¿Inversión pública en Telefónica? Los países europeos que conservan parte de sus grandes telecos
Alemania, Italia o Francia son algunas de las naciones que ostentan participaciones en sus compañías insignia de las comunicaciones
Casi dos meses después de la irrupción de la saudí STC en el accionariado de Telefónica, la Sociedad Estatal de Participaciones Industriales (SEPI) ha puesto sobre la mesa la posibilidad de devolver parte del capital de la teleco a manos públicas. En un hecho relevante remitido a la CNMV, la SEPI ha indicado que está “monitorizando la situación de Telefónica” y que “está llevando a cabo un análisis exploratorio interno relativo a una eventual adquisición de una participación accionarial en dicha compañía”. De confirmarse, la inversión supondría el regreso del Estado español al accionariado de la teleco por primera vez desde 1997, cuando fue privatizada completamente bajo el Gobierno de José María Aznar. Un vistazo al accionariado de varias de las mayores empresas de este sector en el Viejo Continente basta para corroborar que, en el caso de que se produjera finalmente, el movimiento de la SEPI no sería algo fuera de lo común. Varios Estados europeos están presentes en sus máximos exponentes de la telecomunicación a golpe de paquetes de acciones en manos públicas, tal y como ahora está planteando la SEPI.
En el caso de Deutsche Telekom, el Estado alemán conserva un 30,46% de la empresa a través de dos participaciones, una bajo el banco alemán para el desarrollo y otra directamente atribuida al Gobierno. En Orange, Francia tiene alrededor del 23% de los títulos. Tanto en Deutsche como en Orange, el Estado tiene sus consejeros e influye en el rumbo de ambas compañías desde el órgano directivo. Por su parte, en Telecom Italia, la titularidad pública alcanza el 9,81% de la compañía. En los países nórdicos los Gobiernos también han optado por la vía de la presencia directa. Así, el Estado sueco posee el 41% de Telia, el noruego, más de un 54% de Telenor y el finés, el 10% de Elisa OYJ gracias a su vehículo de inversión estatal Solidium. Más al sur, Suiza (50,95% de Swisscom) o Austria (28,42% de Telekom Austria, siendo el segundo mayor accionista) son otros ejemplos.
Otros países como Reino Unido, Países Bajos, Bélgica, Dinamarca, Irlanda, Polonia, Eslovaquia o Hungría no están presentes en el accionariado de las empresas de telecomunicación que un día fueron públicas. En ocasiones, pasaron a ser propiedad de otros gigantes del sector europeos. Es el caso de Eslovaquia o Hungría, que terminaron en poder de Deutsche Telekom o de la polaca TPSA, que fue adquirida por Orange. El resto quedaron divididas, con destacadas presencias de empresas o fondos estadounidenses en algunos de los casos.
Mención aparte merecen KPN o BT, ya que tanto la neerlandesa como la británica, ambas en manos privadas y con grandes participaciones de firmas extranjeras, tuvieron estrechas relaciones con Telefónica. En el año 1999, Telefónica estuvo a punto de fusionarse con KPN, pero finalmente, el plan no salió adelante. Por su parte, el abandono de BT de su filial O2 en una reestructuración propiciaría en 2006 que Telefónica adquiriera la firma que hoy le vale de marca en diferentes países europeos.
KPN es además un caso paradigmático del poder que puede llegar a tener la oposición local cuando una firma de otro país intenta entrar en una empresa de telecomunicación sin la venia. América Móvil, la empresa de Carlos Slim, trató de hacerse con el control de KPN en mayo de 2012 comprando el 30% de las acciones. América Móvil se encontró con el bloqueo de la Fundación KPN, que decidió ejercer la opción de emitir acciones preferentes que le otorgaban la mayoría del capital. Finalmente, Slim terminó por retirar su intento de adquisición de la neerlandesa para, posteriormente, poner su vista en Telekom Austria, de la que en la actualidad posee el 51%.
Aunque no es lo más común, no es la primera vez que una empresa o fondo soberano procedente de la región de Oriente Medio toma posiciones destacadas en las empresas de telecomunicación europeas. En concreto, ocurrió con Vodafone, donde Emirates Telekom es el mayor accionista con un 14,57% de la cotizada. Independientemente de los pasos que de la SEPI, la penúltima palabra sobre STC en Telefónica la tendrá el Gobierno, ya que la operación necesita su visto bueno. El fondo saudí tiene el 4,9% de la empresa española y opta a un 5% adicional vía derivados. Sobre el 4,9% el Gobierno apenas puede hacer nada, pero para rebasar ese umbral STC necesita la luz verde oficial.
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