El Gobierno debe apoyar un empleo autónomo que se estanca y envejece
El buen comportamiento del empleo durante el año pasado ha permitido al Gobierno sacar pecho sobre la resistencia del mercado laboral español, –que ha creado casi medio millón de empleos, pese a las señales de fatiga con las que se ha cerrado diciembre–y sobre los buenos efectos que ha tenido la reforma laboral en la temporalidad. Pese a ello, hay un capítulo del empleo, integrado por 3,3 millones de trabajadores, que no ha registrado crecimiento en absoluto y que arrastra un problema cada vez más grave de falta de reemplazo generacional. Los autónomos han terminado el año con cinco nuevos trabajadores inscritos como saldo neto interanual en el régimen especial de la Seguridad Social, aunque el último mes del año registraron la pérdida de algo más de 1.200. Es el peor resultado de los últimos diez años y no constituye un buen augurio respecto a cómo puede comportarse este segmento del empleo en un 2023 que estará fuertemente marcado por la desaceleración económica y por una posible recesión técnica en la primera parte del año.
Junto al estancamiento en el empleo, los datos del último ejercicio muestran el preocupante envejecimiento que se registra en el colectivo, con una pérdida de afiliados menores de 40 años de casi 15.000 trabajadores, que se suman a los más de 110.000 que han salido en los últimos cinco años. Por contra, los mayores de 65 años han experimentado un importante crecimiento, 7,2% más que en 2021, no solo por el envejecimiento natural de los afiliados, sino por la necesidad de prolongar la vida laboral ante unas carreras de cotización más precarias y por la entrada de trabajadores maduros que han sido despedidos de sus empresas.
Desde el colectivo se denunciaba ayer que el Gobierno ha “olvidado” a los autónomos en el paquete de medidas para combatir el impacto de la crisis generada por la guerra en Ucrania y que tampoco han recibido una respuesta positiva a su demanda de que se les rebajen las retenciones o los pagos a cuenta como medio para ayudarles a capear la crisis. La última reforma laboral, centrada mayoritariamente en los asalariados, no ha dedicado atención específica a un colectivo que tiene el suficiente peso en el conjunto de la economía española como para justificar una programa específico de apoyo y un plan de creación de empleo juvenil que ayude a garantizar la tasa de reemplazo generacional y a afrontar el futuro.