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Ample acelera la transición al coche eléctrico con el lanzamiento de un sistema de intercambio de baterías en Madrid

La firma estadounidense ha puesto en marcha dos estaciones para flotas en la capital como primer paso de su estrategia nacional

Pablo González

Una nueva estación ha empezado a operar en la ciudad de Madrid con una propuesta diferente para la movilidad eléctrica: remplazar la carga eléctrica por el intercambio de baterías. La compañía estadounidense Ample, con sede en San Francisco (Silicon Valley), ha desplegado su primera infraestructura de intercambio modular de baterías en Europa y ha elegido la capital española como laboratorio para poner a prueba un modelo que, si resulta viable, podría transformar la forma en que los coches eléctricos se cargan en zonas urbanas. John de Souza (Adís Abeba, Etiopía, 52 años), cofundador de la empresa, resume el proyecto durante una entrevista con CincoDías: “Queremos que lo eléctrico funcione como la gasolina: paras, cambias la batería y sigues”.

El sistema parte de la idea de que la experiencia de uso debe ser tan inmediata como la de los coches de combustión. En lugar de enchufar el vehículo y esperar mientras se recarga, los usuarios acceden a una estación montada en tres días donde el proceso es totalmente automatizado. Una vez que el coche entra en la plataforma, un mecanismo robotizado retira la batería descargada desde la parte inferior del vehículo e instala una unidad completamente recargada de entre las 100 almacenadas en la estación. El proceso dura unos cinco minutos en total.

Entre 10 y 15 euros para un coche pequeño

Una de las principales ventajas que destaca Ample frente a otras formas de recarga es el coste. Llenar una batería en una de las estaciones de la compañía tiene un precio estimado de entre 10 y 15 euros para modelos pequeños como el Fiat 500 eléctrico, aunque el precio aumenta proporcionalmente al tamaño del vehículo.

La empresa, que acepta hasta camiones de siete toneladas, afirma que sus costes son inferiores a los servicios de carga rápida, los cuales ofrecen precios casi similares, pero solo recargan la batería hasta el 80 % para evitar el sobrecalentamiento y preservar su vida útil. La carga doméstica sigue siendo la opción más económica —aproximadamente 5 euros para una carga completa— aunque puede tardar hasta 12 horas para completarse.

Esta rapidez y estos precios competitivos han permitido a la empresa abrirse camino en Europa. Actualmente, Ample opera dos estaciones en Madrid: una en la calle Manuel Luna, 13 del distrito de Tetuán —instalada sobre un espacio alquilado por diez años— y otra cercana al aeropuerto de Barajas. A lo largo del verano, prevé sumar al menos dos estaciones más en la capital y tiene otros tres proyectos en marcha cerca de la M-30, aunque la empresa no especifica la ubicación exacta. La firma ya cuenta con varias instalaciones en San Francisco (California) y una quincena en Tokio y Kioto (Japón), como parte de su implantación internacional.

En Europa, España es el único país en contar con la tecnología de Ample, aunque se han desarrollado sistemas de intercambio de baterías similares en Alemania y Noruega. La elección de Madrid no ha sido casual para la compañía. “Tanto el gobierno como las administraciones locales apoyan mucho a las startups en España, no como en California donde hay diferencias importantes entre gobiernos locales y nacionales”, destaca el cofundador. El ejecutivo explica: “En España, es fácil montar operaciones, hay buena industria, talento y universidades”. A esto se suman las condiciones climáticas favorables para incorporar energía solar al sistema de recarga.

Primero flotas, luego particulares

Ample no instala su sistema en vehículos que ya están en circulación: “No hacemos retrofit”, aclara el cofundador. La firma diseña una placa adaptadora que se integra en el coche y trabaja luego con fabricantes (OEM) para poder integrar su tecnología desde el diseño del vehículo.

Este proceso de homologación puede durar entre tres y seis meses, aunque en algunos casos puede completarse en pocas semanas, asegura la empresa. Solo después, el vehículo se puede comercializar con el sistema de intercambio incorporado. En la actualidad, el Fiat 500 eléctrico de Stellantis es el primer modelo confirmado como totalmente compatible, pero Ample también colabora con fabricantes como Daimler Trucks y Mitsubishi en Madrid. “En teoría podemos trabajar con cualquier marca, pero primero hay que pasar por este proceso de homologación”, explica Christian Egenfeldt (Aalborg, Dinamarca, 54 años), vicepresidente de desarrollo de negocio de Ample, durante la visita.

Por ahora, la falta de estandarización en el sistema de intercambio de baterías limita la adopción a operadores profesionales y acuerdos específicos con fabricantes, dejando fuera al usuario particular. Esta primera fase de despliegue está dirigida exclusivamente a flotas urbanas —como servicios de reparto, taxis, carsharing, transporte público o logística de última milla—, donde la integración tecnológica resulta más viable.

Sin embargo, sostienen que se trata de una fase de transición y que el servicio se abrirá a particulares con el tiempo. Ample sigue colaborando con varios fabricantes en España y cuenta con Repsol como uno de sus principales inversores.

Una vez tengamos la red, adaptaremos el sistema para usuarios particulares.
Christian Egenfeltd, vicepresidente de desarrollo de negocio de Ample

Superar la falta de infraestructuras

Uno de los mayores desafíos, reconoce De Souza, es la infraestructura. La escasa distribución de puntos de recarga en España sigue siendo, con el precio de los vehículos, uno de los mayores frenos a la adopción del coche eléctrico. Sin embargo, aseguran desde la empresa que, al requerir baja potencia eléctrica y una instalación rápida, el sistema puede adaptarse a zonas rurales o periféricas. “Incluso las islas Baleares y Canarias están en el radar”, asegura el cofundador.

Aunque España sigue a la cola en Europa en adopción de coches eléctricos puros —este tipo de movilidad representó el 10% de la cuota del mercado en junio, contra el 20% en Portugal y casi el 40% en Suecia— los últimos datos ofrecen señales positivas. Las ventas de vehículos eléctricos han aumentado un 84 % en el primer semestre respecto al mismo periodo del año anterior, impulsadas por programas como MOVES III o el Plan Reinicia Auto+ en Valencia.

En esta línea, De Souza cree que España todavía puede alcanzar sus objetivos de superar los 5,5 millones de eléctricos en circulación en 2030, —frente a los 600.000 actuales—, aunque reconoce que ese objetivo dependerá de mantener el ritmo de inversión en las instalaciones. “La gran barrera es la infraestructura”, concluye.

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