El viaje europeo de los negocios de Ferrovial, una cuestión de tributación por dividendos
El grupo domicilió su negocio exterior en Reino Unido en 2015, y el Brexit hizo que saltara a Holanda en 2019
La fuerte internacionalización de las constructoras españolas ha tenido en Ferrovial uno de sus máximos exponentes. Fue pionera en Australia con la operación del aeropuerto de Sídney; se consolidó como primera operadora de autopistas en Estados Unidos; litigó con el Gobierno canadiense en defensa de la libertad para establecer tarifas en su autopista 407 ETR de Toronto, considerado el mejor activo concesional del mundo, y se empeñó fuertemente para hacerse con los principales aeropuertos de Reino Unido con la adquisición de BAA. Cada vez fue dependiendo menos de la obra pública española, aunque esta mañana el Ministerio de Economía le recuerda que “se lo debe todo a España”.
Bajo la presidencia de Rafael del Pino, hijo del fundador, Ferrovial ya dio el paso de sacar de España la parte más suculenta del negocio, la actividad internacional. Conocida su predilección por Reino Unido, la sede inicial no podía ser otra que Oxford. En puertas del centro financiero que era Londres, Ferrovial se veía con mayor proyección tanto en Reino Unido como en el siempre prometedor mercado estadounidense, pero el Brexit obligó a un nuevo exilio.
Ferrovial debía mantenerse bajo la jurisdicción de la UE y fue a final de 2018 cuando ejecutó el salto a Países Bajos, eligiendo Ámsterdam como nueva sede de su grupo de negocios internacionales. Por entonces cambiaron de domicilio media docena de sociedades con activos que se acercaban a los 7.000 millones de euros. A día de hoy, la filial holandesa Ferrovial International SE agrupa el 86% de los activos del grupo, según declara Ferrovial.
Allí residen Ferrovial Airports International o Cintra Global, entre otras, como sociedades europeas y sirviendo de paraguas a los negocios en aeropuertos y autopistas. En este sentido, la empresa argumenta que, en materia de dividendos, cualquier beneficio fiscal derivado del cambio de sede social, de Madrid a Ámsterdam, no sería nuevo.
Esta referencia mundial de las infraestructuras explica que busca seguridad jurídica y alta visibilidad ante la comunidad de inversores. Países Bajos tiene una calificación de máxima solvencia, AAA, y su régimen fiscal es un imán para grandes compañías en lo que toca a la repatriación de dividendos por negocios en el resto de mundo, no así en lo que se refiere al impuesto de sociedades, superior al 25%, o a los costes salariales.
Holanda también llamó a Ferrovial años atrás para el asentamiento de filiales emisoras de deuda. Y el propio presidente, Rafael del Pino, utiliza una instrumental holandesa, RIJN Capital BV) como tenedora de la participación del 20,4% en su compañía.
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