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Naturgy, la cotizada menos cotizada del Ibex

La mínima liquidez penaliza el desempeño bursátil de la gasista, que se deja la quinta parte de su valor en lo que va de año. La bajada del gas también la penaliza

Ignacio Fariza
La sede de Naturgy, en Madrid.
La sede de Naturgy, en Madrid.RAFA MARTIN

Naturgy se asoma a un balcón extraño para una empresa de su porte. La tercera mayor energética de España ha pasado, en un abrir y cerrar de ojos, de ser una de las empresas más valiosas del Ibex 35 a un discreto segundo plano, en la parte media de la tabla. La reciente caída bursátil ha vuelto a poner el foco sobre el gran talón de Aquiles del que fuera uno de los valores estrella en las carteras que buscan rentabilidad y tranquilidad: la concentración del capital en muy pocas manos, con un porcentaje de acciones cotizando en Bolsa ínfimo para una compañía que capitaliza casi 20.000 millones de euros y que el año pasado ganó casi 2.000.

Las alarmas se encendieron a principios de febrero en la sede de la antigua Gas Natural Fenosa, en la madrileña avenida de América. Morgan Stanley Capital International (MSCI, quizá el conjunto de índices financieros más relevante del mundo) excluía a la empresa que preside Francisco Reynés de su icónica cesta, obligando a decenas de fondos de inversión indexados a salirse del capital de la energética. La zancadilla bursátil de este movimiento ha sido de aúpa: desde entonces, su acción ha pasado de más de 27 a 21 euros, habiendo llegado a caer hasta los 19. Las pérdidas anuales rondan la quinta parte de su valor.

Naturgy tiene hoy apenas el 13% de sus acciones cotizando libremente en Bolsa, menos que ninguna otra empresa de su tamaño. Y este bajo capital flotante ha elevado la preocupación del regulador, la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV), por sus efectos sobre la liquidez y la profundidad del mercado. “La falta de liquidez es una realidad desde hace un tiempo. La salida de Repsol [en 2018, cuando la petrolera puso fin a 27 años como accionista de referencia de la gasista y eléctrica] condujo a una gran reestructuración del accionariado. Y lo que ocurre ahora es que tiene cuatro accionistas con intereses muy distintos entre sí”, resume Sonia Ruiz de Garibay, analista de Mirabaud Asset Management que sigue el día a día del valor. “Algo tiene que ocurrir en el capital: que los accionistas que llevan tiempo queriendo salir lo hagan... Oportunidades de ganar han tenido, pero no han dado el paso cuando la acción estaba más alta”.

Pocos dueños

“Para lo bueno y para lo malo, tener un free float tan bajo hace que los movimientos, al alza o a la baja, sean más agresivos. Desde la OPA parcial de IFM, es un valor que se mueve mucho menos por fundamentales que por otras cosas”, desliza Virginia Romero, analista del Banco Sabadell. Si Naturgy sigue cotizando a día de hoy, dice, “se debe a que era una de las condiciones impuestas en la OPA de IFM por parte del Gobierno”.

En los últimos tiempos, tanto GIP —hoy a la espera de lo que diga su nuevo dueño, BlackRock— como, sobre todo, CVC, han tratado de buscar una salida honrosa y rentable para su notable posición en Naturgy: algo más de 4.000 millones, respectivamente. Su salida resolvería de un plumazo los problemas de baja liquidez en el capital, pero no es sencilla: vender al precio actual implicaría para ambos, que entraron a 19 euros por título, una plusvalía mínima (dividendos al margen). Sobre todo, si se compara con lo que se habrían embolsado de haber salido del accionariado en el verano de 2022, en plena crisis energética, cuando la energética llegó a rozar los 30 euros.

Es la pescadilla que se muerde la cola: los grandes accionistas no quieren vender a este precio y, hasta que no vendan, no aumentará la liquidez. “Son varios los accionistas importantes de Naturgy a los que no les importaría salir… Pero a estos precios no pueden”, apunta Fernando García, responsable de análisis de utilities europeas de RBC Capital Markets. Tanto en el caso de CVC como en el de GIP, “la estrategia más clara para salirse con rentabilidad era Géminis”, completa García en referencia al proyecto fallido de segregación en dos empresas independientes: una para los negocios regulados y otra para los que operan en mercados liberalizados.

Prácticamente descartada la ampliación de capital, cabrían otras dos opciones: “Que los accionistas actuales se decidan a comprar el 100% de la compañía y la saquen de Bolsa, aunque no creo que suceda, o que se vayan vendiendo partes de la compañía para que los accionistas reciban rentabilidad vía dividendo”, esboza el analista de RBC. Ahí, dice, es donde se enmarca el intento de venta de su cartera de renovables en Australia. “Lo que está claro es que, aunque el valor sigue moviendo alrededor de 20 millones de euros al día, que no está nada mal, la baja liquidez antes no suscitaba dudas y ahora sí”.

Fuerte bajada del gas

Con todo, el telón de fondo de la reciente caída en Bolsa va más allá de la liquidez. “Su desempeño operativo, de beneficios, que ha sido muy bueno en los dos últimos años, está empeorando. Aunque la salida del MSCI ha sido el elemento más disruptivo, pero el mercado también está viendo que los resultados van a ser peores a partir de ahora”, apunta Ruiz de Garibay. Detrás de este cambio de tendencia emerge, sobre todo, un factor: el giro radical que ha dado el mercado gasista europeo, donde el megavatio hora ha pasado de costar 300 euros —precisamente en aquel verano de 2022 en el que se rebasaron todos los límites de lo imaginable— a poco más de 20.

“El capital flotante y la liquidez son importantes, pero la razón principal por la que Naturgy está cayendo es que, con el gas en máximos, la actividad de compraventa de gas era muy rentable y ahora ya no lo es”, señala García. Con muchos contratos, relata, la empresa “ya está perdiendo dinero”. “El caso más claro es el de Argelia, referenciado al precio del petróleo y que ya está en niveles superiores a los del mercado ibérico del gas [Mibgas]”.

Ligera subida, a golpe de especulación

En las últimas sesiones, Naturgy parece haber puesto coto a la mala racha en Bolsa. El miércoles pasado, el mercado acogió positivamente el resultado de la última junta, de alto voltaje y en la que el primer accionista (Criteria) acudió al rescate de la cúpula al hacer frente al voto negativo del cuarto (el fondo australiano de pensiones IFM). Esta semana, la mera mención en el blog financiero Betaville, sin detalles, de un potencial interés de una firma del Golfo fue suficiente para que la acción recuperase el umbral de los 20 euros. Con el estirón de este viernes, también quedan atrás los 21. El primer alivio en bastante tiempo.

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Sobre la firma

Ignacio Fariza
Es redactor de la sección de Economía de EL PAÍS. Ha trabajado en las delegaciones del diario en Bruselas y Ciudad de México. Estudió Económicas y Periodismo en la Universidad Carlos III, y el Máster de Periodismo de EL PAÍS y la Universidad Autónoma de Madrid.
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