La retribución de Manuel Arroyo en Coca-Cola se disparó hasta 13 millones de dólares en 2024
La empresa cubrió el impuesto de salida de Singapur del ejecutivo español, vicepresidente ejecutivo de la multinacional
El español Manuel Arroyo se convirtió en 2024 en el segundo directivo del grupo Coca-Cola con una retribución más alta, solo por detrás del presidente y consejero delegado del grupo, James Quincey, que ganó 28 millones de dólares. La remuneración del vicepresidente y director global de marketing de la multinacional ascendió a 13,08 millones de dólares (unos 12 millones de euros), frente a los 6,6 millones de 2023. La cifra de Arroyo se ha disparado al asumir la empresa obligaciones fiscales por 6,66 millones de dólares del ejecutivo español por el impuesto de salida de Singapur, donde estaba establecido. Así figura en la documentación de la próxima junta de accionistas, a celebrar el próximo 30 de abril, en la que se propone la reelección de Ana Botín como consejera.
El ejecutivo español es, por otra parte, titular de 848.310 acciones, valoradas en unos 59 millones de dólares, cifra en la que se incluyen 650.554 acciones que pueden ser adquiridas mediante el ejercicio de opciones (stock options), según la documentación registrada por la empresa ante la Comisión del Mercado de Valores de Estados Unidos (la SEC).
El salario base y el bonus en metálico de Arroyo subieron un 4% en 2024, hasta los 717.168 dólares y los 1,72 millones, respectivamente. A eso se sumaron premios en acciones por 2,23 millones de dólares, frente a los 1,84 millones del ejercicio anterior. Además, recibió opciones valoradas en un millón de dólares (1,6 millones en 2023) y un incremento de los compromisos por pensiones de unos 300.000 dólares. La gran diferencia con respecto al año anterior, sin embargo, está en los 7,1 millones de otras retribuciones (587.344 dólares en 2023).
Esa gran partida responde, principalmente, a las compensaciones de su programa de movilidad global de sus directivos. “El señor Arroyo participó en el programa de servicio internacional durante todo el año 2024 porque es ciudadano español con residencia en Estados Unidos desde agosto de 2023. Ciertos beneficios relacionados con su participación en el programa se pagaron en 2024 y se seguirán pagando en años futuros”, dice el informe del grupo. “En el caso concreto del señor Arroyo, se pagó un impuesto de salida debido a su traslado desde Singapur”, se indica en una nota al pie. Esa partida es de 6,66 millones de dólares. Arroyo, que empezó a trabajar en Coca-Cola en 1995 en Madrid, fue responsable de las operaciones de las divisiones del grupo en la región de Asia Pacífico.
El impuesto de salida, también conocido en algunas circunscripciones como impuesto de expatriación, es una figura tributaria que utilizan algunos países para gravar la ganancia de capital en la venta presunta de todos los activos mundiales del individuo ante su salida del país. En el informe de Coca-Cola no se detalla más su aplicación en este caso, aunque sí se señala que se espera que ese impuesto de salida se compense en su totalidad con los créditos fiscales recibidos en 2025 y años posteriores.
Esa partida ha provocado que la retribución de Arroyo supere a los 11,2 millones de dólares de John Murphy, director financiero del grupo Coca-Cola. También está por delante de los 6,36 millones de Henrique Braun, responsable de desarrollo internacional, y de los 4,97 millones de Jennifer Mann, ejecutiva al cargo del negocio en Norteamérica.
Los accionistas votarán el próximo 30 de abril de forma telemática la renovación de los cargos de los consejeros. Entre ellos se encuentra la presidenta del Banco Santander, Ana Botín, de 64 años y consejera desde 2013, que repetirá como miembro de las comisiones de Finanzas y de Gobernanza y Sostenibilidad.
Ana Botín recibió una retribución de 291.054 dólares en 2024 por su labor como consejera. De esa cifra, 90.000 dólares son los honorarios en metálico y 200.000, los incentivos en acciones. La presidenta del Santander tiene derecho sobre 74.472 acciones, valoradas en algo más de cinco millones de dólares, a liquidar en metálico de forma diferida.
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