El ‘forensic’ de BBVA no procesó ni analizó los datos de Torres ni de su ‘mano derecha’

La investigación interna de PwC solo examinó de manera exhaustiva los correos y archivos de 18 directivos

El presidente del BBVA, Carlos Torres, durante la última Junta General de Accionistas, el pasado mes de marzo.Miguel Toña (EFE)

Los correos, archivos y datos del presidente de BBVA, Carlos Torres, y del que fuera su hombre de confianza durante años en el banco, Ricardo Forcano, no constan en su integridad en el sumario del caso Villarejo. Así se desprende del forensic que la auditora PwC realizó en 2019 por encargo de la entidad financiera, en el que los datos del máximo cargo y su ‘mano derecha’, desde su etapa anterior en Endesa, no fueron examinados en su totalidad, como sí ocurrió con los de otros directivos que dependían orgánicamente de ellos.

Esta investigación interna, realizada para depurar responsabilidades por los trabajos de espionaje y consultoría que el comisario jubilado José Manuel Villarejo realizó durante 13 años para la entidad, y a la que tuvo acceso CincoDías, se centró en 71 directivos y ex directivos de BBVA. En dicho listado se encuentran Carlos Torres y Ricardo Forcano, si bien sus correos no fueron ni “procesados” ni “analizados”. Esto quiere decir que los archivos que fueron “copiados” de sus dispositivos no fueron cruzados con las palabras claves establecidas por el despacho de abogados Garrigues -que monitoreó el forensic-, ni se examinaron para poder extraer conclusiones sobre si tuvieron algún tipo de intervención en la contratación de Cenyt, el entramado empresarial de Villarejo, y en el pago de facturas, que en total ascendió a 10,3 millones de euros.

En la información que BBVA aportó a la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV), así como al juez de la Audiencia Nacional Manuel García Castellón, que ya en 2019 le otorgó la condición de investigada en el caso Villarejo como persona jurídica, la entidad subrayó que el forensic constata que “no hay ningún tipo de implicación de ninguno de los actuales miembros del consejo de administración, ni del actual presidente ejecutivo de la entidad, ni se ha comprobado la comisión de actividades delictivas por parte del banco”.

En un escrito remitido al juez instructor, el banco defendió que “la correspondencia que Torres mantuvo por correo electrónico con los investigados en este procedimiento y con el resto de custodios sí ha sido analizada del mismo modo y con las mismas keywords que la de cualquier otro empleado”. Asimismo, recordó que la investigación interna se incorporó al sumario del caso y fue revisado por la Policía. “Si Torres tuviera algún tipo de relación con los hechos investigados ¿no lo habría puesto de manifiesto ya la Unidad de Asuntos Internos (UAI) en su revisión?”, añadió.

En efecto, como apuntó el banco, los correos de Torres y Forcano sí fueron objeto de examen, pero, según recalcan a este diario fuentes jurídicas cercanas a este proceso judicial, se trata de aquellos que fueron intercambiados con alguno de los 18 directivos del banco cuyos datos fueron procesados y analizados en la macroinvestigación interna, y que además están imputados en la Audiencia Nacional. No tuvo un análisis tan exhaustivo, sin embargo, las conversaciones que pudieran mantener entre ellos o con terceros.

Clave en el caso Villarejo

El forensic es uno de los puntos clave del denominado caso BBVA, que enfila su recta final. Los 2,3 millones de hits (evidencias) que se han entregado a la Audiencia Nacional han sido puestos a disposición de las acusaciones particulares y defensas, que están revisándolos con lupa para armar sus estrategias legales y achacar toda la responsabilidad de los espionajes de Villarejo al banco.

Entre estas evidencias se encuentran también los datos de Juan Asúa, el asesor principal de Torres y que, al principio, estuvo al frente de la investigación interna que se encargó a PwC, pese a que, según indicó en su declaración como investigado, solo tuvo un conocimiento “superficial” de la misma. Las fuentes jurídicas consultadas destacan que sus correos son de importancia en la causa por su cercanía al presidente, si bien no han sido aportados al sumario. Según se desprende del informe de PwC, sus datos fueron procesados pero no analizados.

Por otro lado, las fuentes consultadas destacan varias coincidencias entre Torres y alguno de los investigados o testigos. En esta línea, resaltan que el presidente de BBVA nunca ha sido llamado a declarar. Antes de que llegara a la Presidencia del banco en 2018, Torres ocupó el cargo de consejero delegado, a partir de 2015, siendo ésta la última etapa de contratación de Villarejo, que se extendió hasta 2017, aunque en el sumario constan trabajos de un socio del comisario, Antonio Bonilla, a través de su empresa Anbycol, como posible continuación de los trabajos del agente encubierto ya en prisión. Previamente, el puesto de número dos en el organigrama del banco fue ocupado por el investigado Ángel Cano. Asimismo, su predecesor fue Ignacio Goirigolzarri (actual presidente de CaixaBank), que compareció ante el juez como testigo.

Para más comparaciones, fuentes jurídicas e internas de la entidad apuntan que Cano, antes de que se convirtiera en CEO, dirigía el área de Recursos Humanos, una responsabilidad que llegó a Torres como consejero delegado, ya que de él dependía el área de Talent & Culture, que engloba dicho departamento, y que, entre 2016 y 2018, pasó a manos de Forcano. Esto tiene relevancia porque la sección de Seguridad, donde se dieron los primeros contratos con Cenyt y que estaba dirigida por uno de los principales imputados, Julio Corrochano, dependía jerárquicamente de Recursos Humanos.

Nota interna

De hecho, esta relación jerárquica fue puesta de manifiesto por la jefa de los servicios jurídicos de BBVA, María Jesús Arribas, en una “nota sobre la ampliación de investigación en el proyecto Teca”, como se bautizó la investigación interna sobre la “facturación, contabilización y pago de los servicios prestados por Cenyt a BBVA”. Este documento, con fecha del 14 de enero de 2019, consultado por CincoDías, fue remitido al departamento que inició la investigación, Auditoría Interna, en una fase muy preliminar, pocos días después de que saltaran las primeras noticias sobre la relación de BBVA con el comisario jubilado, para establecer un listado sobre las personas cuyos archivos debían ser “analizados”.

Dicha lista se realizó en base a dos criterios: algún tipo de intervención en la contratación o pago de facturas a Cenyt o acceso a los informes que elaboró Villarejo; o la “línea jerárquica completa de reporte (no sólo reporte directo de JC durante su época de empleado del banco”. Con estas iniciales se hacía referencia a Julio Corrochano, que por entonces era el único trabajador del banco investigado en la Audiencia Nacional. Así, de acuerdo al organigrama del banco, se seleccionaron 18 personas, entre los que aparecen Carlos Torres, Ricardo Forcano, Juan Ignacio Apoita (ex director de Recursos Humanos entre 2006 y 2015), Vicente Rodero (jefe de redes de País) y Goirigolzarri.

Posterior a la elaboración de este documento, el banco decidió contratar a PwC. Tal y como se puede comprobar en el forensic, ninguno de los correos de los cinco directivos antes mencionados fueron procesados ni analizados. El auditor encargado de este trabajo explicó ante el juez que solo revisó la documentación que se le entregó para tal cometido.

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