Los fabricantes de flota para Renfe temen que los sobrecostes exijan provisiones
Ineco concluye la fórmula para reequilibrar los contratos, pero los plazos aprietan a los proveedores
La tensión está subiendo con el paso de los días entre los cuadros directivos de CAF, Alstom, Stadler y Talgo. Esperan con urgencia noticias del Gobierno con una solución a la desviación de los costes de fabricación de 436 trenes y 50 locomotoras para Renfe, además de la remodelación de otras 57 unidades, con un presupuesto total de adjudicación de 4.510 millones (5.235 millones si se incluyen los acuerdos de mantenimiento).
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La tensión está subiendo con el paso de los días entre los cuadros directivos de CAF, Alstom, Stadler y Talgo. Esperan con urgencia noticias del Gobierno con una solución a la desviación de los costes de fabricación de 436 trenes y 50 locomotoras para Renfe, además de la remodelación de otras 57 unidades, con un presupuesto total de adjudicación de 4.510 millones (5.235 millones si se incluyen los acuerdos de mantenimiento).
La fórmula de reequilibrio ya ha sido diseñada por la ingeniería pública Ineco, y Renfe, explican fuentes cercanas al proceso, se prepara para su evaluación. La incógnita para los fabricantes es si el remedio llegará a tiempo para evitar provisiones millonarias en sus cuentas de este 2023.
El macroprograma de renovación de la flota de Renfe comenzó a adjudicarse en 2020 y aún ha habido pedidos este año. Esta carga de trabajo fue esencial para mantener la actividad en las fábricas durante la pandemia, pero la invasión rusa de Ucrania y el alza en los precios de las materias primas han acabado estrangulando a unas adjudicatarias que basaron sus ofertas en precios de 2019 en lo que toca a materiales como el acero, aluminio, cobre o los componentes electrónicos. El grado de avance en las líneas de producción se acerca a una media del 40% al 50%, según fuentes de las empresas implicadas, y se esperan reequilibrios por un máximo del 20% en los presupuestos ejecutados hasta ahora. Quedarán excluidos los incrementos salariales o en la factura de la luz.
El problema para las firmas industriales es que sus contratos no incluían fórmula alguna de actualización de precios. Cualquier compensación por la inflación, que está siendo demandada desde hace más de 18 meses, será, por tanto, una medida extraordinaria concedida por el Gobierno. El andamiaje regulatorio se incluyó en la nueva Ley del Sector Ferroviario, con lo que el Ejecutivo busca garantizarse las entregas en tiempo y forma para la modernización de la oferta de Renfe.
En concreto, se incluyó una disposición adicional a la Ley 26/2022, de 19 de diciembre, protegiendo de sobrecostes la producción del material rodante destinado a las obligaciones de servicio público (OSP). Se abría la posibilidad, de este modo, de reconocer el lastre de la inflación en los pedidos de Renfe, de igual modo que hizo el Ministerio de Transportes con los contratos de obra pública.
Una vez que la fórmula de reequilibrio sea admitida por el operador ferroviario, las proveedoras de trenes dibujan aún un horizonte de incertidumbre a corto plazo: “Es probable que tanto el mecanismo como la cifra resultante tengan que pasar por Hacienda, Abogacía e Intervención General de la Administración del Estado, la Comisión Delegada de Asuntos Económicos y el Consejo de Ministros”. El vehículo previsto para activar la fórmula es el de la orden ministerial, como sucedió con la cesta de materiales que autorizó Hacienda para contemplar el incremento de costes a efectos de una revisión excepcional de precios en los contratos de obras. Los fabricantes dudan de la duración de los trámites y se ven abocados a provisionar.
Cada empresa calculó sus desviaciones y propuso entre los pasados febrero y marzo su propia fórmula de reequilibrio. La disparidad de criterios hizo que Renfe encargara a Ineco el diseño de un mecanismo de estabilización de los contratos. Meses después se espera la aprobación de la fórmula y la cuantía de las compensaciones, que Renfe abordaría, previsiblemente, a través de un incremento de las compensaciones que recibe por la prestación de las obligaciones de servicio público.
Encargos históricos para renovar las Cercanías
Presupuestos. Alstom tiene un pedido de 152 trenes de gran capacidad para Cercanías por 1.447 millones, incluido el mantenimiento durante 15 años, el suministro de piezas, el almacén de los repuestos y sus utillajes. A CAF le fueron confiados 31 trenes de ancho métrico, 6 alpinos, 60 trenes eléctricos de Media Distancia y 29 de Cercanías por un montante superior a los 1.000 millones. Y Stadler debe entregar 59 unidades de Cercanías por 988 millones. El pedido a Talgo, por último, es de 40 cabezas motrices, por 281 millones, para crear nuevas composiciones de alta velocidad.
Años de sequía. Las últimas inversiones de Renfe en flota, más allá de los 30 trenes de alta velocidad pedidos a Talgo, se remontan al periodo 2005-2007, cuando encargó 289 unidades por un total de 2.000 millones de euros. La renovación acometida ahora colocará a la española en 2026 entre las operadoras europeas con el material rodante más moderno.
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