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La banca y los bonistas piden relegar a los Amodio de la gestión para salvar OHLA

Los acreedores reclaman un consejero delegado con experiencia y desligado de los inversores mexicanos y la compañía consigue de momento retrasar el pago de un cupón

Los hermanos Luis y Mauricio Amodio, presidente y vicepresidente de OHLA, respectivamente.
Los hermanos Luis y Mauricio Amodio, presidente y vicepresidente de OHLA, respectivamente.FERNANDO VILLAR
Álvaro Bayón

Los acreedores de OHLA piden que sus actuales primeros accionistas, los Amodio, den un paso atrás en la gestión de la compañía. Tanto la banca, con líneas de avales por 500 millones, como los dueños de los 480 millones en bonos reclaman, como condición sine qua non para refinanciar la compañía, que la empresa nombre a un nuevo consejero delegado, ajeno a la familia mexicana, y con experiencia en la construcción, así como designar un consejo con mayoría de independientes.

OHLA busca en estos momentos su enésimo balón de oxígeno que trate de encarrilar el futuro. Todo depende durante estos días de unas complejas negociaciones a cuatro bandas: sus actuales accionistas (capitaneados por la familia mexicana Amodio), los nuevos socios que entrarían en una ampliación de capital, la banca y los bonistas. El objetivo es encontrar una nueva estructura de capital que permita a la compañía, de un lado, refinanciar el pasivo, con 240 millones en deuda cotizada que vencen el año próximo.

El esquema que proponen los bonistas pasa porque la compañía encuentre nuevos accionistas que inyecten unos 150 millones en una ampliación de capital. Esta transacción avanza gracias al acuerdo de la compañía con un grupo de nuevos inversores, capitaneado por José Elías Navarro, máximo accionista de Audax Renovables, junto al fondo español Inveready, que aportarán unos 50 millones. El empresario mexicano Andrés Holzer aportará otros 25 millones y los Amodio 25 millones más para no perder su peso en el capital. Sin embargo, la ampliación de capital pende aún de que los inversores minoritarios aporten los 50 millones restantes para alcanzar los 150 millones —en caso contrario la banca y los bonistas reclaman que los actuales accionistas hagan un esfuerzo mayor— y de que la empresa y la banca y los bonistas logren un acuerdo. Por el momento, la compañía ha convocado una junta extraordinaria de accionistas para el próximo 21 de octubre para dar luz verde a la ampliación.

Los bonistas plantean que esos 150 millones se utilicen para repagar la deuda, junto a otros 160 millones de caja que son prenda de las líneas de avales otorgadas por las entidades financieras. A cambio, se comprometen a extender el vencimiento de la otra emisión de bonos, que expira el año próximo, unos cuatro años, pero con un interés muy superior al actual, del 12%. Houlihan Lokey representa a la compañía en esta negociación, mientras que los bonistas van de la mano de PJT Partners.

Esta solución necesita el sí de la banca y aún está lejos. Las entidades financieras opinan que esta salida les exige asumir más riesgo, mientras que los bonistas verían repagada buena parte de su deuda. Además, cualquier solución por OHLA requeriría que la banca extendiese nuevas líneas de avales, por un importe de unos 300 millones. Sin ellas, la constructora no podría optar a nuevas concesiones y su operativa diaria quedaría dañada de muerte.

Para abrir el grifo los bancos ponen dos condiciones. La primera es que al menos el 50% de esta nueva línea de avales cuente con un blindaje público otorgado por Cesce. La otra condición es también compartida por los dueños de los bonos y se trata de buscar un giro en el timón en la gestión de la compañía.

Desde 2020, cuando rescataron la compañía, los dos hermanos Amodio entraron al consejo de administración como presidente y vicepresidente ejecutivos. Los acreedores piden ahora que den un paso al lado. Consideran que, viviendo a caballo entre Madrid y México DF, su dedicación a la compañía no es suficiente para enderezar el rumbo, ni cuentan con la experiencia suficiente en el mundo de la construcción.

Los Amodio, conscientes de este rechazo, han propuesto nombrar como consejero delegado a Tomás Ruiz, actual director general de la compañía, según publicó El Confidencial. Esta figura tampoco es del gusto de los acreedores, que consideran que tampoco tiene una trayectoria en el sector ni es independiente a los mexicanos. Plantean, en su lugar, la búsqueda de un ejecutivo con experiencia en construcción e independientes, así como un mayor peso de los consejeros no ligados a los accionistas. No obstante, la compañía llevará a la próxima junta el nombramiento de Tomás Ruiz como consejero. En el caso de que toda esta operación estalle por los aires, el plan B para OHLA pasa por una recapitalización de la deuda, que haría a los acreedores los dueños del grupo constructor.

El primer momento clave llegará en estos días. Ayer jueves expiraba el plazo para que los bonistas le perdonasen, por el momento, el pago del cupón de sus bonos durante el tiempo en el que se extiendan las negociaciones. Esta misma mañana, la compañía ha comunicado a la CNMV que retrasa el pago del cupón. El nuevo plazo se extiende del 15 de septiembre hasta el 4 de octubre.

La compañía sí ha conseguido desprenderse del 25% del Centro Hospitalario Universitario Montreal a KKR, por el que ha percibido unos 40 millones. Esto le facilita, al menos, afrontar el primer vencimiento de deuda, un préstamo bancario de otros 40 millones que firmó con aval del ICO y que expira antes de finales de año.



Sobre la firma

Álvaro Bayón
Redactor de la sección de empresas especializado en operaciones corporativas, banca de inversión y capital riesgo. Graduado en Estudios Hispánicos por la Universidad Autónoma de Madrid y Máster en Periodismo UAM-El País, ha desarrollado toda su carrera en Cinco Días, donde trabaja desde 2016.
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