Los españoles matriculan más coches de lujo que nunca, pero pagan menos impuestos por ellos

En 2023 se registraron 20.000 vehículos de más de 60.000 euros, un 50% más que en 2022. El fuerte peso de los enchufables baja la cuota media al mínimo histórico

Belén Trincado Aznar

Los españoles matricularon en 2023 más vehículos de lujo que en cualquier otro año, pero pagaron de media menos impuestos que nunca por ponerlos en circulación. Los últimos datos provisionales de la Agencia Tributaria son incontestables. La estadística refleja que el pasado ejercicio los contribuyentes compraron casi 20.000 vehículos de más de 60.000 euros. Además de ser un récord absoluto, la cifra implic...

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Los españoles matricularon en 2023 más vehículos de lujo que en cualquier otro año, pero pagaron de media menos impuestos que nunca por ponerlos en circulación. Los últimos datos provisionales de la Agencia Tributaria son incontestables. La estadística refleja que el pasado ejercicio los contribuyentes compraron casi 20.000 vehículos de más de 60.000 euros. Además de ser un récord absoluto, la cifra implica un aumento anual sin precedentes, del 51%. En consecuencia, la recaudación conjunta avanzó también hasta el récord de los 115 millones. Sin embargo, cuando el análisis se aterriza a cada caso, la cuota media por coche cayó a niveles nunca vistos: apenas 5.800 euros. Detrás de este fenómeno se encuentra el tirón del automóvil eléctrico.

El impuesto de matriculación es un tributo de naturaleza estatal que grava, en esencia, los niveles de emisiones de un coche cuando este sale a la calle por primera vez. Es decir, la cuota depende exclusivamente de cuánto contamina el vehículo, por lo que los coches eléctricos e híbridos enchufables están exentos de abonarlo. Y como muchos de ellos superan estos 60.000 euros que la Agencia Tributaria establece como frontera máxima en el precio, la estadística se ve fuertemente condicionada.

Aquellos vehículos que emiten una media de hasta 120 gramos de CO2 por kilómetro no pagan el impuesto de matriculación. Esto hace que, por ejemplo, un Porsche Cayenne híbrido enchufable, que se vende en la web del fabricante a partir de unos 112.000 euros, no pague el gravamen porque sus emisiones medias rondan entre los 33 y 42 gramos de CO2 por kilómetro. La compañía vendió un total de 912 unidades de este modelo en España el año pasado, incluyendo todo tipo de motorizaciones (supone un aumento del 7,5%), según datos de la patronal de automovilísticas, Anfac. La marca asegura que dos tercios de sus ventas son híbridos enchufables, por lo que no pagan el impuesto.

La versión más cara del Cayenne es etiqueta cero, supera los 180.000 euros y cuenta con 739 caballos de potencia. Estos vehículos enchufables tienen una autonomía en eléctrico limitada y cuando esta se acaba usan un motor de combustión. Este, al tener que tirar de más peso por la batería que lleva el vehículo, emite más en modo gasolina que su misma versión pura de combustión.

Cabe resaltar que, si bien la barrera de los 60.000 euros la superan marcas conocidas habitualmente como prémium, también hay vehículos de firmas de carácter generalista que tienen algunas versiones por encima de ese precio. Es el caso, por ejemplo, del Kia Sorento híbrido enchufable que tiene dos versiones de equipamiento por encima de los 60.000 euros, según la web del fabricante surcoreano.

Tramos de emisiones

A partir de los 121 gramos de CO2 y hasta los 159 gramos, los vehículos nuevos pagan un impuesto de matriculación del 4,75% sobre el precio del automóvil. El siguiente escalón va entre los 160 y los 199 gramos, en el que se abona un gravamen del 9,75% y, por último, está el de los coches que emiten más de 200 gramos, que pagan un 14,75% de la base imponible.

Según la estadística de la Agencia Tributaria, los 19.963 automóviles que sobrepasaron los 60.000 euros tuvieron una emisión media de tan solo 123 gramos de CO2 por kilómetro, una cifra que obliga, por muy poco, a abonar el tributo y que está tirada a la baja por el peso de los coches eléctricos y enchufables.

Recaudación

El impuesto de matriculación, sumando los más de 985.000 vehículos que salieron por primera vez al mercado en 2023, o que tuvieron que registrarse por haber estado matriculados previamente en otro país de la Unión Europea, recaudó 724 millones de euros, un 11% más de los 650 millones registrados un año antes.

Por tramos de base imponible, los casi 20.000 coches de más de 60.000 euros supusieron únicamente el 2% de los registros. Sin embargo, aportaron el 16% de todos los ingresos tributarios que fueron a parar al Ministerio de Hacienda. Esto se explica, entre otros aspectos, por el precio medio dentro de este tramo de base imponible: 84.797 euros que ascienden a 90.584 euros tras abonar el gravamen.

En impacto fiscal, los coches de lujo solo fueron superados por los automóviles cuyo precio oscila entre los 20.000 y 25.000 euros, que ingresaron casi 127 millones de euros a razón de 646 euros de cuota media por modelo. En este grupo, sin embargo, se inscribieron 196.000 vehículos, casi 10 veces más. Estos suelen ser vehículos de combustión, ya que hay pocos coches eléctricos por debajo de los 25.000 euros en el mercado.

Los casi 20.000 coches de lujo también aportaron más a las arcas públicas que los 245.000 vehículos más baratos del mercado. Así, los 73.700 automóviles cuyo precio se situó por debajo de los 10.000 euros recaudaron 14,8 millones, con una cuota de 200 euros por unidad. Otros 170.900 coches con una base imponible que osciló entre 10.000 y 15.000 euros ingresaron 45 millones, con un pago medio de 268 euros.

Otro aspecto que influye en la cantidad de coches matriculados que superan la barrera de los 60.000 euros es el encarecimiento del mercado general de automóviles de los últimos años. Esto se debe al cada vez mayor equipamiento de los vehículos nuevos y a la mejora de los motores para cumplir con las normas de emisiones. En 2013, los vehículos nuevos que entraron en circulación costaron de media a los contribuyentes unos 15.554 euros, frente a los 23.666 euros (incluyendo el impuesto) del año pasado, según la Agencia Tributaria.

Este fenómeno se agudizó tras la pandemia, con el encarecimiento de las materias primas y la crisis de suministro de microchips: se vendían menos coches (España, de hecho, lleva cuatro años consecutivos con unas matriculaciones inferiores al millón) y los que se comercializaban eran más caros.

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