Con una influencia de China no solamente en terceros países sino entre los miembros de la UE. Y con unas elecciones estadounidenses que pueden marcar dramáticamente el próximo lustro”, indica Jonás Fernández Álvarez, legislador europeo y portavoz del grupo S&D en el comité de economía del Parlamento.
“Las elecciones europeas de 2024 podrían marcar un punto de inflexión en la política de la UE: el Parlamento Europeo ha sido tradicionalmente una fuerza progresista en la formulación de políticas regionales, y a menudo ha presionado más por soluciones europeas de mayor alcance que el Consejo. Esta dinámica podría cambiar fundamentalmente después de las elecciones de 2024, y se espera que el equilibrio de poder actual se incline a favor de más fuerzas de derecha”, indica un análisis de Luise Quaritsch, investigadora del Jacques Delors Centre.
¿Giro a la derecha?
Estas elecciones comunitarias prometen ser las más concurridas de la historia de la UE. Una encuesta realizada en abril por el Parlamento Europeo estima que el 71% de los ciudadanos tiene la intención de votar (10% más que en las elecciones anteriores). Los asuntos que preocupan a los votantes varían de acuerdo al país, pero principalmente son la defensa y seguridad, la sanidad pública y el apoyo a la economía (ver gráfico).
En este contexto, diez partidos se enfrentarán y el ganador tendrá que lograr mayoría simple en una votación para poder gobernar (361 votos de 720 de los miembros del Parlamento). Los principales actores son el Partido Popular Europeo (PPE), el Partido Socialdemócrata Europeo (S&D), la alianza entre centrodemócratas y liberales (Renew Europe), el Partido Verde Europeo, el Grupo de Conservadores y Reformistas (extrema derecha), Identidad y Democracia (euroescéptico ultraconservador) y el partido de la Izquierda Europea (extrema izquierda).
Las últimas proyecciones de Ipsos anticipan que los populares europeos mantendrían alrededor de 177 escaños. Esto abriría la posibilidad a que se renueve el pacto con socialistas y liberales (que lograrían 136 y 85 escaños, respectivamente), con quienes podrían superar los 361 votos que se necesitan para formar gobierno. Sin embargo, el aumento del voto por la extrema derecha de Conservadores y Reformistas (que podrían alcanzar hasta 76 escaños) abre la posibilidad de una mayor influencia de estos grupos en las políticas regionales.
“Estamos observando un incremento de la extrema derecha en muchos países de la UE. Pero más allá de eso, lo preocupante es la colaboración del Partido Popular con estas formaciones en muchos Estados miembros. Esa cooperación la hemos observado en los últimos 18 meses en el Parlamento Europeo, y es una amenaza creciente para el futuro de la Unión”, señala Fernández Álvarez, quien también es candidato en estas elecciones, a CincoDías.
En este contexto, las fuerzas a la izquierda del partido de Von der Leyen le resaltaron el pasado euroescéptico de muchos integrantes de Conservadores y Reformistas (ECR, por sus siglas en inglés), durante un debate reciente organizado por la Universidad de Maastricht (Países Bajos). Particularmente, el líder de la lista verde, Bas Eickhout, cuestionó que no se descarte completamente la posibilidad de un pacto con los ultraconservadores en un probable segundo Gobierno de Von der Leyen. De momento, el PPE ha negado que pactaría con Identidad y Democracia, pero aún no lo ha hecho de forma tan definitiva respecto a ECR.
Renew Europe, por su lado, ha anunciado que está presionando para que la Comisión inicie “procedimientos de infracción legal y que aplique mecanismos que vinculen el desembolso de fondos de la UE al respeto de los valores comunitarios”, según han indicado en un comunicado oficial.
La agenda popular
A un mes de las votaciones, los populares confían en su victoria. De hecho, Von der Leyen hizo alusión a su futuro Gobierno de forma indirecta en distintos momentos del debate en Maastricht. En este contexto, sus propuestas están orientadas a consolidar las iniciativas que el actual mandato inició en 2019 y a potenciar las políticas enfocadas en el sector privado.
“El mayor riesgo para nuestra prosperidad y nuestra forma de vida es la disminución gradual de la competitividad de la Unión Europea como lugar para hacer negocios. Nos hemos acostumbrado a un modo de vida muy cómodo en la UE, pero este tipo de éxito no surge de la nada: hay que ganárselo. Por eso es importante que las empresas europeas sigan siendo competitivas en un contexto internacional”, asegura Markus Ferber, eurodiputado y portavoz del Grupo PPE para Asuntos Económicos y Monetarios, a CincoDías.
En este sentido, el popular enumera algunas políticas que su facción planea implementar: “Reducir la burocracia y consolidar el corpus legislativo de la Unión Europea, completar el mercado único, modernizar la legislación de competencia de la UE, hacer que las cadenas de suministro sean más resilientes, garantizar el acceso a materias primas críticas, reactivar una ambiciosa agenda comercial, luchar contra el falta de mano de obra cualificada y mayor inversión en investigación y desarrollo”.
Ferber resalta que otras jurisdicciones, en particular Estados Unidos, han hecho mucho en los últimos años para convertirse en líderes de las tecnologías verdes. “En la UE, sin embargo, el Pacto Verde no ha sido un gran acuerdo. Más bien, ha venido acompañada de reglas y restricciones que han sofocado la capacidad de las empresas de la Unión para hacer negocios. Necesitamos asegurarnos de que aplicamos un modelo económico que allane el camino para las transiciones digital y ecológica, pero que también beneficie a los ciudadanos y las empresas europeas”, comenta el portavoz del PPE.
¿Cambio de paradigma?
La actual configuración del Ejecutivo europeo nace de la alianza entre populares, socialistas y centroliberales. De hecho, 14 de los actuales comisionados europeos provienen de estos bloques (8 y 6, respectivamente). En esta línea, es posible que, a pesar de que la izquierda y el centro pierdan representantes, el futuro Gobierno europeo todavía cuente con una cantidad similar (tal vez menor) de comisarios de estos grupos.
Una mayor influencia del PPE, no obstante, podría significar un enfoque más orientado hacia el sector privado y menos a la inversión pública. “Ha llegado el momento de que todas las instituciones empiecen a trabajar en una agenda seria de política industrial para el próximo mandato. Necesitamos un plan coherente de inversión, que mejore el entorno regulatorio y otras condiciones marco, como la inversión en I+D. Ésta será la principal tarea de todas las instituciones de la UE durante la próxima legislatura”, expresaron los populares recientemente en una publicación. “Solo podremos dominar las transiciones verde y digital si eliminamos rápidamente todas las barreras restantes y ampliamos el mercado interior a otros sectores, dando prioridad a la energía, las telecomunicaciones y el mercado de capitales”, afirmó recientemente el eurodiputado Andreas Schwab, portavoz de Mercado Interior del Grupo PPE.
En este contexto, cabe destacar que hay múltiples iniciativas que son compartidas por estas tres facciones y que posiblemente se continuarían en una futura coalición. Por ejemplo, la consolidación de la unión bancaria y la unión de los mercados de capitales han sido citadas por todas fuentes consultadas para este reportaje como prioridades para estimular la economía europea en el siguiente mandato. Asimismo, los expertos populares y socialistas coinciden en que captar mayor inversión privada y facilitar la inversión a lo largo de los Estados miembros es algo fundamental para que la economía europea despegue; pero también para la transición verde y la transformación digital.
“La Unión Europea adolece de unos niveles de inversión suficientes para afrontar la transición verde y la digital, y para mantener los estándares sociales que caracterizan al modelo europeo. Para elevar la inversión hay que actuar. En el ámbito privado, tenemos un mercado de capitales europeo fragmentado que impide que el ahorro se invierta en proyectos eficientes. Lo que debemos es remover las barreras nacionales que impiden una consolidación de un mercado único de capitales y avanzar en una supervisión única”, afirma Fernández Álvarez.
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