Dia persigue la vuelta a la rentabilidad en 2024 tras desprenderse de todos sus lastres
Las ventas de Clarel y del negocio portugués ponen fin al proceso iniciado en 2019
Dia pondrá a prueba en 2024 su capacidad para generar beneficios tras cinco años de reestructuración, culminada el pasado año con la desinversión de los últimos lastres que mantenía en su balance. La compañía de supermercados no consigue un beneficio neto consolidado desde 2017, el ejercicio previo a la crisis financiera que la mantuvo al borde de la quiebra, y que provocó ...
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Dia pondrá a prueba en 2024 su capacidad para generar beneficios tras cinco años de reestructuración, culminada el pasado año con la desinversión de los últimos lastres que mantenía en su balance. La compañía de supermercados no consigue un beneficio neto consolidado desde 2017, el ejercicio previo a la crisis financiera que la mantuvo al borde de la quiebra, y que provocó su venta a Letterone en 2019. En los cinco ejercicios completos transcurridos entre 2018 y 2022, Dia acumuló unas pérdidas de 1.900 millones.
A punto de cumplirse cinco años del cambio en la propiedad, el ejercicio recién iniciado se presenta como la verdadera prueba de fuego para la compañía que dirige Martin Tolcachir. El consejero delegado, en el puesto desde el verano de 2022, ha cerrado en el último año tres operaciones clave para culminar el proceso de transformación. La primera, la venta de 233 supermercados del antiguo formato La Plaza a Alcampo, que se culminó en junio del año pasado y que permitió la entrada en caja de más de 200 millones de euros.
Poco después, Dia confirmó un acuerdo, también con el grupo Auchan, para deshacerse de su negocio portugués, donde contaba con cerca de 500 establecimientos. Su escasa aportación a la rentabilidad del grupo, y su poco margen de crecimiento, hizo que la actividad en el país vecino fuese considerada no estratégica, dentro de un proceso de simplificación de su actividad para reducir los costes.
Bajo esa lógica, la compañía retomó la venta de Clarel, su cadena de droguerías, tras dos procesos fallidos. A principios de diciembre, Dia comunicó la venta de la misma, con más de un millar de establecimientos, al grupo colombiano Trinity. A cambio recibirá un máximo de 42,2 millones de euros. En total entre las tres operaciones de desinversión, Dia obtendrá más de 400 millones de euros.
“Queda trabajo por hacer, pero estamos tomando los pasos correctos para alcanzar nuestro objetivo de hacer de Dia una empresa rentable en el corto plazo”, dijo en agosto el propio Tolcachir, tras presentar sus resultados del primer semestre. Estos arrojaron una pérdida neta de 67 millones, la menor de los cuatro últimos ejercicios. “Más que la cuota de mercado, me importa que esta empresa sea rentable. Estamos en ese camino. Hemos sacrificado cuota por ello y era un camino que teníamos que pasar”, dijo el CEO de Dia en España, Ricardo Álvarez, en otoño.
A falta de saber los resultados completos de 2023, los principales ejecutivos de Dia no esconden que 2024 debe ser el año de demostrar que el modelo comercial definido por Letterone en 2019 es rentable. Dia lo inicia con toda su red de tiendas de España y Argentina reformada, y avanzando en el mismo sentido en Brasil. Esta, además, no sufrirá más recortes, y los planes de la compañía pasan por priorizar las aperturas a los cierres.
También deberá demostrar la rentabilidad de una oferta que ha pasado a priorizar la marca blanca: el 55% del surtido de las tiendas de Dia ya son de sus propias enseñas, que generan más ventas, pero también producen menores márgenes.
Y por último, comprobar que la apuesta centrada en la proximidad y conveniencia, renunciando a los establecimientos de mayor formato, es la fórmula idónea para competir con gigantes como Mercadona, Carrefour o Lidl.
El cambio de presidente, signo de una nueva era
Un movimiento que refleja el final del ciclo de la reestructuración de Dia es el relevo en la presidencia de su consejo. A finales de septiembre, la compañía anunció la salida de la empresa de Stephan Ducharme, el ejecutivo en el que Letterone confió desde el primer día para reflotar la compañía. Un trabajo que, como el propio Ducharme reconoció en alguna ocasión, se acabaría en el momento en el que se completase el saneamiento y la transformación del grupo. “Tras una fase de redirección y aceleración hacia el crecimiento, hemos pasado a una fase de consolidación del negocio”, dijo el CEO, Martín Tolcachir, al conocerse el movimiento. El sustituto de DuCharme fue Benjamin J. Babcock, desde 2020 director general de finanzas corporativas de Letterone, y que fue nombrado consejero dominical en mayo del año pasado.
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