Saudi Telecom Group: un consejo austero para un grupo en expansión
Los 11 consejeros de la empresa árabe cobran algo más de 100.000 euros por su trabajo en la tecnológica. El año pasado aprobaron una ampliación de capital de 7.500 millones
La primera línea del discurso con el que el presidente de la empresa saudí STC Group se dirigió a los accionistas en la junta que la empresa celebró en 2022 no deja lugar a dudas de qué y quién inspira al dueño de la sociedad. Así comenzó: “In the name of Allah; the Most Gracious, the Most Merciful” (en el nombre de Alá, el más misericordioso, el más compasivo).
Fue este mismo presidente, aconsejado por su consejero delegado, Olayan Mohammed Alwetaid, junto al resto del consejo de administración, quienes decidieron dar luz verde a la adquisición del 9,9% del capital de Telefónica, desvelada el pasado martes tras el cierre del mercado.
Un audaz movimiento que ha hecho temblar los cimientos de la operadora y que ha puesto al Gobierno en estado de alerta hasta que queden claras y meridianas las intenciones de la empresa saudí o se establezcan los pertinentes límites a la entrada de una sociedad estatal extranjera en una empresa estratégica y por demás privatizada.
En este consejo de administración se sientan 11 consejeros, entre ellos dos mujeres, con un mandato renovado en 2021 por tres años de duración. De los 11, la citada memoria califica a cuatro como independientes y el resto dominicales. El Estado tiene dos tercios del capital.
Su organización, como órgano colegiado de dirección de la empresa, resistiría perfectamente una comparación con cualquier empresa occidental. Cinco miembros del consejo componen el comité ejecutivo y cuentan con un comité de nombramientos y retribuciones, otro de riesgos, auditoria e inversiones.
Pero lo que verdaderamente llama la atención es, en contra de lo que inicialmente podría pensarse en una empresa saudí controlada por el fondo soberano PIF, la relativa austeridad de la retribución con la que remuneran sus trabajos.
Retribuciones
Según el documento citado, disponible en la página web de la compañía, todos los miembros del consejo recibieron en 2022 un total de 200.000 riales, al cambio poco menos que 50.000 euros. Una cantidad que se complementa con otros 200.000 riales, en virtud de la pertenencia a alguno de los comités del consejo de administración, a la que se añade una prima por asistencia a cada una de las reuniones.
Cierto que el presidente de STC no parece estar necesitado. Tiene tratamiento de alteza real y complementa su trabajo en la empresa de telecomunicaciones estatal con la presidencia de Al Faisaliah, un grupo empresarial saudí diversificado en alimentación electrónica y salud, ademas de ostentar la presidencia desde 2011 del consejo de administración de JP Morgan Saudi Arabia.
La memoria que se entregó con ocasión de la junta de accionistas del pasado año también precisa el dinero con el que la empresa retribuyó en total a sus cinco ejecutivos. Detalla que se embolsaron 58 millones de riales (14,4 millones de euros), de ellos 18,8 millones totalizan la retribución fija y el resto lo recibieron bajo el epígrafe de distintas formas de pago variable.
Pero el punto estrella de la citada junta fue el que mejor puede ilustrar el músculo financiero con el que se desenvuelve la entidad saudí. El consejo propuso y los accionistas aprobaron una ampliación de capital de 30.000 millones de riales (unos 7.500 millones de euros al cambio actual), que supuso elevar los recuros propios de la entidad hasta ese momento un 150%.
No se hizo porque necesitase dinero para cubrir algún desequilibrio patrimonial; el orden del día de la junta aseguraba que “el objetivo del aumento es apoyar a STC en la realización de su estrategia de crecimiento y expansión, así como en maximizar el rendimiento de sus accionistas mediante el aumento y la diversificación de las inversiones y aprovechando las oportunidades de crecimiento previstas en el sector de las telecomunicaciones y la tecnología”.
No obstante, la operación no implicó el desembolso de fondos externos, sino que el aumento se cerró a través de la capitalización de los beneficios acumulados de la entidad. De este modo, los accionistas (el primero, el reino saudí) recibieron 1,5 acciones de nuevas por cada antigua.
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