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Digi: el gigante rumano del multimillonario sin rostro que irrumpió en España con precios de derribo

La operadora de moda fue fundada por Zoltán Teszári, un empresario esquivo que aprovechó las posibilidades de extender la televisión e internet en su país tras la caída del comunismo

Tienda de Digi en Murcia.
Tienda de Digi en Murcia.Edu Botella (Europa Press)

Digi, la ‘teleco’ de moda en España con 7,5 millones de clientes que acaba de presentar resultados récord, transita entre la aureola misteriosa que rodea al hombre que está detrás de la operadora de telefonía rumana y la exitosa receta low cost que la ha convertido en un gigante del sector. El proyecto surgió de la mano de Zoltán Teszári, un inversor nacido en 1970 y de ascendencia húngara que se volcó en la industria de las telecomunicaciones tras la caída del comunismo en 1989.

Su historia podría ser perfectamente un best-seller o un guion de una película que narraría cómo un joven proveniente de una familia humilde logra construir un imperio. En su juventud, practicó el judo de manera semiprofesional en el club Dinamo de Bucarest -entidad conocida por su vinculación con la entonces Securitate, el temible servicio secreto-, pero el derrocamiento del régimen totalitario cambió las tornas por completo. Su estancia en la capital le sirvió para granjearse la confianza y consolidar su relación de amistad con Marius Vizer, otro empresario rumano, máximo responsable de la Federación Internacional de Judo y amigo próximo del presidente ruso, Vladimir Putin.

De carácter discreto y austero hasta el paroxismo, Teszári siempre ha preferido mantener un perfil bajo hasta el punto de que se le conoce en el país de la Europa del Este como el “multimillonario sin rostro”. Según cuentan algunos de sus allegados a los medios rumanos, no habla con la prensa ni con los propios directivos de la compañía. Incluso, no responde al teléfono a sus más cercanos sino que él mismo devuelve la llamada. Tampoco se encuentran fotos de él en público.

Las semillas de esta especie de Ryanair del sector de las telecomunicaciones se originaron con Romanian Cable System (RCS) en 1994, una pequeña operadora de cable y Romanian Data Systems (RDS), especializada en transmisión de datos e Internet, cuatro años más tarde. Antes, en 1992, había constituido TVS holding Brasov, otra empresa dedicada al servicio de cable.

Ya, en 2005, unió las operaciones de las entidades bajo el nombre RCS&RDS, aunque operaban como una sola unidad mucho antes. Esta decisión se tomó con el fin de mejorar la utilización de las infraestructuras y reducir los costes operacionales. Pero esta fusión proporcionó al mercado un paquete inédito en Rumania: teléfono, internet y televisión a través del mismo cable, lo que transformó a la operadora en un competidor potente. Su ascenso alcanzó tal punto que llegó a rechazar una oferta de compra por parte de Deutsche Telekom por valor de unos 1.000 millones de dólares.

Pero el sueño de Teszári pasa por llevar a su compañía a ser uno de los principales operadores de Europa, no a convertirse simplemente en un hombre rico. Para ello, llegó a fundar un año antes Digi TV, germen de la actual empresa. En la actualidad, Teszari ostenta el 60% de la empresa, cuya compañía matriz del grupo es Digi Communications NV, con sede en los Países Bajos y que cotiza en la Bolsa de Bucarest desde 2017.

El magnate descubrió pronto que existía un enorme potencial en el sector de las telecomunicaciones después de la revolución rumana, al observar el hambre de un pueblo deseoso de consumir televisión, casi inexistente durante la dictadura. Las adquisiciones, que efectuó con extrema rapidez, lo condujeron a posicionarse inmediatamente como un actor importante en este campo que ya comenzaba a diversificarse y evolucionar tecnológicamente: desde cable y telefonía fija hasta internet y datos móviles.

Despegue audiovisual

Su entrada al mercado se llevó a cabo mediante una campaña de marketing agresiva en los medios convencionales -radio y televisión- a través de la cual lanzaba ofertas de precios más bajos, de hasta un 20% menos, -y que perduran hasta hoy en día- con el propósito de luchar por un nicho que lo estaba ocupando colosos como Orange y Vodafone. “Llegó a acaparar un segmento relevante del mercado mediante dumping, que solo se podía sostener con una cohorte de préstamos por parte de bancos”, asegura un periodista de un importante medio económico rumano, que prefiere mantenerse en el anonimato.

Digi empezó su expansión a Hungría en 1998 y a Eslovaquia un año más tarde antes de aterrizar en España (2008) e Italia, donde residen más de dos millones de ciudadanos rumanos entre ambos países, siempre con una estrategia de bajos precios y gracias a la financiación bancaria que no ha cejado de aumentar. Sin embargo, el desembarco en la Bolsa no estuvo exento de polémica. En 2018, pocos meses después de que se estrenara en el parqué, la Autoridad de Supervisión Financiera (ASEF) de Rumania comunicó una investigación sobre las inversiones de fondos privados de pensiones llevadas a cabo en acciones de la compañía.

El anuncio del regulador llegó tras unas declaraciones del asesor económico de la primera ministra, Darius Valcov, que cuestionó la cotización de Digi Communications al sugerir que por entonces sus deudas eran más altas que los activos. La empresa negó las afirmaciones de Valcov alegando que formaban parte de una campaña de difamación en su contra. Inmediatamente, la compañía publicó el informe semestral para mostrar que contaba con activos de 1.510 millones de euros, mientras que las deudas ascendían a los 1.360 millones de euros.

En Rumania, la célebre marca RCS&RDS pasará a la historia en breve. Desde este mismo mes, el segundo operador del país de la Europa del Este, por detrás de Orange, se llamará Digi como en España, con el fin de unificar el nombre. La compañía, que contribuyó a las arcas públicas rumanas con casi 221 millones de euros el año pasado, siempre ha expresado su orgullo de ser rumana como muestra el hecho de cotizar en la Bolsa de Bucarest.

La marcha de Digi de Hungría, uno de sus principales bastiones, sorprendió. En medios magiares y rumanos se publicaron informaciones de que el primer ministro húngaro, Viktor Orbán, se habría enojado con Teszáris por haber influido en las elecciones en el país y que le habría dado un ultimátum para salir. El empresario rumano acabó vendiendo en 2021 la filial húngara por 625 millones de euros a una compañía cercana a Orbán, una suma que se consideró generosa. “Con este dinero, probablemente pretende intensificar la presencia en el mercado de telecomunicaciones español y monopolizar el rumano”, recalca el periodista especializado en economía.

El foco geográfico de la compañía ha cambiado radicalmente en los últimos años. Su expansión ya no es por el Este, sino todo lo contrario, justo en el lado más occidental de Europa, en la Península Ibérica. España ya representa el 40% de sus ingresos y amenaza con desbancar a la propia Rumanía como mercado principal. Y acaba de comprarle el negocio en Portugal a MásMóvil (Nowo).

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