Pablo Urbiola (BBVA): “MiCA depura el mercado de proveedores cripto sin fundamentales sólidos”

El responsable de regulación digital del banco asegura que la normativa llevará a una mayor participación de las entidades financieras en el ecosistema. Advierte de que la tokenización de instrumentos financieros avanza lentamente

Pablo Urbiola (Logroño, 1989), responsable de Regulación Digital de BBVA, está convencido de que la inminente entrada en vigor de MiCA refuerza la transparencia y la gobernanza de la industria de criptoactivos, que a día de hoy no está regulada. La entrada de nuevos proveedores y empresas, incluidas las entidades financieras, es lo que se espera el sector para 2025. En España, de hecho, BBVA, ya adelantó a CincoDías que está trabajando para ofrecer servicios cripto a sus clientes el próximo año. La normativa europea, en este sentido, es el catalizador de una industria incipiente y en constante crecimiento.

P. ¿Cuáles son los aspectos fundamentales de MiCA?

R. MiCA, la nueva regulación europea de criptoactivos, regula por un lado la emisión de stablecoins, de monedas estables, diferenciando entre aquellas que están referenciadas a una única divisa, como puede ser el euro o el dólar, y aquellas stablecoins que están referenciadas a varias divisas o a una combinación o a otro tipo de activos, como el oro, otras criptomonedas o instrumentos financieros. También regula, aunque con requisitos más laxos, la emisión de otro tipo de activos digitales, como los tokens de utilidad, que permiten, por ejemplo, el acceso a una plataforma.

Por otro lado, regula toda la oferta, la provisión de servicios relacionados con criptoactivos, los servicios de custodia, de intercambio, de negociación, de transferencia, relacionados con aquellas criptomonedas cuya emisión regula la normativa, pero también los servicios relacionados con otro tipo de criptoactivos, como bitcoin o como ether, cuya emisión no se regula en MiCA porque no hay un emisor legal al que se pueda regular.

P. ¿Qué queda fuera de esta regulación?

R. Lo que queda fuera son todos aquellos criptoactivos que representan instrumentos financieros tradicionales, depósitos o fondos o pensiones, que tienen su propia normativa. Y también los servicios de finanzas descentralizadas y los conocidos como NFTs, que son tokens únicos y que no son fungibles.

P. ¿Con esta normativa, cómo va a cambiar el mercado de los criptoactivos en Europa?

R. MiCA va a dar mayor protección a los inversores en criptoactivos asegurando, por ejemplo, que las stablecoins son realmente estables y que los activos bajo custodia, custodiados por una empresa, están realmente protegidos de forma adecuada. MiCA además va a reforzar la gobernanza, la transparencia, dando mayor confianza a este mercado que a día de hoy no está prácticamente regulado. Todo esto va a contribuir a una mayor madurez del ecosistema de los criptoactivos. Entre otras cosas, va a limpiar o depurar el mercado también de proyectos o de proveedores que no tienen unos fundamentales sólidos o que no cumplen los estándares adecuados. Y va a abrir nuevas oportunidades para empresas o proveedores más regulados y más confiables, como pueden ser, por ejemplo, las entidades financieras.

P. ¿MiCA da la seguridad necesaria a los bancos para entrar en el mundo cripto?

R. La propia normativa MiCA contempla que los bancos puedan ser emisores de stablecoins o que puedan ser proveedores de servicios relacionados con criptoactivos, de custodia, de transferencia, de intercambio y que lo puedan hacer sin necesidad de una licencia o de una autorización adicional, haciendo uso de su propia licencia bancaria. Este marco normativo, unido también a la demanda que existe en el mercado de servicios más seguros y más confiables para acceder al ecosistema cripto, va a llevar a una mayor participación de las entidades financieras. Y esa involucración puede contribuir a una mayor madurez y seguridad del mercado, porque los bancos pueden aportar su cultura y su experiencia en la gestión de riesgos.

P. ¿Crees que Europa está yendo a una velocidad adecuada o va demasiado lenta respecto a otros países como Suiza?

R. Los procesos legislativos europeos son largos y complejos, porque involucran a distintas autoridades, a la Comisión Europea, al Parlamento Europeo, a los estados miembros y requieren negociaciones a tres bandas y esto siempre hace que el proceso sea más complejo. Además la normativa hay que desarrollarla con normas de segundo nivel e implementarla, y esto requiere de la coordinación de supervisores nacionales y europeos. Todo esto explica que hayan pasado algo más de cuatro años desde que la Comisión Europea hiciera la propuesta original en el año 2020 hasta la implementación final de MICA. No obstante, al final si comparamos a Europa con otras grandes jurisdicciones de escala o relevancia comparable, lo cierto es que sigue siendo pionera en la introducción de un marco regulatorio relativamente exhaustivo para el ecosistema cripto.

P. ¿Cree que Estados Unidos va a seguir la estela de Europa?

R. En Estados Unidos la nueva administración parece que tiene una actitud más positiva hacia el ecosistema cripto y es de esperar que dé pasos o que tome medidas hacia una mayor claridad del entorno regulatorio y del supervisor. Lo cierto es que a día de hoy no tiene ni un marco regulatorio específico para los criptoactivos ni una asignación clara de competencias entre las agencias de supervisión que lo que han estado haciendo es interpretar y aplicar la normativa existente, distintas normas caso a caso, generando incertidumbre en el mercado.

Todavía es demasiado pronto para saber cuáles van a ser los pasos que dé la próxima administración y en qué medida van a estar alineados con el marco europeo. Sería deseable una cierta alineación de las normativas entre distintas jurisdicciones ya que el mercado de criptoactivos es transfronterizo y la coordinación internacional es importante para evitar que haya arbitraje regulatorio, que haya lagunas.

P. Dora también entrará en vigor en enero. ¿Qué prevé para la industria cripto?

R. Dora es un reglamento europeo de resiliencia operativa digital que afecta a todo el sistema financiero europeo, a los bancos, a las aseguradoras, a las empresas de inversión, a las entidades de pago y de dinero electrónico y también a los proveedores de servicios relacionados con criptoactivos que sean autorizados conforme a MICA. Estos proveedores, igual que los bancos y el resto de entidades financieras en Europa, van a tener que adaptarse para cumplir con los requisitos que incluye esta normativa que son bastante exigentes en la gestión del riesgo tecnológico, incluyendo también el que provee de terceros, por ejemplo, los proveedores de nube o de cloud que las entidades financieras utilizamos en nuestra operativa.

P. ¿En qué punto estamos con la regulación de la tokenización de activos financieros?

R. Se ha avanzado en el marco regulatorio, se han hecho ajustes a nivel europeo en la directiva MIFID y también en España en la ley del mercado de valores para permitir que los instrumentos financieros se puedan emitir y representar en la tecnología blockchain o de registro distribuido. Además en Europa se ha introducido un régimen piloto para las infraestructuras de mercado basadas en tecnología DLT, que al final crea un marco legal para la transferencia, la liquidación, el trading de instrumentos financieros tokenizados. Con lo cual, en el marco legal sí que se han producido avances, pero lo cierto es que a día de hoy este mercado ha avanzado muy lentamente.

P. ¿Depende solo de la regulación?

R. Tiene que ver con algunas limitaciones del marco legal, pero también es necesario que en paralelo se avance en la tokenización del dinero. Para poder liquidar las operaciones de compra-venta de instrumentos financieros tokenizados en las mismas infraestructuras, en las mismas plataformas tecnológicas en las que se intercambian los activos. En ese sentido es muy importante el trabajo que está llevando a cabo el Banco Central Europeo sobre la aplicación de nuevas tecnologías a la liquidación en dinero del Banco Central, que es un poco el concepto de una moneda digital de Banco Central, una CBDC de ámbito mayorista a diferencia del euro digital que es un proyecto de ámbito minorista.

P. ¿Crees que verá luz el euro digital?

R. El proyecto del euro digital es muy complejo, el desarrollo, lo que implica, y también el lado institucional, todos los pasos que tienen que dar las autoridades europeas para llevarlo a buen puerto. El proyecto es complejo porque, por un lado, se necesita desarrollar una solución de pagos nueva, con todo lo que conlleva: desarrollos técnicos, tecnológicos, operativos, de negocio. Y, por otro lado, implica también dar acceso directamente a los ciudadanos a una nueva forma de dinero del Banco Central en formato electrónico.

Esto supone un cambio respecto a cómo funciona a día de hoy el sistema financiero en el que los ciudadanos tienen acceso a los billetes, al dinero físico. Y al dinero electrónico de los bancos centrales tienen acceso las entidades financieras. Entonces, este cambio es significativo y conlleva una serie de riesgos para la estabilidad financiera que hay que evaluar muy cuidadosamente.

P. ¿Y desde el lado institucional?

R. Desde el punto de vista institucional, por un lado el BCE lo está desarrollando, diseñando y preparando y sería quien en principio emitiría el euro digital. Pero para poder emitirlo necesita que los legisladores europeos aprueben un marco legal que lo habilite y que establezca sus características fundamentales. Con lo cual ahora estamos en una situación en la que el BCE está avanzando relativamente rápido en todo el diseño más técnico del euro digital; sin embargo, la parte legislativa que hace falta para poder emitirlo, y que además va a establecer sus características fundamentales, avanza muy despacio. Sobre todo en el Parlamento Europeo donde prácticamente no han empezado.

P. ¿El euro digital puede ser un competidor de criptoactivos como las stablecoins, más utilizadas como método de pago?

R. En euro digital, tal y como se está diseñando a día de hoy está pensado para casos de uso convencionales, como el pago entre particulares, en comercios físicos, en comercio electrónico, que ya están cubiertos con los medios de pago de los que disponemos, como Bizum, que son inmediatos, instantáneos. Con lo cual, el euro digital sería más un competidor de soluciones como Bizum, de medios de pago más convencionales que de criptomonedas o de stablecoins. Estas se pueden utilizar dentro del ecosistema cripto, para pagos en el mundo de la economía tokenizada, para casos de uso más innovadores.

Ese es uno de los motivos por los que desde la industria bancaria planteamos que si las autoridades deciden seguir adelante con el proyecto del euro digital, que por lo menos se apalanquen y reutilicen todo lo que ya existe a día de hoy de infraestructuras, de soluciones de pago, sobre todo en el ámbito de pagos instantáneos, para que el proyecto sea más eficiente y para evitar inversiones que sean redundantes.



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