Tecnología aplicada en el uso del agua para avanzar en sostenibilidad y la resiliencia de los negocios
La digitalización y las nuevas herramientas de innovación permiten reducir el consumo del recurso hídrico en origen y detectar fugas y pérdidas durante el proceso
El agua es uno de los ejes de la vida. Durante los últimos años ha adquirido especial relevancia por la alternancia de episodios de sequías y lluvias torrenciales. La realidad ha obligado a la toma de decisiones a nivel europeo para intentar dar solución a un problema que va más allá de la sostenibilidad, porque el agua también forma parte del engranaje de la economía. Las empresas deben hacer un uso eficiente por el bien del mundo, pero también para su resiliencia.
CincoDías en colaboración con Moeve organizó un desayuno con expertos que ahondaron en la situación presente y debatieron sobre cómo la innovación y la tecnología están siendo claves para una gestión adecuada del recurso. “La tecnología, el data o el análisis han pasado a ser una palanca crítica de mejoras que permiten conjuntamente conocer el ciclo de agua de cada empresa y tomar decisiones”, sostuvo Juan Ignacio Sosa, responsable de gestión del agua de Moeve.
De la digitalización y el uso del big data “se hablaba como herramientas de futuro”, pero “las plantas de desalación y reutilización tanto para usos industriales como para otros están presentes en la actualidad”, aseguró Belén Gutiérrez, presidenta de la Asociación Española de Desalación y Reutilización. “Todas las herramientas están aportando un valor añadido dentro de la estrategia operacional de la planta y de la toma de decisiones económicas del sector; están ayudando a que nuestras industrias sean más resilientes y capaces de anticiparse a problemas a través del uso de datos”, añadió.
La experiencia que tienen en Mahou San Miguel es que “la digitalización de la información ha sido y será algo fundamental en la gestión hídrica. Desde hace tiempo, nos ha permitido hacer los procesos más eficientes, identificando el consumo y las fugas, y todo esto nos permite integrarlo en indicadores corporativos”, dijo su director de medio ambiente, Bruno Martínez. A futuro, la compañía va a trabajar en modelos predictivos utilizando la IA. “Se va mucho más allá que el propio consumo de las plantas; hablamos de riesgos corporativos, escenarios de estrés hídrico… Para eso necesitamos datos que seamos capaces de interpretar y, sobre todo, que nos permitan anticiparnos a la situación que podamos planificar con la estrategia”, agregó Martínez.
Beneficios ampliados
En opinión de Silvia Nadal, responsable de los servicios de optimización de agua en Arcadis España y Portugal, “es innegable que la digitalización en la gestión es un avance, pero hay que pensar también que nos está ayudando a reducir el consumo de origen”.
Sobre este aspecto, Belén Gutiérrez comentó que “está contribuyendo a minimizar las pérdidas o fugas que se convierten en un gasto innecesario; si se consigue hacer en redes de tuberías finalmente se está aumentando el ahorro del consumo”, subrayó.
En relación a los últimos avances en tecnología, Juan Ignacio Sosa puso de relieve las últimas actuaciones de Moeve: “Estamos trabajando en una iniciativa que lanzamos, Moeve Light Up, una incubadora de start-ups. Una de estas, Water Challenge, tiene una tecnología muy innovadora en la que prácticamente llega a vertido cero y se reutiliza el 100% del agua, y sacando sólido seco, que se puede valorizar. Estamos empezando a pilotar esta tecnología”.
Otro de los asuntos que se abordó en el encuentro fue en la metodología de aplicación. “Muchas veces es interesante segregar. Hay que ser más selectivos, conocer bien los procesos y ver qué tecnología tenemos que aplicar y dónde podemos reaprovechar. Así mejoras la eficiencia del proceso, gastas menos energía y es más económico. Incluso en empresas que son pioneras en reducción del consumo del agua estamos añadiendo entre otro 20% y 25%”, contó la representante de Arcadis, Silvia Nadal.
Para llegar a un uso más responsable del agua y una gestión más sostenible de la misma, se necesita inversión y cumplir con la normativa europea. “En la reducción de los costes tiene mucho que ver el consumo energético, y ese es el caballo de batalla del sector donde se sigue trabajando. También, el agua de origen cada vez es más complicada, ya que llega más contaminada, con microplásticos y demás”, afirmó Belén Gutiérrez.
Para Bruno Martínez, es necesario “cambiar de paradigma”. “Esto no va de costes, va de retorno. Estamos en un país con un riesgo hídrico alto y está afectando a las empresas. En nuestro caso puede ser desde el propio cultivo hasta el consumo. Hay que ver el riesgo hídrico que existe y cómo te va a afectar a futuro. Si tienes una restricción de consumo, tienes que tener un plan de contingencia de negocio, porque el impacto de no hacerlo puede ser muchísimo mayor”.
Como conclusión, Juan Ignacio Sosa expuso que las empresas han avanzado mucho en cuanto a indicadores hídricos, llegando incluso a niveles de gobernanza. “En general, en las grandes industrias los indicadores de agua están bien monitorizados, integrados en la compañía. Nuestra experiencia es que al ponerlo como un eje estratégico, hemos comprobado un cambio de paradigma a todos los niveles”.
Sin embargo, las pymes parecen algo más retrasadas. “No están preparadas todavía; es una realidad de la que se están dando cuenta, pero la mayoría no tienen planes de emergencia”, concretó Silvia Nadal.
Necesidad de pacto nacional
El precio del agua fue uno de los temas que acaparó mayor debate entre los asistentes al desayuno. Silvia Nadal dijo que “los proyectos de reutilización tienen un retorno de la inversión muy elevado porque realmente el coste que tiene el usuario no es real”. A su juicio, “es necesaria la implicación de la Administración pública y el sector privado para poner los números correctos”. “La tarifa no puede ser la misma en un sitio de estrés hídrico que donde hay más recurso. Debería haber un pacto nacional donde se debatiera”, añadió.
Para Belén Gutiérrez, se trata de “un tema de sensibilización”. “Al final, al tratar el agua, el coste es más elevado y la empresa que opera en la planta lo tiene que repercutir. Hay que ver quién debe asumirlo, pero muchas veces el usuario no es consciente; abre el grifo y desconoce el trabajo de tratamiento que lleva implícito. Por tanto, gran parte de esa discusión viene de la concienciación y la comunicación de la población, que debe saber el origen del agua”, agregó.
En realidad, para Bruno Martínez, “se está pagando por un servicio, que incluye una serie de cosas como tratamiento y distribución. Una subida como tal tiene que estar asociada a un incremento de costes”, comentó. En cuanto a sensibilización y concienciación, opinó que “hay que poner unas bases por las que se sepa por qué se paga lo que se paga y en concepto de qué”.
Otro de los problemas es el del tiempo. “Los proyectos necesitan elevadas inversiones y precisan de seguridad y de cumplimiento de plazos. Ser ágiles a la hora de las concesiones, licencias o autorizaciones administrativas es clave”, expuso Martínez.
Belén Gutiérrez concretó que una planta de reutilización o desalación de grandes capacidades se tarda en construir más de dos años. “Si no tomamos las decisiones burocráticas y administrativas en un tiempo medio, no vamos a estar preparados para la siguiente sequía”.


