Telefónica llega a su Día del Inversor marcada por la presión de SEPI y STC
La posible ruptura del ‘statu quo’ del capital de Telefónica llega en un momento decisivo. La teleco debe aclarar en su Día del Inversor sus planes en España, Latam, Reino Unido y Tech
El statu quo de Telefónica está cerca de cambiar de forma drástica. En un contexto de profunda agitación del sector, la Sociedad Estatal de Participaciones Industriales (SEPI) está estudiando la posible compra de una participación en la teleco mientras el Gobierno asegura defender el “interés estratégico” de la compañía. Una alternativa sin predecentes en las últimas décadas y que llega dos meses después de que Saudi T...
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El statu quo de Telefónica está cerca de cambiar de forma drástica. En un contexto de profunda agitación del sector, la Sociedad Estatal de Participaciones Industriales (SEPI) está estudiando la posible compra de una participación en la teleco mientras el Gobierno asegura defender el “interés estratégico” de la compañía. Una alternativa sin predecentes en las últimas décadas y que llega dos meses después de que Saudi Telecom (STC), controlada por el fondo soberano de Arabia Saudí, irrumpiera en el capital con la compra del 9,9%. La operación, valorada en 2.100 millones de euros que convierte al grupo en el primer accionista, por delante de BBVA y CaixaBank, pero que necesita del visto bueno del Gobierno para completarse.
Los movimientos llegan en un momento decisivo para el presidente de Telefónica, José María Álvarez-Pallete. Presionado por la caída del precio de la acción, que cotiza por debajo de los 4 euros, se enfrentará al juicio del mercado en el Día del Inversor que se celebrará el próximo miércoles 8 de noviembre, el primero desde 2012 (al margen de los realizados por las filiales de Brasil y Alemania), y en el que se presentará el nuevo plan estratégico del grupo.
Hasta el momento, Telefónica ha mantenido un perfil muy bajo. En su único pronunciamiento, realizado pocas horas después del anuncio del grupo saudí, la teleco aseguró que tomaba “nota de la aproximación amistosa de STC y de su apoyo al equipo directivo, a la estrategia de Telefónica y a su capacidad para crear valor”. Tras la confirmación de la SEPI, Telefónica no ha querido hacer comentarios.
Durante el evento, no obstante, las dos transacciones, que aún no están cerradas (condicionada la de STC a la luz verde oficial), acapararán buena parte de la atención de los inversores. Si el Estado regresa al capital con la SEPI, tras su salida en 1997, con la compra de un 5%, y si STC se consolida como primer accionista, se abrirá la puerta a posibles cambios. Tanto SEPI como STC podrán pedir presencia en el consejo de administración y alterar el juego de equilibrios en la cúpula de la firma. Sobre el sector capea la experiencia de Vodafone: la teleco de Emiratos Árabes Unidos se convirtió en el primer accionista en 2022 con un 14% del capital, y acabó siendo clave en la presión que forzó la salida del CEO, Nick Read. No obstante, la normativa española es mucho más proteccionista con firmas estratégicas que la británica.
Operaciones
Las incertidumbres no están sólo en torno al capital. Distintas fuentes del sector coinciden en que Pallete deberá responder a los inversores sobre cuestiones esenciales para el futuro inmediato de Telefónica en el ámbito de las recientes operaciones en el mercado español. “La caja generada en España es esencial para el dividendo de Telefónica”, señalan fuentes del mercado. Este año, la teleco pagará 0,30 euros por acción en efectivo, con un desembolso superior a 1.700 millones de euros.
Una de las claves se refiere a la respuesta de la actual operadora dominante a la fusión de dos de sus tres competidores, Orange y MásMóvil, y al aumento de la competencia. La transacción cambia radicalmente el escenario, porque la joint venture se convertirá en el primer operador en España en clientes de móvil y banda ancha. “La situación es inédita para Telefónica, que siempre ha sido líder en España”, dicen fuentes del sector. El marco competitivo también cambia con la compra de Vodafone España por Zegona, que ha situado la pugna con Digi, gran agitador del mercado en los últimos años, entre los ejes de su estrategia.
La fusión de Orange y MásMóvil, que Pallete defendió que debía ser aprobada sin condiciones, tiene una derivada mayorista. Si Digi se adjudica los activos sobrantes, como espectro para tener su propia red móvil, amenazaría a los contratos mayoristas que tiene con Telefónica. En Alemania, la compañía acaba de perder, como cliente mayorista, al operador móvil virtual 1&1, que ha optado por irse con Vodafone.
Además, las miradas se centran en el plan de bajas, que puede afectar a un máximo de 5.000 empleados.
“La caja generada en España es esencial para el dividendo de Telefónica”, señalan fuentes del mercado. Este año, la teleco pagará 0,30 euros por acción en efectivo, con un desembolso superior a 1.700 millones de euros.
Una segunda cuestión es qué va a pasar con Latinoamérica, donde el grupo ha tenido que hacer frente a crisis como la generada en Perú, además de tener que operar en países hiperinflacionarios como Argentina o Venezuela. En el plan estratégico anunciado en 2019, que incluyó la creación de Hispam, se apuntó a la venta de filiales, o bien, a la entrada de inversores, para reducir la exposición. “Se ha ejecutado muy poco de este plan. Sólo se han vendido participaciones de los nuevos vehículos de fibra en Perú, Colombia o Chile que, por otra parte, eran activos interesantes”, dice un analista que sigue a la compañía desde hace muchos años.
Otra cuestión clave se centra en Virgin Media O2, la joint venture británica creada en 2021, y repartida al 50% entre Telefónica y Liberty Global. El periodo de bloqueo de venta de acciones para los socios termina en junio de 2024, al cumplirse el tercer año desde el cierre de la fusión. Tal y como piden algunos inversores, Telefónica deberá aclarar si va a vender o comprar para ser el socio mayoritario de Virgin Media O2, que ya está proporcionando a Telefónica más de 1.000 millones de euros al año en dividendos.
Salida a Bolsa
En su acuerdo, Telefónica y Liberty establecieron la vía para una OPV de la compañía a partir de 2024, con lo que ambas tendrán derecho a iniciar este proceso. En la OPV, que buscaría maximizar el valor de la acción como primera prioridad, los socios tendrían derecho a vender títulos.
Ninguno se ha pronunciado si bien Telefónica ha tenido siempre más vocación de socio industrial que Liberty, cuyo perfil es más financiero, con compras y ventas de activos para generar caja con la que financiar sus planes de recompras de acciones. Si Telefónica pasara a ser socio mayoritario, podría verse obligada a consolidar Virgin Media O2 en sus cuentas, con el consiguiente impacto en la deuda. Históricamente, Pallete ha considerado siempre a Reino Unido como un mercado en el que la empresa debe estar.
La cuarta incógnita es si Telefónica va a vender participaciones en filiales como Tech, tal y como figuraba en el anterior plan estratégico. Estas operaciones serían decisivas para aflorar un valor que no está recogido en las acciones de la propia operadora española. Desde su creación en 2019, el grupo ha optado por la estrategia de engordar este negocio, vinculado a la ciberseguridad, el cloud, el internet de las cosas y el big data, con múltiples adquisiciones en España, Reino Unido, Alemania y Brasil, con un desembolso total superior a 1.000 millones de euros. En las últimas semanas, Telefónica, que ha vendido una participación de su filial británica de torres compartida con Liberty, ha vuelto a poner sobre la mesa esta opción.
El próximo miércoles habrá más respuestas.
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