Escribano eleva hasta el 8% su participación en Indra y se convierte en su segundo accionista

El valor de la operación rondaría los 118 millones. La empresa de defensa y seguridad no descarta subir hasta el 10%

Ángel y Javier Escribano, presidente y CEO de Escribano.

Escribano, la compañía de innovación y tecnología de defensa y seguridad, ha elevado su participación en Indra hasta alcanzar el 8% para reforzarse en el sector de defensa. La empresa, que ya era el segundo socio industrial de Indra tras la compra del 3,4% de sus acciones el pasado mes de mayo y que tenía la intención de seguir creciendo dentro de la cotizada, incrementa así en un 4,6% adicional su posición.

El valor actual de mercado de esta participación ronda los 118 millones de euros y el de su 8% los 205 millones. A lo largo del último mes, la acción de Indra se ha revalorizado casi un 10%, alcanzando una capitalización de 2.565 millones de euros. En el año, sus títulos se han disparado un 34%. Las recientes subidas han podido estar motivadas en buena medida por las compras realizadas por grupos inversores como Escribano.

Esta compañía se coloca como segundo accionista de Indra. Solo es superada por la Sociedad Española de Participaciones Industriales (SEPI), con un 28% del capital (aunque en la CNMV aún se refleja un 25,16%). Detrás están Fidelity Management Research, que cuenta con un 7,88%; Amber Capital (el fondo británico fundado por Joseph Oughourlian, máximo accionista del grupo PRISA, editor de CincoDías y El País), con un 7,24%, y Sapa, que con el 5% ha sido superado como socio industrial más relevante.

Escribano, que podría reclamar un puesto en el consejo de administración de Indra, ha asegurado que “se trata de una operación de inversión estratégica” que tiene como finalidad consolidar su posición empresarial, “fomentando la creación de nuevas tecnologías, el desarrollo de nuevas capacidades y la creación de empleo cualificado en toda la geografía española”.

La compañía ha añadido que la operación contribuirá al desarrollo de los programas de defensa actuales y futuros en los que Escribano trabaja tanto para el mercado internacional como nacional. Es el caso de su reciente implantación en Córdoba, localidad en la que va a invertir 20 millones para la producción de nuevas tecnologías de munición inteligente y lanzacohetes con la consecuente creación de más de 200 nuevos puestos de trabajo directos de alta cualificación.

Indra, que el pasado mayo nombró a José Vicente de los Mozos como nuevo consejero delegado, “agradece la confianza” de Escribano y destaca que se trata de “un accionista que apuesta a largo plazo por la compañía, lo cual nos da estabilidad”. El movimiento podría contribuir a garantizar la paz accionarial en Indra tras la crisis de 2022, que llevó a la destitución de la mayoría del consejo, y acelerar en el plan de esta por convertirse en la multinacional española de referencia en defensa y tecnología”.

Escribano, que no descarta elevar su participación en Indra hasta el 10%, ya explicó cuando tomó el 3,4% por 65 millones que su decisión de invertir en esta compañía obedecía a “una clara apuesta por la solidez de la industria española de Defensa, un sector puntero y estratégico para el desarrollo socioeconómico de nuestro país, con el que Escribano tiene un fuerte compromiso y en el que quiere aportar su experiencia”.

El movimiento se produce en plena efervescencia del sector de defensa. En España, el presupuesto del Ministerio de Defensa registró en 2023 un incremento histórico -un 26% más que en 2022-, hasta alcanzar 12.827 millones. Según una información publicada por CincoDías la semana pasada, España gasta en torno al 1,3% del PIB en defensa, pero el compromiso de los socios de la OTAN es alcanzar el 2%, una meta que hoy sólo cumplen siete de los 30 miembros de la alianza: Grecia, Estados Unidos, Lituania, Polonia, Reino Unido, Estonia y Letonia. Así que el recorrido es largo.

Fuentes del sector aseguran que con esta operación Escribano “se refuerza como socio clave del Gobierno –­con el que tiene una buena relación– para controlar Indra y convertir a esta empresa en “un nuevo gigante del sector de defensa”. Escribano fue fundada en 1989 como un taller de mecanizados y hoy presume de tener un crecimiento rentable que ronda el 35% de media anual en los últimos 10 años. Todo “gracias a la integración vertical de sus capacidades de fabricación y a la incorporación de las áreas de ingeniería”, un hito que, según la empresa, supuso que la plantilla pasase de tener 80 profesionales en 2010 a más de 750 hoy.

En la actualidad, Escribano exporta a más de 25 países y tiene previsto cerrar 2023 con una facturación de 120 millones de euros. Su crecimiento, según detalló, ha venido marcado por su férrea apuesta por la inversión en innovación e I+D+i, que alcanza el 68% de su resultado de explotación (13 millones de euros en 2022) y que ha tenido un incremento del 126% en los últimos dos años. La empresa ha invertido más de 77 millones de euros en empresas españolas en los últimos tres años.

El grupo de defensa está controlado al 50% por Ángel y Javier Escribano, ambos hermanos ocupan los cargos de presidente y consejero delegado, respectivamente. Hasta enero de 2022 el fondo soberano de Omán (SGRF) controlaba el 32,18% de su capital, pero la compañía hizo una recompra por un importe de 34 millones con el apoyo de un crédito sindicado liderado por el Santander.

Escribano ha emitido un comunicado dando a conocer la operación, pero no ha revelado cómo la ha financiado. A cierre de su ejercicio de 2022, el grupo de defensa contaba con 44 millones de euros de caja y un crédito sindicado de 24,3 millones pendientes de devolver a entidades de crédito.

La empresa asegura que mantiene su estrategia de crear nuevas capacidades tecnológicas con soberanía nacional, apostando por la colaboración industrial mediante consorcios y contribuyendo al crecimiento de la industria española. Este jueves, y según publicó Infodefensa, el Ministerio de Defensa español ha adjudicado a la UTE formada por Indra y Escribano el desarrollo de un arma láser antidron por 11 millones para incorporar a las fragatas F-110.


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