España no consigue recortar la brecha educativa entre ricos y pobres en el último decenio, según PISA
La pandemia se come los avances hechos en equidad en la educación, de acuerdo al último informe publicado por la OCDE
La pandemia ha borrado, de manera parcial, los avances conseguidos en la última década en materia de equidad educativa. En consecuencia, España sigue sin poder cerrar la brecha de aprendizaje entre ricos y pobres -que se calcula tomando al 25% de cada lado de la horquilla-. Los alumnos con un nivel socieconómico más alto han superado por 86 puntos el rendimiento en matemáticas de los estudiantes que se encuentran en el colectivo más vulnerable, según los datos del Informe PISA 2022, publicado este martes. El resultad...
Regístrate gratis para seguir leyendo en Cinco Días
Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
La pandemia ha borrado, de manera parcial, los avances conseguidos en la última década en materia de equidad educativa. En consecuencia, España sigue sin poder cerrar la brecha de aprendizaje entre ricos y pobres -que se calcula tomando al 25% de cada lado de la horquilla-. Los alumnos con un nivel socieconómico más alto han superado por 86 puntos el rendimiento en matemáticas de los estudiantes que se encuentran en el colectivo más vulnerable, según los datos del Informe PISA 2022, publicado este martes. El resultado supone una diferencia casi idéntica a la que había en 2012 -fue de 90 puntos- y un retroceso respecto a 2018, cuando se publicó la última edición del informe.
El gradiente socioeconómico ha empeorado en general. Esta variación se utiliza para examinar la relación que hay entre el nivel socieconómico de los estudiantes y su desempeño académico. Entre mayor es el número, más fuerte es el vínculo y por tanto el sistema es menos equitativo. En el caso español, el 14,2% de las diferencias en el rendimiento de los estudiantes en matemáticas se debe a su entorno y a la capacidad económica de las familias. Aunque supone un avance respecto a hace una década, cuando era del 15,8%, la cifra sigue siendo mayor que en 2018 -fue del 12%-, antes de la crisis sanitaria. En el caso de las ciencias este vínculo se ha mantenido prácticamente igual -alrededor del 10%-, aunque los estudiantes más favorecidos económicamente obtuvieron 79 aciertos más en esta categoría que los del grupo más bajo.
El retroceso registrado en el país no es único. Todas las economías de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) han visto aumentar la brecha educativa y de hecho, es mayor que en España. En promedio, los estudiantes del escalafón más alto obtuvieron 93 puntos más en matemáticas que sus pares más desfavorecidos y el 15.5% de las diferencias en el rendimiento entre ambos grupos se explica por su nivel socioeconómico. En una visión a largo plazo se observa que entre 2012 y 2018 la proporción de alumnos desfavorecidos con bajo desempeño fue más o menos el mismo en todos los países miembro, pero se disparó nueve puntos porcentuales entre 2018 y 2022.
Además, PISA pone el acento en que el aumento de la brecha no se debe a un mejor desempeño por parte de los chavales más ricos, sino a una caída en el rendimiento de las otras horquillas. En el caso español, el 36% de los estudiantes que realizaron la prueba se encontraban en el quintil superior de la escala socioeconómica. Su puntuación media en matemáticas fue de 511 puntos, bastante por debajo de otros estudiantes con un entorno similar en el resto de países de la OCDE. Por otra parte, el 12% de los españoles que pertenecen al grupo de menor renta se sitúan en el 25% que mejor puntuación saca en matemáticas, dos puntos más que la media de la organización.
El documento destaca que en promedio, los estudiantes desfavorecidos tienen siete veces más probabilidades de no alcanzar un dominio básico de las matemáticas o de la ciencia. Cuando se trata de lectura, el riesgo de un bajo rendimiento es más de cinco veces mayor para los estudiantes más pobres.
El peor resultado histórico
Los resultados generales muestran un empeoramiento inédito en la inmensa mayoría de los países participantes. En España, los alumnos del último curso de la ESO han bajado 8 puntos en matemáticas respecto a la edición de 2018 -se quedan con 573 puntos- mientras que en el resto de las economías el batacazo ha sido mucho mayor, con una caída media de 17 puntos en esta área. En la Unión Europea es incluso mayor: de 20 puntos, por lo que a pesar de ser el peor resultado nacional desde que empezó a publicarse la prueba en el año 2000, en realidad es la primera vez que el país se sitúa tan cerca del promedio de ambos bloques.
Alrededor del 25% de los alumnos que viven en el club de las economías ricas no llegan al que se considera el mínimo de conocimientos que deberían tener al final de la educación secundaria. La situación es bastante peor en otros países en desarrollo que también participan en PISA. En 18 de ellos, un 60% de los estudiantes han obtenido una calificación insuficiente en las tres materias examinadas -matemáticas, ciencia y comprensión lectora-. Para los autores del estudio es evidente que la pandemia es en gran medida responsable del deterioro de los datos, pero puntualizan que no se puede establecer una relación directa entre el tiempo en que las escuelas estuvieron cerradas (más de tres meses para la mitad de los alumnos de la OCDE) y ese empeoramiento. De hecho, la caída de las notas ha sido más suave allí donde la enseñanza a distancia fue más eficaz en los confinamientos y donde los estudiantes dicen haberse sentido más respaldados por sus profesores.
Esta octava edición de PISA ha sido realizada por unos 690.000 estudiantes, casi 31.000 de ellos españoles de cuarto curso de la ESO, es decir, de entre 15 y 16 años. La recogida de datos en campo se retrasó un año por la pandemia.
Sigue toda la información de Cinco Días en Facebook, X y Linkedin, o en nuestra newsletter Agenda de Cinco Días