España, a la cola de las potencias europeas en impuestos al transporte
El país obtuvo 3.300 millones en 2021 en este tipo de tributos, muy por detrás de Alemania, Italia o Francia
España se encuentra a la cola de las grandes potencias europeas en la fiscalidad sobre el transporte. En 2021, según las cifras difundidas el viernes por la Agencia Tributaria con datos de Eurostat, el país recaudó algo más de 3.300 millones con los impuestos que actúan sobre todo tipo de transportes, muy por debajo del volumen que se mueve en socios como Italia (12.400 millones), Alemania (10.000 millones) o Francia (7.800 millones), las otras tres grandes economías de la Unión Europea. España también registra peores cifras que otros Estados miembros como Países Bajos o Bélgica.
De los exactamente 3.328 millones ingresados por España gracias a estos conceptos, 544 millones corresponden al impuesto de matriculación. Este gravamen no afecta a todos los vehículos, ya que se paga en función de las emisiones del automóvil. En 2021, con la moratoria aprobada por el Congreso para adaptarlo a la nueva normativa de emisiones WLTP, que era más dura que la anterior, se establecieron los siguientes tramos: los coches que emitían menos de 144 gramos de CO2 por kilómetro estaban exentos del impuesto de matriculación; entre 145 y 191 gramos, la tasa era del 4,75%; entre 192 y 239 gramos, ascendía al 9,75% y los que emitían más de 240 gramos de CO2 pagaron un 14,75%. Esto provocó que muchos vehículos se quedasen sin tributar.
Los restantes 2.784 millones obedecen al conjunto de figuras impositivas que afectan al resto del sector, como el registro de uso de barcos, aviones o trenes, entre otros. En Europa es común que en este apartado se incluyan también los impuestos por el uso de determinadas autopistas, así como las tasas que se abonan para combatir la congestión del tráfico en las grandes ciudades. Estos mecanismos, poco habituales en España, contribuyen a que la brecha con los grandes socios comunitarios se agrande.
Así, España recaudó menos que países con un parque automovilístico de menor volumen. De los países pequeños que recaudaron más que España, Bélgica es en el que más coches nuevos se vendieron en 2021, con 383.123 matriculaciones, apenas un 44,6% de las ventas que tuvo España ese año según Acea, la patronal europea de fabricantes.
Dentro de esta asociación se encuentra Anfac, la patronal española, que ha pedido en varias ocasiones al Gobierno abordar un cambio fiscal para el automóvil. Anfac apoyó una serie de enmiendas a los Presupuestos Generales del Estado, un total de ocho cambios, a los que el Gobierno solo dio el visto bueno a uno (la amortización acelerada para vehículos eléctricos). Entre esas enmiendas, se encontraban medidas como un programa de ayudas específico para la instalación de puntos de recarga de alta potencia y una deducción en el IRPF por el 15% del gasto en la compra de vehículos electrificados e infraestructuras de recarga. A su vez, pidió que las ayudas del Moves III no se tengan que declarar en la renta y que se quite el IVA a los coches electrificados (incluyendo eléctricos e híbridos enchufables) para las flotas de empresa.
En este último punto, un ejemplo es Noruega, país que quitó el IVA a los vehículos eléctricos puros, lo que hizo que la cuota de mercado de este tipo de automóviles ascendiera al 80% en 2022. Como sus ventas ya son tan altas, el Ejecutivo de ese país ha comenzado a dar marcha atrás para proteger las arcas del Estado (las exenciones fiscales al coche eléctrico le costaron 3.569,4 millones en 2022), y ha vuelto a aplicar un IVA del 25% a los vehículos eléctricos de más de medio millón de coronas (45.297 millones de euros).
Por su parte, en España, el Gobierno también ha mostrado interés en cambiar la fiscalidad del automóvil. El año pasado, el libro blanco sobre la reforma tributaria que el grupo de expertos presentó a Hacienda, propuso cambiar los tramos del impuesto de matriculación. El grupo presentó diferentes posibilidades para modificarlo y en uno de esos escenarios propuso que solo los coches que emitiesen menos de 55 gramos de CO2 por kilómetro queden exentos. En la práctica, solo los vehículos enchufables podrían cumplir con ese límite.
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