Cupra pone en marcha su segunda fase de crecimiento
La compañía hermana de Seat inicia el lanzamiento de su segunda oleada de vehículos y crea una compañía independiente de diseño
Cupra nació hace seis años, ha vendido 600.000 coches desde entonces y ha llevado hasta cotas desconocidas la rentabilidad de su casa matriz, Seat. La compañía prepara ahora su segunda fase de crecimiento, cuyo prólogo ha vivido con su primera noche de gala este lunes en Madrid, donde ha mostrado la nueva versión de dos de sus coches, el León y el Formentor. Son solo el arranque. Después llegarán, este mismo año, el Tavascán y el Terramar, y ya a finales de año o principios de 2026 lanzarán el Raval, el que cubrirá la franja más baja de todo su catálogo. El presidente de la compañía, Wayne Griffiths, ha señalado en un encuentro con periodistas que el lanzamiento de esos nuevos productos y su rentabilidad van a permitir ejecutar las inversiones de 1.000 millones que la empresa hace cada año y lograr el objetivo de una rentabilidad del 5% (ahora está en el 4,4%).
“Tenemos que priorizar la producción de Cupra”, ha señalado en un mensaje que cuadra con el discurso de los últimos años de la compañía, que ha relegado a un segundo plano a Seat por su menor rentabilidad, que ni tiene desde hace años nuevos vehículos en cartera ni puede dar el salto a los coches eléctricos -“hacer coches eléctricos pequeños es difícil todavía”, ha afirmado Griffiths, quien ha abierto la puerta a que pueda entrar en ese segmento “cuando sea rentable”-. De hecho, la compañía ha anunciado hoy la creación de una nueva sociedad, Cupra Design, que supone un escalón más de autonomía para la marca. A través de ella, Cupra prevé entrar en otro tipo de productos -a través de colaboraciones o con su propio equipo de diseñadores- más allá de los coches, aunque estará dirigido por su diseñador jefe, Jorge Díaz.
La compañía, que cerró el pasado año con 250.000 vehículos, sigue con su objetivo de alcanzar el medio millón de cupras a partir de 2026, cuando haya completado toda la línea de producto, aunque el “empujón tremendo” a ese aumento se dará este año (llevan un alza del 21% en el primer trimestre), con los nuevos coches. “Mucha gente está esperando un Tavascán [el coche más grande de Cupra] y el Terramar va a ser una bomba, estoy seguro”, ha dicho un optimista Griffiths que ha llegado incluso a afirmar: “Se va a vender más de lo que vamos a producir”. El directivo, sin embargo, no ha mostrado ningún temor sobre esa posibilidad, aunque ha fiado la resolución a la “flexibilidad” del grupo, porque ha dicho que no iba a permitir que sus clientes tengan que esperar seis meses para tener sus coches, como sucedió con la crisis de los semiconductores que asoló las fábricas del motor de todo el mundo tras la crisis sanitaria.
En ese sentido, el problema que tiene la marca es que solo dos de sus vehículos se producen en Barcelona (el León y el Formentor, hasta que en 2025 se pueda a empezar a prefabricar el Raval), ya que el resto se fabrican en instalaciones europeas de Volkswagen y el Tavascán saldrá de una fábrica de China, donde también se venderá. Ha afirmado que en Barcelona solo hay margen de aumentos de producción si se abren más turnos de fin de semana, si bien no ha querido afirmar que la mejora de las ventas que prevé vaya a suponer más empleo. “El crecimiento va a proteger la plantilla”, ha dicho, asegurando que la producción está asegurada hasta 2030. Después, ha dicho, “necesitaremos una segunda plataforma”.
Sobre China, Griffiths, que también es el presidente de la patronal Anfac, ha dicho desconocer si la importación de los coches desde el gigante asiático pueda tener repercursiones, después de la investigación que la Unión Europea ha abierto para ver si los vehículos made in China se beneficiaban de ayudas del Gobierno. “El proteccionismo no es la solución”, ha dicho ante la duda sobre cuáles serán las conclusiones de la investigación, “la reacción en Europa debería ser cómo tenemos que ser competitivos con China y con Estados Unidos”.
La puesta de largo del nuevo Formentor no es trivial. Fue el primer modelo diseñado para Cupra, es el modelo más vendido dentro de su segmento, ha recibido numerosos premios de los especialistas y se ha convertido de momento en el coche franquicia de Cupra, habiendo vendido 120.000 unidades desde su lanzamiento en 2020. Consciente de que ha sido un puntal para el meteórico crecimiento de la marca hermana de Seat, la compañía ha querido darle un nuevo brío antes de que aparezcan en el mercado sus nuevas novedades. De hecho, su puesta a la venta supone entrar en un segmento muy goloso para el mercado: un híbrido de 150 caballos de potencia que podrá lucir etiqueta ECO.
El Terramar (híbrido) y el Tavascán (eléctrico) suponen entrar en una nueva dimensión de tamaño, también para ampliar el mercado hacia Estados Unidos en el que Cupra quiere desembarcar al final de la década. Y el Cupra Raval, que será el modelo más pequeño de la enseña, es otro símbolo para los trabajadores de Martorell: sale de una plataforma encargada, impulsada y diseñada desde Barcelona y que servirá para otras dos marcas del grupo, Volkswagen y Skoda. Y se ensamblará en las plantas de Martorell (Seat) y de Pamplona (Volkswagen).
En estos momentos en los que los nuevos coches están viendo la luz y la fábrica de Martorell está en obras para producir vehículos eléctricos, la gran preocupación de Griffiths es conseguir que las ventas de los vehículos a batería crezcan. “Lo que nos preocupa no es tener la fábrica, sino vender los coches”, ha afirmado, otra vez crítico con la falta de impulso de la infraestructura de recarga y con el mal funcionamiento de las ayudas MOVES para comprar coches eléctricos.
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