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El dulce se juega más de 300 millones en la recta final del año con el tirón de la Navidad

Solo turrones y mazapanes se juegan toda su venta en estos días

Lineal de un supermercado Dia con dulces dirigidos a la campaña navideña.
Lineal de un supermercado Dia con dulces dirigidos a la campaña navideña.
Javier García Ropero

El sector del dulce atraviesa durante este mes de diciembre unas fechas clave para decantar el balance económico del año. Solo con la venta de turrones y mazapanes se juega un mínimo de 300 millones de euros, cifra que crece si se suman el resto de categorías y que también experimentan “un pico” de demanda: los bombones que se venden durante estos días, por ejemplo, suponen una quinta parte de las ventas de todo el chocolate del año.

Así lo explican la presidenta de Produlce, Olga Martínez, y su secretario general, Rubén Moreno. La asociación representa al 85% del sector, tanto pequeñas empresas como las principales multinacionales. La actividad movió 6.757 millones de facturación en 2022, un 12% más que en 2021, pero con unos volúmenes comercializados que se mantuvieron en los mismos niveles del año anterior.

Perspectivas

Un estancamiento que continúa en 2023, como explica Olga Martínez. “Necesitamos empujar los volúmenes. La idea es que en los próximos años su crecimiento vaya de la mano del incremento en valor”, indica. La inflación explica el crecimiento de las ventas en valor, pero también la nula evolución de los volúmenes por el retroceso del gasto.

“La recta final del año es crucial en determinados productos”, apunta Rubén Martínez. “Turrones, mazapanes, chocolates, tienen un pico muy alto. Somos optimistas para ir en la línea de un crecimiento equilibrado entre volumen y valor, pero habrá que esperar al cierre del año”. En principio, el sector espera concluirlo con un crecimiento de entre el 2% y el 3% en valor, y con un ligero avance también en volúmenes. “Se da la paradoja que, en estos tiempos de incertidumbre, desde la pandemia el consumidor se rige por el carpe diem, y sigue dándose momentos de disfrute”, añade.

La crisis inflacionaria ha dejado varios efectos en este sector. El primero, como en otros tantos del sector alimentario, el del auge de la marca blanca. “Nuestro sector es más marquista que otros, pero también tiende a crecer. Pero es la innovación que hacen las marcas la que hace crecer la categoría”, defiende Rubén Moreno.

El otro efecto es el relativo a los costes de producción. Primero, el shock por la crisis del aceite de girasol tras el inicio de la guerra en Ucrania; la energía, o materias primas como el azúcar, en cotizaciones históricamente alta. “Todos son factores ajenos a nosotros. Hemos aprendido a ser más autónomos como país en cuanto a las materias primas. Pero tuvimos momentos muy críticos”, dice la presidenta de Produlce, que habla de un escenario actual más estable en el aceite de girasol, pero aún con alta inflación en azúcar o cacao. “Hacemos encaje de bolillos. El objetivo siempre es repercutirlo mínimamente para seguir siendo competitivos”, añade Olga Martínez, que suma factores como el impuesto al plástico o la fiscalidad a las bebidas azucaradas o edulcoradas.

En este punto, el sector pide mayor colaboración publico privada para “ordenar” la regulación. “Las hay europeas, nacionales, autonómicas, locales... Entre todas, no ayudan”, apunta, defendiendo también la labor de reducción de azúcares del sector: “Las empresas se han comprometido mejorar las composiciones. Lo que no soluciona el problema de la obesidad es la fiscalidad”,añade Olga Martínez.

Casi 2.000 millones en exportaciones

La exportación es una vía de negocio creciente para el sector español del dulce. En 2022, las ventas al exterior rozaron los 2.000 millones de euros, casi el 29% de la facturación total del sector. Una cifra que significó un crecimiento del 23% respecto al año anteiror. En volumen, el incremento fue del 5%, y se destinó a exportación el 40% de lo producido. “Tenemos una gran capacidad exportadora, y eso también nos ayuda a mantenernos en el mercado interior”, explica la presidenta de Produlce, Olga Martínez. Francia, Portugal y EE UU son los principales países importadores de dulce español. En el último caso, sobre todo de caramelos y chicles. “Tienen que ser mercados cercanos porque las producciones son cortas”, explica Martínez. Marruecos también genera una demanda significativa de bollería y chocolate, y países como Argelia e Israel también aparecen en el mapa. 

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Sobre la firma

Javier García Ropero
Redactor de la sección de empresas, especializado en distribución, gran consumo y economía del deporte. Licenciado en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid y Especialista en información económica de la UIMP. Desarrolla su carrera en CincoDías desde 2011 tras haber pasado por El Mundo y Vocento.
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