La familia Grífols cede todo el poder ejecutivo a Thomas Glanzmann
El ejecutivo sueco, presidente de la compañía, asume también el cargo de consejero delegado, que abandonan Víctor Grífols Deu y Raimon Grífols
La familia Grífols, que ya dejó la presidencia en manos de una persona externa a la saga, cede más poder en Grifols. El directivo sueco Thomas Glanzmann, quien ejerce como presidente ejecutivo desde finales de febrero de este laboratorio cotizado en el Ibex 35, se convertirá de forma inmediata en consejero delegado de la compañía farmacéutica. Raimon Grífols, de la tercera generación familiar, y Víctor Grífols Deu, de la cuarta, abandonan de este modo el cargo que compartían de consejeros delegados solidarios, según comunicó este lunes la compañía a la CNMV.
Estos cambios se enmarcan dentro de la situación de reorganización y plan de ahorro del fabricante de hemoderivados, además del intento de convencer a los inversores de la recuperación del negocio, en una compañía que se ha dejado casi el 70% de su valor bursátil desde el inicio de la pandemia de Covid-19.
Los dos ejecutivos de la familia Grífols seguirán siendo miembros del consejo de administración. Además, mantendrán otros roles ejecutivos en la alta dirección. Víctor Grífols Deu se convertirá en el director de operaciones, “centrándose en la gestión del día a día de la empresa”, según un comunicado del laboratorio. Y, por su parte, Raimon Grífols, quien también es vicepresidente de la compañía, asumirá el cargo de director general corporativo, “centrándose en optimizar el valor de las filiales y asociaciones corporativas de Grifols, así como en liderar las principales iniciativas corporativas”.
La compañía explica que estos cambios persiguen el objetivo de “acelerar la ejecución del plan estratégico de Grifols” e igualmente señala que estos nombramientos se enmarcan en el contexto de reestructuración iniciado con la creación de las diferentes unidades de negocio. En febrero de 2023, Grifols anunció un plan de ahorro por 400 millones, así como de mejoras operativas para aumentar su competitividad, reducir costes y mejorar la eficiencia y eficacia organizativa, en el que se anunciaron despidos de 2.300 empleados, la mayor parte en EE UU.
Este movimiento se trata de un nuevo cambio en la cúpula directiva. Víctor Grífols Roura cedió el pasado año su papel de presidente, con el rol de ejecutivo, a Steven F. Mayer. Cuatro meses después, este antiguo directivo del fondo Cerberus dimitió y el consejo de administración de la compañía nombró a Glanzmann en su lugar. Aunque en el segundo escalón permanecían los dos miembros de la familia Grífols como consejeros delegados.
Raimon Grífols y Víctor Grífols Deu , que son tío y sobrino, habían sido elegidos como consejeros delegados en 2015, cuando Víctor Grífols Roura cedió parte de su poder ejecutivo.
Ahora, el fabricante de derivados plasmáticos concentra todo el poder ejecutivo en Glanzmann. Es la primera ocasión en la que nadie de la familia fundadora, que controla alrededor del 30% del capital de esta farmacéutica fundada en Barcelona en 1909, no tiene a uno de sus miembros en el puesto de presidente o en el de CEO.
Glanzmann (Estocolmo, Suecia, 1958) es un veterano directivo de la industria farmacéutica y desde 2006 es consejero de la firma catalana.
“Estoy seguro de que estos cambios nos posicionarán para nuestra próxima etapa de crecimiento y nos ayudarán a lograr los resultados y a acelerar nuestro rendimiento para cumplir con los compromisos con todos nuestros grupos de interés”, comentó Glanzmann en un comunicado.
A la espera de decisiones sobre el negocio
El cambio en la cúpula sucede mientras la familia Grífols siente la presión de los inversores por las dudas sobre la recuperación del negocio tras la pandemia de Covid-19 y por elevado endeudamiento. La compañía tiene el compromiso de reducir la deuda actual desde la ratio de 7,1 veces el ebitda hasta cuatro veces el ebitda. La deuda financiera neta continúa en elevados niveles de 9.193 millones, tras la compra del laboratorio alemán Biotest y la obligación de apuntarse como pasivo la inyección de capital que el fondo soberano de Singapur (GIC) inyectó en una filial en EE UU.
El mercado espera un movimiento en la compañía, que podría ser la inyección de capital de un socio en alguna de las filiales o la venta de algún negocio, como su participación en la china Shanghai RAAS, por ejemplo. De momento, teniendo en cuenta el hundimiento del precio de la acción, la empresa ha descartado una ampliación de capital.
La compañía confía en que la mejora del negocio y, por tanto, del ebitda, también ayude a mejorar esa ratio. De momento, los márgenes del fabricante seguían impactados por “el alto coste por litro de plasma obtenido en 2021 y la mayor parte del 2022 derivada de la alta compensación” a las personas a las que extrae ese componente sanguíneo
Grifols batió su récord de ingresos el pasado año, al alcanzar los 6.064 millones de euros, lo que supone un 22,2% más que el año anterior. Pero esa cifra no sirve al laboratorio catalán para volver a los beneficios de antes de la pandemia, ya que ganó 208 millones, un 10% más, todavía lejos de las cifras de 2019 o 2020, cuando ganaba 625 millones y 618 millones, respectivamente.
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