Sin complacencias en España, pese al buen momento
El FMI cree que la economía española liderará el crecimiento en Europa durante 2024 y 2025, pero le apremia a abordar reformas mientras Europa también busca no quedarse atrás
El Fondo Monetario Internacional (FMI) celebra esta semana su Asamblea anual en Washington con optimismo contenido. Los quirománticos del organismo han expuesto sus previsiones y vislumbran un futuro menos oscuro que el año pasado. La economía mundial está logrando un aterrizaje suave tras el mordisco de la inflación desencadenado por la invasión rusa de Ucrania y la consiguiente crisis energética. Muchas de las incertidumbres que empañaban las previsiones del año pasado se han despejado gracias, sobre todo, al tirón de Estados Unidos. En ese sentido, el organismo que preside la búlgara Kristalina Georgieva cree que la brecha entre la primera potencia mundial y el Viejo Continente se seguirá ensanchando durante los próximos años. Se trata de un asunto que quita el sueño a las autoridades de la Comisión Europea. Preocupa la pérdida de competitividad y se busca la fórmula para avanzar en la Unión del Mercado de Capitales y que la UE no se quede definitivamente atrás.
A nivel doméstico, el Fondo proyecta que la economía española será el motor de Europa durante los dos próximos años. La buena salud de su mercado laboral, la inyección de los fondos europeos y la exuberancia de los servicios, por el auge del turismo, aportan una dosis de energía extra a la economía ibérica. Pero los videntes del Fondo imaginan un escenario hasta 2029 donde el resultado no resulta tan tranquilizador. El organismo cree que España no será capaz de reducir la tasa de desempleo por debajo del 11% hasta la próxima década. El Gobierno de Pedro Sánchez se había comprometido a alcanzar el pleno empleo en la legislatura a lomos de una reforma de los subsidios de desempleo. El plan pasaba por incentivar a los parados a encontrar trabajo permitiendo que compatibilicen la prestación y el sueldo. Pero la debilidad parlamentaria del Ejecutivo propició que la norma fracasara en el Congreso a principios de enero.
El organismo cree que el buen momento que vive España se irá diluyendo si no se acometen grandes reformas. Considera que el déficit público se mantendrá durante los próximos cinco años por encima del 3% del PIB, la frontera a partir de la cual Bruselas mete en vereda fiscal a los países, y la deuda no bajará del 104% al menos hasta la próxima década. Precisamente el Fondo advertía el pasado viernes, en su examen a España, sobre los riesgos que la fragmentación política supone para la aprobación de reformas estructurales y para el crecimiento.
Por eso, aunque España sale bien parada en la foto global difundida ayer por el FMI, el análisis más exhaustivo apremia a abordar reformas estructurales. El Ejecutivo de Sánchez debe empezar a buscar margen fiscal para aumentar la inversión en tecnología, en renovables y en Defensa. Así contribuirá a que Europa no se quede atrás y reforzará las bases de su propio crecimiento.
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