Elisabeth Reynolds: “Durante décadas el trabajador promedio de EE UU no se benefició del crecimiento”
La exconsejera económica del presidente Biden saca pecho del programa de ayudas IRA que solo en 2023 atrajo 200.000 millones en inversiones para proyectos de energías limpias
La economía estadounidense está en un buen momento. Lleva 35 meses consecutivos creando empleo (con una gran marca de 300.000 puestos de trabajo generados solo en septiembre, crecimiento que se atenuó en los dos meses siguientes) y está en niveles récord de ocupación en un contexto internacional de incertidumbre marcado por las guerras de Ucrania y Gaza y las altas tasas de interés. Una de las medidas estrellas de la Administración Biden para dar un impulso verde a la mayor economía del mundo fue la promulgación de la Ley de Reducción de la Inflación (IRA, por sus siglas en inglés), dotada con 400.000 millones de dólares en ayudas para atraer inversiones verdes. En ella tuvo mucho que ver Elisabeth Reynolds, exmiembro del Consejo Económico Nacional de la Casa Blanca, en el que estuvo entre 2021 y 2022 como asistente especial del presidente Joe Biden en cuestiones de manufacturas y desarrollo económico. Reynolds, ya fuera de la Casa Blanca y dedicada a sus labores como profesora del Instituto Tecnológico de Massachusetts, recibió a CincoDías en la Embajada de Estados Unidos en Madrid.
Pregunta: ¿Cree que la IRA está funcionando? ¿Es suficiente para transformar la mayor economía del mundo en una economía verde?
Respuesta: Es el primer paso, uno enorme, ya que es la mayor inversión que Estados Unidos ha hecho y posiblemente cualquier país haya hecho para transicionar a las energías limpias. Creemos que las inversiones fomentarán la llegada de más inversiones. Solo en el último año, la IRA ha atraído 200.000 millones de dólares en inversiones del sector privado en energía limpia. Y, según un estudio de Goldman Sachs, este número podría llegar a los tres billones de dólares durante la próxima década.
P: La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, llegó a tildar el año pasado la IRA de “competencia desleal”. ¿Puede verse así?
R: Creo que vale la pena ver la IRA como parte de un esfuerzo más amplio de Estados Unidos por tomar medidas que fortalezcan realmente la seguridad nacional y económica en el país, sobre todo porque nos hemos visto vulnerables en los últimos años. Las políticas de la IRA buscan establecer un estándar para EE UU y el mundo, un punto de referencia para intentar fomentar la inversión. El desafío para el mundo es tan grande en el frente climático que, de muchas maneras, lo que EE UU ha hecho es esperanzador para que otros países acepten nuestro desafío. Esperamos que otros países y, también la Unión Europea, cumplan y superen lo que está haciendo EE UU, porque el desafío para todos es muy grande.
P: Una de las industrias que puede subvencionar la IRA es la producción de hidrógeno azul [se obtiene a partir de gas natural y permite captar gran parte de los gases contaminantes emitidos]. ¿Cree que existe el riesgo de que la industria se quede en el hidrógeno azul, más barato, y no vaya finalmente hacia el hidrógeno verde?
R: Mucha gente está hablando de ese potencial riesgo, pero los incentivos que ha presentado la Administración Biden buscan atraer el hidrógeno verde. Creo que lo que hay que hacer es presionar tan fuerte como podamos para mover a las empresas y la inversión hacia la tecnología más limpia que podamos alcanzar. Pero el riesgo está ahí.
P: ¿Piensa que un posible cambio de Gobierno en 2024 puede poner en peligro este programa?
R: Es interesante ver que la mayor parte de las inversiones ligadas a la IRA están yendo a regiones tradicionalmente republicanas, zonas más rurales. Todo el país respalda y está interesado en estas inversiones. Creo que será muy difícil revertir la IRA, porque, de hecho, tiene un apoyo bipartidista y está suponiendo un impulso significativo para todo el país.
P: ¿China ya tiene ganada la batalla por la cadena de valor de las baterías y los semiconductores?
R: No creo que el statu quo actual no se pueda cambiar y, por supuesto, EE UU ha realizado una inversión importante a través de la Ley de Chips para cambiar la trayectoria de la producción de semiconductores para que parte de esta tenga lugar en EE UU. Queremos evitar cualquier tipo de dependencia de un solo país y, en este momento, EE UU depende en exceso de la producción en Asia. Estamos tratando de promover un mercado globalmente competitivo en el que no veamos vulnerabilidades. En cuanto a la cadena de suministro de baterías, creo que todos reconoceríamos que depender de un país para un elemento tan importante para la economía de energía limpia no es saludable económicamente. En EE UU, y espero que también en Europa, lo que estamos viendo es un esfuerzo para crear cadenas de suministro y minerales críticos que sean resilientes, confiables y también respeten los valores que todos apreciamos, lo que incluye leyes laborales y preocupaciones ambientales. En mi opinión, el reciclaje es una parte clave. Todavía no tenemos la demanda, pero reciclar estos minerales críticos va a ser una parte esencial de nuestra agenda de energía limpia en el futuro.
P: ¿Las huelgas del motor que vivió EE UU recientemente pueden extenderse a otros sectores?
R: Hemos vivido un periodo muy activo de huelgas y esfuerzos sindicales. Hemos tenido décadas en las que el trabajador promedio en Estados Unidos no se ha beneficiado del crecimiento y la productividad del país. Que el sindicato UAW negociara con éxito con las compañías automotrices un acuerdo que se trata tanto del presente como del futuro en términos de producción de vehículos eléctricos es un verdadero éxito para el trabajo.
P: ¿Las altas tasas de interés pueden suponer un freno de la economía de cara a un año electoral como 2024?
R: Los economistas han estado prediciendo una recesión durante más de un año y medio, algo que no ha sucedido aún. El Gobierno de Biden ha hecho un trabajo extraordinario sacándonos de la pandemia. Obviamente, aún hay riesgos, pero hemos tenido una economía muy fuerte en el último año. La esperanza es que, viendo las inversiones que están llegando, ya sea en infraestructura, semiconductores o energía limpia, esto será útil para abordar cualquier contracción a más largo plazo que pueda ocurrir.
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