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La Milla de Oro marbellí a juicio: un empresario neerlandés reclama los terrenos vendidos a otro inversor

La Audiencia de Málaga debe dirimir el próximo mes si la empresa Vigovinte, presidida por el exdirectivo del Celta Pedro Posada, podía vender la finca después de quedarse con 4,3 millones de un comprador holandés que asegura tener los derechos sobre los terrenos

Alfonso Simón

La Audiencia Provincial de Málaga ha puesto fecha para resolver el caso sobre la propiedad de uno de los terrenos más codiciados en la Milla de Oro de Marbella. La sección 5 de lo Civil tendrá que deliberar y emitir un fallo el 2 de diciembre después de que la empresa que recurre, llamada Elvestia, del empresario neerlandés Evert Panday, informara al juzgado de la grave situación personal y patrimonial en la que ese encuentra, ya que desembolsó 4,3 millones de euros a una sociedad llamada Vigovinte por esos solares en la Costa del Sol, para los que tuvo que pedir un crédito que debe devolver de forma inmediata y, actualmente, ni cuenta con los solares ni con el dinero pagado. Así que la sección quinta de la Audiencia ha decidido adelantar el fallo, que tendrá como ponente al magistrado Melchor Hernández Calvo.

“Para poder pagar estos 4,3 millones tuve que pedir un préstamo a un inversor. Y ahora me está exigiendo el pago inmediato de la deuda. Estoy entre la espada y la pared”, lamenta Panday en una videoconferencia con este diario.

Para entender el conflicto hay que remontarse a 2003, cuando la sociedad Vigovinte se hizo con unos terrenos en los que había 12 villas sin terminar de construir, y ubicadas en una urbanización del litoral conocida como Oasis o Villa Parra Palomeras, entre Puerto Banús y la playa de Nagüeles. Esa sociedad se llamó así porque estaba constituida por 20 relevantes hombres de negocios de Vigo, entre los que destaca el presidente de la propia firma, Pedro Posada, quien es bien conocido en la ciudad atlántica por haber sido vicepresidente del Real Club Celta de Vigo.

En 2022, Vigovinte llega a un acuerdo para vender ese suelo y los chalets en construcción a la firma Elvestia, del inversor holandés Panday. En los días posteriores, el comprador entregó 300.000 euros de señal e intentó depositar otros cuatro millones de la segunda entrega. Pero en ese momento los responsables de Vigovinte dejaron de contestar a sus mensajes. Tal como reconoce la sentencia del Juzgado de Instrucción número 2 de Marbella, se produjo una “esperpéntica situación”, en la que la parte vendedora no contestaba comunicaciones, no enviaba el contrato firmado, no mostraba satisfacción por el recibimiento de los cuatro millones, no acusaba recibo de su recepción y su letrado llevaba un mes y medio sin atender llamadas ni contestar correos. Por eso, el comprador decidió depositar los cuatro millones en una cuenta del juzgado.

Sin embargo, el juzgado marbellí dio la razón a Vigovinte al considerar que lo firmado no era un contrato de compraventa, sino simplemente una opción de compra, a pesar de haber desembolsado el 71% del importe de la transacción. Tampoco se posicionaba sobre si la sociedad de Vigo tenía que devolver los cuatro millones, pues en el acuerdo nada de eso se explicitaba. Así que para el juez de Marbella, Vigovinte lleva razón.

El siguiente paso dado por Elvestia, la sociedad del inversor neerlandés Panday, fue interponer un recurso en la Audiencia Provincial de Málaga, y solicitar al juzgado de Marbella que no se pudiesen transmitir esos terrenos a una tercera parte al considerarlo litigiosos, algo que la firma gallega no consideró y acabó vendiendo por nueve millones los mismos solares en junio de 2025 a la compañía MCTYE.

En Vigovinte señalan que como propietaria de las parcelas “siempre ha podido vender a terceros”, y siendo levantadas las medidas cautelares, “pues no tenía ninguna limitación para vender sus propiedades”, destacan en un comunicado remitido a este diario.

Elvestia cuenta como abogados con Iván Magariño Sánchez, de Marbella, y con el bufete Cuatrecasas. El señor Panday y su defensa sospechan, en declaraciones a este diario, que se trata de un asunto “de codicia” de los dueños de Vigovinte. “Era un época de bonanza en la Costa del Sol y los terrenos iban subiendo de precio”. Así, se explica por qué la firma gallega acabó vendiendo por nueve millones, según las informaciones de Panday, los mismos solares en junio de 2025, cuando tras un fallo del juzgado de Marbella de noviembre de 2024 no podían transmitir esas propiedades.

Desde Vigovinte, sin embargo, tienen claro que han actuado conforme a la ley, porque como sentenció el juzgado de Marbella, el acuerdo firmado con Elvestia “no es un contrato de compraventa que Vigovinte deba cumplir”, responden. Para esta sociedad gallega, el inversor holandés ha incumplido y en respuesta a un burofax de Elvestia de septiembre, “Vigovinte ha procedido a la consignación judicial de las cantidades solicitadas”, y añade: “El plazo para retirar las cantidades finaliza la próxima semana”.

Panday se queja de que desde Vigovinte se le permite recuperar los cuatro millones, pero con condiciones. ”Yo debía renunciar a cualquier solicitud, al procedimiento de daños y perjuicios o de lucro cesante o de cualquier tipo de procedimiento judicial. Y así recibía el dinero de vuelta. Hasta que yo acepte sus condiciones, lo mantienen. Conservan el dinero del chantaje”, afirma duramente. “Es una una situación fraudulenta y pedimos ayuda al sistema judicial español”.

Para la firma gallega, no obstante, el contenido de su oposición al recurso de apelación será el mismo que ya le dio la razón en Marbella, “pero estando el procedimiento judicial en curso preferimos no realizar ninguna declaración”.

Más conflictos por los mismos terrenos

Aunque esta sea la próxima acción judicial, sobre esos terrenos hay más reclamaciones, por ejemplo de otra empresa llamada A place in the sun, del empresario británico Ian Winters, que también reclama 1,2 millones de euros a Vigovinte asociados a esos suelos.

Gracias a este caso, se puede comprobar cómo ha ido ascendiendo meteóricamente el precio de los terrenos. Cuando Vigovinte compró la finca en 2002 valía algo más de dos millones. En 2012, acordó con A place in the sun su traspaso por 4,1 millones, aunque ese acuerdo se deshizo y pasó a ser un traspaso de dos de las villas en construcción. El británico Winters reclama la devolución de 600.000 euros de arras y otros 600.000 de compensaciones, en un juicio que se espera para 2026. Magariño también ejerce como parte de la asesoría jurídica para este otro empresario frente a Vigovinte y se queja de que la empresa gallega ha resuelto unilateralmente sendos contratos, el de Winters y el de Panday, sin tener en cuenta los derechos de las otras partes y porque ha considerado que siempre aparecería un mejor postor, como así ha ocurrido con MCTYE.

En las últimas cuentas presentadas por la compañía gallega en el Registro Mercantil, las de 2024, la firma de Vigo reconoce otro proceso judicial abierto por ese enclave de la milla de oro, en este caso en un juzgado de primera instancia de Vigo, presentado por el arquitecto Óscar García de la Peña y la empresa Melesait contra Vigovinte. El señor García de la Peña no ha respondido a petición de información de este diario.

En esas cuentas, los administradores de Vigovinte también reconocen que no existe ninguna relación contractual con Elvestia que justifique los cuatro millones que el juzgado de Marbella le transfirió del inversor holandés Panday, por lo que ha clasificado dicho importe como un depósito y a fecha de cierre de 2024 lo mantenía en la cuenta corriente de la empresa.

Sobre la firma

Alfonso Simón
Graduado en Economía y máster de Periodismo UAM / EL País. En Cinco Días desde 2007. Redactor especializado en información empresarial, especialmente sobre el mercado inmobiliario, operaciones urbanísticas y, también, sobre la industria farmacéutica y compañías sanitarias.
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