Intel confirma su fábrica de chips en Alemania: 30.000 millones de inversión con 10.000 millones en subsidios
Representará la mayor inversión hecha jamás por una empresa extranjera en Alemania
Tras meses con el objetivo en mente y una ley desarrollada ex profeso para ello después, la Unión Europea ha logrado este lunes cumplir de forma oficial una de sus metas: seducir a un gigante del mercado de chips para que produzca en su territorio. Intel ha confirmado que invertirá 30.000 millones de euros en la construcción de dos plantas de fabricación de chips de última tecnología en el seno de la ciudad de Magdeburgo, Alemania. El acuerdo, que representará la mayor inversión realizada nunca por una empresa privada extranjera en la principal economía europea, ha sido bienvenido por el canciller alemán Olaf Scholz, quién ha asegurado que “el entendimiento al que hemos llegado hoy es un paso importante para que Alemania se convierta en un polo de producción de alta tecnología y para nuestra resiliencia”.
Pero el “paso importante” al que se ha referido el canciller no ha salido precisamente barato. Pese a que solo hace una semana Alemania se resistía a subir de los 6.800 millones de euros en subvenciones de dinero público que inicialmente se habían apalabrado con Intel, finalmente, tras la argumentación de la empresa sobre el aumento de costes, el Gobierno alemán ha cedido y ha puesto sobre la mesa cerca de 10.000 millones de euros en subvenciones, según han desvelado a Reuters fuentes cercanas a las negociaciones. El acuerdo, que generó una gran polémica por la elevada cantidad de dinero público que incluye, será una parte fundamental para lograr la meta que la Unión Europea fijó en su Ley de Chips, fabricar dentro de las fronteras comunitarias el 20% de la producción mundial de este componente. El objetivo es depender menos de Asia.
En una carrera mundial con pocos precedentes que se vio espoleada con la escasez de semiconductores que llegó con la pandemia, países como Estados Unidos, Corea del Sur o China se han afanado por regar de subvenciones a estos fabricantes con el fin de que elijan sus naciones para instalarse. En el caso de EE UU, la ley de chips estadounidense impulsada por Joe Biden prevé la inyección de 52.000 millones de dólares de dinero público para la industria de los semiconductores. En la Unión, la ley levantaba la mano con las ayudas estatales a las empresas, algo inusual en un organismo supranacional que históricamente las ha considerado competencia desleal.
El consejero delegado de Intel, Paul Gelsinger, ha trasladado su agradecimiento al Gobierno alemán y al Estado de Sajonia-Anhalt, donde se encuentra Magdeburgo, por “hacer posible la visión de una vibrante, sostenible y puntera industria de semiconductores en Alemania y en la Unión Europea”. Bajo el mandato de Gelsinger Intel ha estado invirtiendo miles de millones en la construcción de plantas de producción de chips en EE UU, Asia y ahora Europa con el fin de recuperar la dominancia que ha perdido en el mercado de chips a favor de rivales como AMD, Nvidia o Samsung. Los 30.000 millones de euros de Alemania representan una gran parte de su plan de invertir 80.000 millones de euros en la UE a lo largo de 10 años.
La confirmación de la planta de Magdeburgo es la tercera gran inversión que Intel desvela en cuestión de días. El viernes, comunicó que dedicará más de 4.200 millones de euros a crear una fábrica de procesadores en Polonia. En esa ocasión, no trascendió la cuantía de la subvención que tuvo que aportar el Gobierno polaco para convencer a la empresa estadounidense. Tampoco trascendió la cifra en el caso de Israel, nación que desveló el domingo que Intel destinará 25.000 millones a construir otra planta allí.
Una vez que las subvenciones reciban el visto bueno de la Comisión, la planta de Magdeburgo tardará entre 4 y 5 años en empezar a producir. En la construcción de las instalaciones, Intel prevé la creación de 7.000 empleos, a los que se sumarían 3.000 puestos de trabajo de alta tecnología. Frente a las acusaciones de que cada puesto de trabajo ha costado al contribuyente alemán un millón de euros, Intel defiende que “se crearán decenas de miles de empleos en diferentes industrias”, dice el fabricante, según Reuters.
Más allá de la megaplanta de Alemania, Intel desglosó que levantaría otra fábrica en Italia, un nuevo centro de I+D en Francia y otros proyectos en Irlanda, Italia, Polonia y España. La fábrica de Italia estaría valorada en unos 5.000 millones de euros de inversión. En el caso de España, la última inversión anunciada por la empresa fueron los 200 millones de euros que aportará a lo largo de 10 años para la creación de un laboratorio pionero de diseño de microchips de la multinacional tecnológica.
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