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El beneficio de Seat retrocede un 17% en los nueve primeros meses del año por el entorno económico

La compañía incrementa las entregas de vehículos pero reduce los ingresos un 3% y el margen de rentabilidad se estanca

Josep Catà Figuls
El modelo Cupra Tavascan, en una imagen promocional.
El modelo Cupra Tavascan, en una imagen promocional.

El fabricante automovilístico Seat ya está sufriendo las consecuencias de un entorno económico incierto, y todavía pueden ser mayores los estragos a partir de ahora a causa de la tensión comercial entre Europa y China. Después de registrar un beneficio récord en el primer semestre de este año gracias al tirón de Cupra, la situación ha dado la vuelta en los resultados trimestrales presentados este jueves. En los nueve primeros meses del año, Seat obtuvo un beneficio operativo de 415 millones de euros, lo que implica un retroceso del 17,2% con respecto al mismo periodo del año anterior. La compañía lo achaca a “los retos que afronta la industria mundial del automóvil”, con un entorno económico incierto, abocado a una transición eléctrica que no termina de arrancar y más competitivo por la entrada de productos chinos en el mercado europeo.

Y con un marco regulatorio que impacta de lleno en el sector: ayer mismo, la Unión Europea impuso definitivamente aranceles a los coches eléctricos importados desde China, con el objetivo de proteger la industria europea. La paradoja es que uno de los coches de Seat, el Cupra Tavascan, el coche de mayor tamaño y de mayor precio de esta marca, se ensambla en una planta de Volkswagen en China, con lo que empezará a sufrir aranceles del 20,7%, que se suman al 10% de sobreprecio que ya tenían que pagar los coches con baterías provenientes del país asiático.

Seat, una compañía que pertenece al gigante europeo Volkswagen, está sufriendo en sus propias carnes el impacto de las políticas que pretenden proteger la industria europea. El pasado mes de septiembre, el presidente de la automovilística, Wayne Griffiths, ya asumió que, a causa de los aranceles que se esperaban, tendría que vender a pérdidas las unidades del Cupra Tavascan. El vehículo se diseñó en Barcelona, pero se decidió fabricar en China mucho antes de que se empezara a librar esta batalla arancelaria.

De hecho, se decidió fabricar el Cupra Tavascan en esta fábrica de Hefei (en la región china de Anhui), para aprovechar las sinergias que ofrece esta planta del grupo Volkswagen, pero el vehículo no se vende en China, sino que la planta se usa como base de exportación. El Tavascan tiene un precio de salida de 52.000 euros, lo que lo sitúa en la franja alta de los productos de la compañía. Este SUV eléctrico estaba llamado a ser un revulsivo para mejorar la rentabilidad de la compañía, que ahora queda comprometida, en este vehículo, por el sobreprecio que hay que pagar por los aranceles. El impacto de los aranceles hasta ahora ha sido limitado, pero la compañía prevé que en lo que queda de año y también en 2025 haya “un probable efecto negativo de los aranceles a la importación del Cupra Tavascan en el rendimiento del negocio”.

De hecho, la rentabilidad operativa sobre las ventas es uno de los indicadores que muestran estancamiento en los nueve primeros meses del año. Los ingresos totales fueron de 10.500 millones de euros (un 3% menos que entre enero y septiembre de 2023) y el margen fue del 3,9% (0,7 puntos porcentuales menos que el mismo periodo del año anterior). Pese a esta contracción, el margen de Seat sigue siendo superior al de la marca Volkswagen, que se sitúa alrededor del 2%. Volkswagen está ahora inmersa en un proceso de recortes que implica el cierre de tres fábricas en Alemania y bajadas de sueldos.

Todo ello pese a que las entregas totales de Seat aumentaron un 7,7%, hasta las 422.100 unidades (179.100 coches entregados de la marca Cupra, un 5,3% más, y 242.900 coches entregados de la marca Seat, un 9,6% más). Es decir, que se venden más coches que antes, pero se saca menos rendimiento e ingresos de cada uno de ellos. Esto se explica por el entorno competitivo, que obliga a mejorar las ofertas —aunque en el caso del Cupra Tavascan la compañía decidió no reducir el precio para no entorpecer el tirón de su lanzamiento este año— y porque en el contexto económico actual, los clientes optan por los productos más asequibles: algunos de los coches más vendidos son los que se sitúan en un rango de precio más bajo, como el Seat Ibiza (82.300 coches entregados en estos nueve primeros meses del año) y el Seat Arona (72.600 coches entregados). En el caso de la marca Cupra, el Formentor se sitúa como el coche más vendido de toda la compañía (85.800 unidades), y el Cupra Born alcanza las 29.600 entregas.

En un mensaje en su cuenta de LinkedIn, Griffiths ha expresado su preocupación por el desarrollo del sector: “Los resultados que acabamos de presentar solo son una primera muestra de ese riesgo al que nos enfrentamos. La baja demanda del coche eléctrico, sumada a la falta de compromiso de los representantes políticos en el impulso de políticas de concienciación, los incentivos fiscales y la infraestructura de carga han hecho que solo el 13% de los coches vendidos en Europa este año sean eléctricos. Y en España apenas alcanzamos el 5%”, ha apuntado Griffiths, quien también ha criticado “la inacción o el proteccionismo mal entendido” en la imposición de aranceles por parte de la Unión Europea.

Sobre la firma

Josep Catà Figuls
Es redactor de Economía en EL PAÍS. Cubre información sobre empresas, relaciones laborales y desigualdades. Ha desarrollado su carrera en la redacción de Barcelona. Licenciado en Filología por la Universidad de Barcelona y Máster de Periodismo UAM - El País.
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